Sylvia Day lanza la novela 'Eres todo para mí': "El romance erótico empodera y es muy divertido"

Con su serie 'Crossfire' la autora de novela erótica-romántica Sylvia Day (Los Ángeles, 1973) consiguió vender más de 20 millones de ejemplares y convertirse en número 1 en 28 países. Ahora, tras enamorarnos con 'Soy parte de ti' (Espasa)—una obra que sigue los pasos de un atractivo hombre de negocios, Kane, que vive consumido por el dolor por la desaparición de su esposa, Lily—, llega 'Eres todo para mí', la segunda parte de esta bilogía titulada 'Blacklist' que además de amor y sensualidad, bucea en un universo de intrigas y misterios.

"Ahora es cuando empieza la verdadera acción", nos advierte la escritora.

Hablamos con Sylvia Day sobre 'Eres todo para mí'.

'Soy parte de ti' nos llenó de pasión e intriga. ¿Qué nos depara 'Eres todo para mí'?

Ahí es cuando empieza la verdadera acción. 'Eres todo para mí' se traslada al origen, desvela las historias detrás de los personajes y cómo llegaron a ser las personas que son ahora. Cuando les conoces por primera vez, parece que han encontrado un camino y lo están siguiendo. En el segundo libro, sin embargo, verás que llegan a un punto diferente del que habías pensado.

Los secretos juegan un papel importante en la novela. ¿Todos los tenemos?

Totalmente. Hay algunos secretos que jamás compartiremos con nadie más, pero nos moldean e influyen en nuestras decisiones. Una de las cosas que me gusta de los libros es que puedo mostrarte el interior de una persona para que la entiendas mejor.

Lily y Kane, los protagonistas de la novela, son físicamente muy atractivos. ¿Mentimos cuando decimos que la belleza no importa?

En realidad les estamos viendo a través de unas gafas de color de rosa. Ellos están enamorados y se ven así de bellos e impresionantes. A veces tendemos a pensar que las personas que tienen éxito profesional y son guapas tienen una vida fabulosa, que no pueden tener problemas, pero en su interior quizá no tengan tanto éxito ni seguridad. Esa dicotomía me resulta fascinante.

En las novelas románticas, ¿qué importancia tiene el elemento aspiracional?

La mayoría de la gente lee literatura romántica porque quieren o aspirar a tener esa conexión romántica con otra persona.Todos aspiramos a encontrar a una persona que conecte completamente con nosotros, con la que podamos abrirnos; alguien que sea tu mejor amigo, que siempre te apoye, que te acepte con todos tus defectos y con tus rarezas. Sí, todos aspiramos a algo así.

¿Y para los protagonistas de 'Eres todo para mí', Kane y Lily?

Él es un hombre que se siente alejado de su familia y desconectado del resto del mundo. No tiene relación con sus parientes, ha llegado a un punto en la vida en el que ni siquiera tiene nada que ofrecer a nadie, o eso piensa. Encontrar a alguien que vea en él una mejor versión de lo que él podía ver de sí mismo, alguien que le oriente a ser mejor persona, es una cualidad aspiracional en esa relación. Lo mismo pasa con Lily: Lily se siente defectuosa, dañada y que es peligrosa para todo el mundo. Para ella, encontrar a alguien por quien lo daría todo fue una revelación.

En esta bilogía mezclas el género romántico con el suspense. ¿En la literatura ocurre como en la música, la fusión manda en las nuevas formas de escribir?

Siempre hay cabida para sorprender y hacer algo que esté fuera de la norma: esa es la belleza de escribir ficción. Puedo inventarme lo que quiera en cualquier lugar y con cualquier personaje.

¿Cuánto crees que dura el amor romántico en la vida real?

El amor romántico requiere mucho trabajo en la vida real mucha intensidad y cuando llevan un tiempo pierden ese fuego. Yo llevo más de 20 años casada, mis amigas también llevan casadas 20 o 30 años, y no estamos fuera de la norma, pero cuesta mucho porque tienes que seguir evolucionando como individuo a la vez que como pareja.

En ocasiones, cuando se habla de tus novelas, se cita a '50 sombras de Grey'. ¿Las comparaciones son odiosas o todo lo contrario?

Es una de esas cosas que no entiendo muy bien, son dos historias muy diferentes entre sí. No hay ningún tipo de masoquismo en 'Crossfire'. Si a los lectores les gusta y pueden disfrutar de ambos libros, me parece maravilloso: hay cabida para todo tipo de historias.

La incorporación del sexo y el erotismo en las novelas románticas, ¿es un signo de cómo han cambiado las lectoras en este tiempo?

Algunas mujeres se acercan al romance erótico porque les resulta estimulante y les puede llevar a estimular su vida sexual en casa con sus maridos. Eso es un motivo muy válido por el cual leerlo. Otras lo leen porque es muy emocional. Las interacciones físicas entre los personajes hace sentir una conexión muy profunda con ellos. Y las mujeres se hacen con más control de su propia sexualidad. Eso me parece una cosa muy profunda y muy bonita: empodera y, además, es divertido.

En la generación donde se habla del poliamor, estas novelas suelen optar por la monogamia. ¿En realidad es lo que deseamos?

Solo puedo hablar por mí misma y por lo que escribo. Escribo sobre un hombre y una mujer en una relación comprometida. Algunos lectores conectan con eso y lo disfrutan. Luego hay libros ahí fuera donde hay poliamor, donde hay romances oscuros. Hay algo ahí para todo el mundo.

¿Cuándo empezaste a escribir y cuándo te decantaste por la literatura romántica?

Tenía 12 años. Estaba sentada en la mesa de la cocina haciendo mis deberes de matemáticas. Se me dan fatal las matemáticas, no me gustan nada. Entró mi madre en la cocina y me puso un libro al lado. Me dijo: "Quiero que te leas este libro y luego que te cases con un hombre como este". "¿No tengo que hacer las matemáticas?", le pregunté. "No, ya te doy yo las matemáticas", dijo. Lo abrí y empecé a leerlo y el suelo tembló bajo mis pies. Era un romance apasionado que iba de Londres a Oriente Próximo. Cuando llegué al final tenía resaca de libro. ¿Sabes esa sensación que tienes al día siguiente de haber bebido demasiado? Pues un buen libro te deja una sensación muy parecida. Estaba tan triste de que el libro se hubiera terminado que me dije a mí misma que iba a ser una novelista de novelas románticas porque quería escribir historias que le hicieran sentir a la gente tan increíblemente como yo me sentía, quería volarles la cabeza, proporcionarles una historia en la que quisieran quedarse.

¿Cuándo escribes también experimentas esa resaca literaria?

Cuando escribí la última escena del último libro de 'Crossfire' estaba conduciendo llevando a mi hija al colegio y empecé a llorar. Muchísimo. Era tan desagradable para mí, tan triste que ya no quería escribir novelas. Pensaba que se había acabado y que no iba a pasar más tiempo con esos personajes y que no sabría lo que iba a pasar después. Cada libro que escribo me hace llegar a ese punto en cierto grado. Cada resaca de libro te da de una manera diferente pero con cada libro me da pena dejar de pasar tiempo en ese espacio, en ese lugar.

¿Y no te dan ganas de seguir escribiendo esa historia? ¿Podría, por ejemplo, haber una tercera parte de Blacklist?

El mayor cumplido que te pueden hacer es que un lector te diga que escribas un tercer libro. Todos mis libros están ambientados en el mismo universo así que seguiréis viendo a esos personajes aunque ya no sean los protagonistas. Esto me parece muy reconfortante.