Georgina Amorós: "Mi familia, mis amigos e ir a terapia me mantienen los pies en la tierra"
Después del éxito de 'Élite', la actriz se ha lanzado a por el mundo del teatro. La pandemia le ha animado a dar este giro profesional, pero también a priorizarse y a usar su altavoz para dar visibilidad a otras mujeres.
Es una de las intérpretes españolas con más proyección internacional, tiene 23 años y las ideas muy claras. En el currículum de Georgina Amorós aparecen títulos como 'Vis a vis' o 'Élite' -la serie que la catapultó a la fama mundial-, pero ahora puedes verla sobre las tablas del María Guerrero, haciendo teatro independiente. Hablamos con ella de feminismo, éxito, redes sociales y moda, mientras luce la colección de Christian Lacroix y Desigual.
'Élite' es un fenómeno mundial, ¿cómo se maneja este éxito?
Yo tuve la suerte de entrar en la segunda temporada y ya sabía dónde me metía; no me enfrenté a la sorpresa que fue para mis compañeros. Pero aún así yo pensaba que no me iba a afectar y que lo podría vivir de una forma más natural y claramente algo así sí que te influye en tu vida, para bien y para mal: de repente te conoce mucha más gente, también más gente de la industria y igual te llegan más oportunidades que antes o igual no… en ese sentido todo cambia mucho pero yo sigo teniendo los mismos amigos que antes y creo que tampoco me ha cambiado tanto en mi día a día.
En Instagram tienes más de 4 millones y medio de seguidores. ¿Te condiciona esta cifra?
Antes era más espontánea y colgaba cualquier cosa y no pasaba nada porque solo lo veían mis amigos y mi familia; ahora me lo tomo con un poco más de responsabilidad y pienso que igual eso puede repercutir en alguien e intento que le influencie de manera positiva; no necesariamente mostrando siempre lo bueno, sino enseñando también cosas más aburridas o los problemas que me preocupan; no para cambiar nada y no para darme tanta importancia, porque no creo que nadie me haga tanto caso, pero si puedo hacer un impacto positivo en alguien al menos lo voy a intentar.
En 2019 cerraste tu perfil de Twitter porque llegaste a recibir amenazas de muerte. ¿Te afectó?
Tampoco usaba demasiado Twitter, solo para ver noticias, y a raíz de salir en ‘Élite’ me di cuenta de que es un sitio donde la gente pone su opinión sin tener en cuenta que hay personas detrás y, como no me hacía ningún bien, me cerré la cuenta. Instagram en cambio lo uso y me gusta, pero cada vez intento estar menos enganchada porque a veces gastamos demasiado tiempo mirando la pantalla en lugar de haciendo cosas más productivas o dedicándoselo a lo que realmente importa.
¿Cómo se mantienen los pies en el suelo llegando a la fama tan joven?
Para mantener los pies en la tierra tengo a muy buenos amigos y a mi familia cerca; alguna vez que se me ha podido ir más la olla se han sentado conmigo y me han hablado. También voy a terapia todas las semanas: me encanta porque me hace estar menos ansiosa, ser más consciente de lo que me rodea y ponerle solución a las cosas antes de que sean un problema real.
Acabas de dar tus primeros pasos en el teatro, ¿qué te ha parecido el paso de una superproducción al directo sobre las tablas?
Justo antes de verano tuve mi primera toma de contacto con el teatro profesional con ‘La gaviota o los hijos de’, una adaptación libre de ‘La gaviota’ de Chéjov; tenía muchísimos nervios y estaba cagada todos los días antes de salir al escenario. Ahora mismo estoy con otra obra, ‘Comedia sin título’ de Lorca, y estoy gozándolo muchísimo. Me encanta la tele y el cine pero en estos momentos lo que más me apetece es hacer teatro porque me siento más partícipe del proceso creativo y cada día salgo de trabajar superinspirada y aprendiendo muchísimo de mis compañeros. Después de todo lo que ha pasado, necesitaba hacer algo más tangible; en ‘Élite’, por ejemplo, pasaban muchos meses desde que grabábamos hasta que se emitía, y ahora en cambio estreno todos los días. Estar en este proceso me da mucho vértigo, por qué no decirlo, pero si hay un reto me voy a lanzar porque creo que se aprende mucho así.
Además de este giro profesional, ¿en qué otros sentidos te has reinventado a raíz de la pandemia?
