De la seda al lino: por qué el color blanco se asocia a las altas esferas
La moda siempre ha marcado la historia y han sido signos de clases sociales, aunque también de elegancia.
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La forma de vestir ha supuesto un gran símbolo de estatus desde los anales de la historia. Del mismo modo que en la época victoriana las clases más altas utilizaban corsé bajo enormes vestidos de seda o terciopelo y las más pobres vestían ropajes elaborados por sí mismos en lana; actualmente nos hacemos una idea del grupo social al que pertenece una persona solo con ver qué tipo de ropa lleva. Aunque muchas veces son tan solo prejuicios.
Si bien a día de hoy esto no es así estrictamente, pues es más fácil que podamos tener un mayor acceso a todo tipo de marcas y materiales, siguen manteniéndose algunas características como herencia del pasado. Es el caso de los colores claros, el blanco, el beige o el crema, que históricamente se ha asociado a las altas esferas y aún si vemos a un grupo de personas vestidas de blanco damos por hecho que tienen un estatus más alto. Pero, ¿a qué se debe esto?
La historia del color blanco en la moda
Según el filósofo y sociólogo Georg Simmel, la moda hace que pertenezcamos a un grupo, creando jerarquías que no tienen por qué ser negativas. El uso del blanco se empieza a popularizar tras la revolución francesa, aunque viene de mucho más atrás, de la época griega, cuando este color predominaba en las vestimentas de la población más pudiente. Al mismo tiempo, la revolución industrial del siglo XIX condujo a los trabajadores a optar por prendas más oscuras para ocultar las manchas después de una jornada en la fábrica.
Este es el motivo por el que las clases altas comenzaron a vestir de blanco, para diferenciarse de los trabajadores y demostrar que ellos no tenían necesidad de hacerlo. Otra razón por la que el blanco ha acabado asociándose a las altas esferas fue que tener la ropa impecable era sinónimo de poseer un servicio doméstico que mantuviera así sus vestimentas. También puede observarse en deportes tradicionalmente más elitistas, como el tenis o el golf, por el mismo motivo, por no preocuparse por ensuciarse.
Una evolución literalmente material
Posteriormente empieza a haber distinción entre los llamados 'viejos' y 'nuevos ricos', los que ya nacían en una buena familia y los que se labraban su propio presente. Estos nuevos ricos trataban de mostrarse más modernos, por lo que sus ropas eran mucho más coloridas, elaboradas con textiles muy caros. Por el contrario, los más antiguos ya no tienen la necesidad de demostrar su poder, por lo que utilizan prendas sobrias y, por supuesto, blancas, que se diferencian de otras por utilizar materiales como el lino.
El lino real es muy difícil de mantener intacto, pues se arruga muy fácilmente. Es precisamente esto lo que indica que es lino real, ya que las personas que lo llevan con alguna arruga están indicando de manera subliminal que pueden permitirse este textil de un elevado precio. Con la llegada de los materiales sintéticos todo cambia y por eso el blanco ya no significa riqueza, sino pulcredad y elegancia. Todo heredado del pasado, pues aunque las modas cambien, la historia de la moda no olvida.
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