Sílvia Pérez Cruz: "Me gusta explicar la circularidad del tiempo, de la naturaleza, que después de un final siempre hay un principio"

La artista catalana nos presenta su nuevo y exquisito disco 'Toda una vida, un día'.

Sílvia Pérez Cruz
Sílvia Pérez Cruz / Alex Rademakers

Es pura sensibilidad. Sílvia Pérez Cruz sabe siempre cómo emocionarnos. Vuelve a hacerlo en su nuevo disco, “Toda una vida, un día”, que llega tras haber ganado el Premio Nacional de Músicas Actuales 2022 y bajo un elaborado trabajo conceptual detrás. A lo largo de 21 temas, el álbum transita por los diversos ciclos vitales: infancia, juventud, madurez, vejez y renacimiento. Ella misma nos lo explica en esta entrevista.

¿Cómo definirías conceptualmente el disco?

Este disco es como una vida entera. Lo he dividido en cinco movimientos, cada uno con un color y una sonoridad distinta. El primero, el amarillo, es más amable y confortable (guitarra, cuerdas), sería la infancia. El segundo, azul, es más de búsqueda de otras sonoridades, de salir de lo conocido (“sintes”, vientos, efectos), sería la juventud. El tercero, verde, busca la intimidad, de tú a tú, el dúo (guitarra y dos voces), sería la madurez. El cuarto, negro, representa el peso, el saber, la lentitud, el despojarse, es el movimiento más clásico y profundo, sería la vejez, que terminaría con la muerte. El quinto, el rojo, es el latido, el renacer, la vida (percusiones y voz). Me gusta explicar la circularidad del tiempo, de la naturaleza, que después de un final siempre hay un principio. Cuando hablo de finales no solo hablo de la muerte.

Empezaste a componer el álbum durante el confinamiento, ¿eso ha influido de alguna manera en el resultado final?

Ha influido en tres cosas. El primer movimiento está compuesto durante el confinamiento (canciones alegres que son regalos de cumpleaños para mis amigos). Como empecé a componerlo durante esa soledad tan profunda del confinamiento, pensé que el disco tenía que representar también esa intimidad tan solitaria, pero a la vez tenía que haber un coro durante todo el disco para representar esa unión de soledades, ya que todos estábamos viviendo lo mismo. También influenció la aparición del poema de William Carlos Williams que me enseñó Elena Córdoba, que acompaña el disco y que me ayuda a nombrar los dos primeros movimientos: “Aterrados, buscan una flor familiar donde guarecerse y les asusta la inmensidad del campo”.

Los cuatro primeros temas remiten a la infancia. ¿Cómo recuerdas la tuya?

Una infancia con muchos estímulos, artísticos, humanos y de la naturaleza. Hacía música, danza, pintura… de lunes a sábado. Recuerdo la música como una de las mejores maneras de compartir en casa. Recuerdo la escuela de arte de mi madre donde se hacía dibujo, pintura, fotografía, cerámica… recuerdo ir a escuchar a mi padre cantar y cantar con él en “La Bella Lola” y “Can Batlle”, dos tabernas de Calella frenta al mar. También los paseos con mi padre por bosques y campo, cantar con el coro, con la orquesta…, conocer a mucha gente de muchos mundos diferentes…recuerdo a mi hermana , de la que aprendo mucho, recuerdo jugar e inventar con Neus, recuerdo a Manel Mañogil, mi profesor de saxo…

Tú estás dejando el “segundo movimiento”, el de la juventud, y entrando en el tercero, el de la madurez, ¿cómo afecta eso a tu composición y a tu música?

He notado un gran cambio en la escritura de las letras, en lo que digo y cómo lo digo. Musicalmente me siento igual de fértil y viva. Y me coloca en una edad que creo que justamente es la que me permite de hablar de estas etapas, puesto que hay dos que ya he vivido y veo de más cerca la que empiezo y la que le sigue. Esta equidistancia me da una perspectiva que creo que ha influenciado en este concepto de vida entera. Y eso me permite poder trabajar en distintas sonoridades e inquietudes musicales sin salir de un concepto que ordena. Y sigo componiendo, arreglando y produciendo los discos, como siempre.

Llega la vejez y con ella la muerte y el renacimiento. ¿La muerte solo es una transformación?

No lo sé, creo que sí. Mi idea en el disco es transmitir que las cosas siguen y se transforman. Como el ciclo del agua, o el de una flor. En la canción que canto con mi amigo admirado Salvador Sobral lo cuento así con esta décima en catalán que aquí os traduzco:

“…

Que la lluvia se precipite

Que el río quiera ser salado

Que el mar suba por los tejados

Mi corazón todo hecho de litio

No sabía que los principios eran nacidos de los finales

Las canciones son inmortales

Y en este segundo de vida

Donde todo parece hecho a medida

Lloran partos y funerales”

Cuando hablo de finales no solo hablo de la muerte literalmente entendida, sino de todas esas pequeñas muertes que vamos viviendo a lo largo de la vida.