Pues tengo muchas amigas que durante la cuarentena descubrieron nuevas facetas suyas y yo quizás no me he reinventado en ese sentido tan artístico, pero sí que empecé a hacer unos directos que llamé ‘Mujeres que me inspiran’ y fue muy guay porque aprendí muchísimo y tuve la oportunidad de conocer más y conectar con algunas mujeres. Por ejemplo, lo hice con Patricia Benito, que es una escritora que me encanta; con Abril Zamora, que es una directora y actriz a la que admiro muchísimo; o con Kimberley Tell, que es una cantante que además es superamiga mía.
¿Crees que hace falta más visibilidad para las mujeres de la industria del cine?
Creo que tendría que haber más mujeres detrás de las cámaras (directoras, guionistas, directoras de fotografía…) y que se les tendría que dar más oportunidades cuando llegan a esos puestos. Ahora las mujeres tenemos mucha presión por ser perfectas y por hacer el mejor trabajo, cuando a los hombres se les lleva dando esa oportunidad toda la historia y han tenido todas las oportunidades del mundo para equivocarse.
Esta faceta feminista ocupa gran parte de tu presencia en las redes, ¿qué mensaje quieres transmitir?
Soy feminista y lo digo en voz alta, pero creo que ahora mismo el tema está de moda y no creo en las modas porque son algo pasajero y el feminismo, la igualdad, es necesaria a largo plazo. Gracias a las amigas que he tenido, desde muy pequeña he tenido una sororidad real y me han abierto los ojos en cosas de las cuales yo no era consciente, por eso yo ahora intento hacer lo mismo y brindar mi apoyo a otras mujeres que tienen otras realidades diferentes. Es mi granito de arena, me gusta implicarme para que las cosas vayan cambiando.
¿Qué otras causas te interesan?
Me mueve todo lo que sea hacer un poco el bien en el mundo y no soporto la intolerancia, no entiendo de dónde puede venir el odio injustificado. Me preocupa el medio ambiente y la lucha en cuanto a los animales, por eso soy vegetariana, aunque me encantaría ser vegana.
¿Qué papel juega la moda en tu vida?
Me interesa mucho. De cara a alfombras rojas y eventos me parece muy divertido poder convertirme en personas totalmente diferentes tanto con el maquillaje como con la moda, que es parecido a crear un personaje, algo que está muy ligado a mi profesión. También en el día a día, me sirve para jugar: si me despierto más divertida, me pongo más colores; si estoy de bajona, elijo ropa con la que me vengo arriba...
¿Y qué te transmite la colaboración entre Christian Lacroix y Desigual que llevas hoy?
Me encanta porque las prendas tienen grandes explosiones de color sobre fondo negro y son capaces de levantarte el ánimo. Creo que está bien llevar algo encima que te haga sentirte poderosa, te ayude a pisar más fuerte y a ser feliz.
¿Qué te hace feliz en tu día a día?
Como todo en la vida, creo que no siempre se está al 100% feliz y durante un mismo día puedes pasar por muchísimas emociones. Yo soy una persona muy sensible y todo me afecta mucho, tanto para bien como para mal, y estoy aprendiendo a relativizar las cosas. Creo que en general soy una persona feliz porque tengo muchas cosas de las que me siento muy afortunada: puedo trabajar de lo mío cuando tengo un montón de colegas que no tienen la misma suerte; mi familia y mis amigos, gracias al universo, están bien… eso es lo que me hace feliz.
¿Tu estilo de vida ha cambiado a raíz de la pandemia?
Ha cambiado en el sentido de que es una situación muy extraña para todo el mundo y todos estamos intentando averiguar cómo adaptarnos. Yo por ejemplo empecé a tener ansiedad y ahora me agobio un poco si estoy en un sitio con mucha gente que no conozco, por eso me estoy dando mis tiempos. No me quiero forzar a hacer algo con lo que no estoy cómoda, estoy intentando ponerme por delante a mí misma. Es cuestión de ir viendo cómo nos sentimos para volver poco a poco a la normalidad.
¿Sacas algo positivo de todo lo que nos ha pasado?
Con lo bueno que me quedo es con que hemos aprendido a apreciar más a la gente que queremos y darle importancia a las pequeñas cosas, como el abrazarles o el estar cerca de ellos. Yo me pasé un año y medio sin poder abrazar a mis padres y a mis abuelas, porque son grupo de riesgo, y antes igual no le daba tanta importancia a ese gesto.
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