Así cambia tu pelo cuando empiezas a usar un champú sin sulfatos

Son un ingrediente habitual en la mayoría de productos capilares y, sin embargo, los expertos coinciden en que, lo mejor, es prescindir de ellos en tus lavados.

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En el universo de la cosmética y, más concretamente, en todos aquellos productos dedicados al cuidado del pelo, vivimos en la era ‘sin’. Cada vez más, la tendencia nos lleva a utilizar fórmulas en las que los ingredientes naturales sean los protagonistas y a prescindir de químicos que, aunque se han utilizado tradicionalmente en la industria, su uso parece tener más inconvenientes que ventajas. Y es que, en esta nueva forma de entender la rutina capilar, las siliconas, los parabenos y los sulfatos están en el punto de mira. El uso de estos últimos, es especialmente controvertido, pues son muchos los que apuntan a que, para que el lavado sea efectivo, es necesario que entren en juego.

Pero, para despejar esta duda, lo primero que debemos saber es qué son los sulfatos. Estamos hablando de uno de los surfactantes más eficaces que podemos encontrar, pero también más agresivos (están presentes en casi todos los productos de limpieza). Para que te hagas una idea y puedas identificarlos, son, básicamente, detergentes y, además, los responsables de que se cree la espuma. Por lo tanto, cuanta más espuma haga un champú, mayor concentración de productos químicos tendrá en su composición. En los champús de uso diario su concentración suele ser pequeña, mientas que en el caso de los productos para niños o para cueros cabelludos sensibles, debe ser inexistente para evitar la irritación cutánea y ocular. Esto, como te puedes imaginar, te da una pista de sus efectos. Y es que, los sulfatos pueden producir desde sequedad o picor del cuero cabelludo a caspa; además, con su uso, el cabello se puede hacer menos manejable e, incluso, puedes notar que el pelo se te engrasa con mayor facilidad, ya que el cuero cabelludo se altera para tratar de compensar ese exceso de sequedad. Además, su acción detergente, afecta también a los folículos pilosos, que trabajan para mantener los aceites naturales de nuestra melena, por lo que, su uso también puede hacer que la fibra capilar se vuelva más quebradiza.

Al utilizar un champú libre de este químico, conseguimos, entre otras cosas, una mayor retención de la humedad y la hidratación y, por tanto, un aumento de la resistencia anti-rotura y desprendimiento. Además, tienes menos probabilidades de que se irrite el cuero cabelludo. ¿Otra ventaja? Tu tinte durará mucho más al no estar expuesto a la acción de este ingrediente.

Es necesario hacer una aclaración importante: el hecho de que un champú no tenga sulfatos, no significa que no vaya a limpiar el pelo correctamente, éste contendrá otros agentes detergentes (probablemente más caros) que aunque formarán menos espuma, seguirán siendo efectivos. Eso sí, si te decides a usar un champú sin sulfatos, es importante que tengas en cuenta que también deberías evitar el uso de siliconas en el cabello (especialmente la dimeticona, muy utilizada en cremas de peinado y mascarillas) porque resultan muy difíciles de desincrustar sin contar con este ingrediente.