Portada "Toda una vida, un día"

Portada "Toda una vida, un día", de Sílvia Pérez Cruz.

/ Sony

Un disco para reflexionar sobre la vida y sus etapas. ¿Qué es lo mejor que a ti te ha pasado en la vida?

Mi hija es el amor más grande e inmortal que he sentido y siento. Un aprendizaje constante. También las mujeres que me rodean, sobre todo mi madre y mi hermana. Y, cómo no, que exista el arte y sobre todo la música para encontrar un lenguaje, un lugar donde todo cabe y así poder componer, jugar y cantar a pecho abierto todo lo que siento y sentirme libre y en el presente en ese canto.

Cuentas con muchas colaboraciones de grandes artistas, Liliana Herrero, Pepe Habichuela, Carmen Linares, Natalia Lafourcade, Salvador Sobral, etc. Seguramente todas ellas hayan sido especiales y no quiero ponerte en un compromiso pero, ¿cuál te ha marcado o gustado especialmente?

Son colaboraciones que tienen todo un sentido personal y musical. Son naturales, nacen de un cariño y admiración previa. En este disco también me gusta reivindicar la belleza de todas las etapas y canto con artistas de generaciones distintas. Liliana Herrero me marcó de una manera profunda y ordenó muchas cosas dentro de mí, de hecho le compongo la canción que da título al disco. Con Pepe Habichuela y su mujer sentí que me compartían un saber antiguo e innombrable con generosidad y confianza, muy emocionante. Escuchar a Carmen Linares me conecta con algo muy puro y noble como un roble, que me emociona, mucho corazón. Con Salvador y Natalia hay un cantar mirando a los ojos, de confianza, cuidado, amor, respeto y admiración que representa muy bien los valores que quiero mimar y desde donde es bello compartir y celebrar . También están Maro y Rita que no paran de inspirarme y con las que sigo aprendiendo al igual que con todos los músicos que participan en este disco, a los que quiero y considero de mi tribu. 90 músicos, 30 de los cuales participan en un coro que me he inventado para la ocasión formado por alguna de las voces más bellas de nuestro territorio…Y no me quiero olvidar de mi equipo que cuida cada detalle como cada músico cuida cada nota.

Tu álbum llega después del Premio Nacional de Músicas Actuales 2022, ¿en quién piensas cuándo te otorgan un galardón de esta categoría?

Pienso en la cantidad de músicos que somos trabajando en el mundo de la música y qué afortunada soy de que se fijen en mi trabajo. Pienso en las personas que me quieren y celebran mi trabajo y que sea valorado. Tengo que decir que me emocionó especialmente la frase que acompañaba el premio, fue como un abrazo y dar visibilidad a algo frágil y poético: “Por su inquebrantable compromiso con la belleza”. Muchas gracias.

Vienes de una gira en colaboración con Damien Rice y ya estás en plena presentación de tu nuevo disco. ¿Qué veremos en directo?

Ha sido como un regalo para mí poder vivir el tour con Damien Rice. Y la presentación de mi disco me hace una ilusión tremenda. Voy acompañada de Carlos Montfort, violinista que también toca la batería y viene tocando conmigo desde “Vestida de Nit”; Bori Albero, contrabajista que también toca sintetizadores, amigo de hace años y parte del directo de mi anterior trabajo, “FARSA (Género imposible)”; y Marta Roma, chelista, que es la primera vez que toca con nosotros. Somos pues cuatro personas que vamos cambiando de instrumentos para interpretar así los cinco movimientos del disco.

¿Cómo ves el panorama musical contemporáneo? ¿Estás escuchando algún nuevo o nueva artista que te interese especialmente?

Lo veo muy rico, ciertamente. Yo vivo en Barcelona y puedo decir que estoy rodeada de muchos artistas muy creativos, músicos, intérpretes, creando sus propias propuestas. Me hace muy feliz y, además, cada vez hay más mujeres. Cuando yo era niña éramos muy pocas las que tocábamos un instrumento que no fuera en la música clásica, y ahora se ha convertido en (casi) normal; o sea que ha habido un gran trabajo. Está muy vivo el panorama y eso me encanta, me mantiene en un continuo aprendizaje.

Tu sensibilidad siempre emociona. ¿Tú te emocionas fácilmente? ¿Qué es lo último que te ha emocionado de manera profunda?

Pues a mí me emociona la ternura, el cuidado, la gente sabia y humilde, la generosidad, cuidar los detalles: las cosas que no son necesarias y alguien decide hacerlas. Eso me emociona, sí: cuando alguien intenta hacerlo lo mejor que puede, en cualquier ámbito.

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