Celeste NG: "Me preocupa que los occidentales pinten a China como el enemigo"

Tras el éxito de 'Pequeños fuegos por todas partes', novela convertida en serie por Reese Whiterspoon y Kerry Washington, la autora estadounidense Celeste NG regresa con la feroz y brillante distopía 'Corazones perdidos' (Alba Editorial).

Celeste NG

Retrato de la escritora Celeste NG

/ Cortesía Alba Editorial

En un futuro próximo, Estados Unidos ha sido superado por China como primera potencia mundial. En medio de una atmósfera dictatorial donde la censura y el antisemitismo asiático están a la orden del día, el gobierno americano lanza la ley PACT. Con el propósito, dicen, de proteger los ideales y valores del país, castiga el antipatriotismo con medidas severas, como separar a los disidentes de sus hijos.

A Bird Gardner, sin embargo, su madre le ha abandonado. Tiene doce años y vive con su padre, un bibliotecario de la Universidad de Harvard. Tampoco él sabe dónde está su esposa: la poeta estadounidense de origen chino Margaret Miu se fue hace tres años. Pero, ahora, Bird acaba de recibir una carta con un extraño dibujo. Solo puede ser de su ella. Debe encontrarla.  

Este el punto de partida de “Corazones perdidos” (Alba), la tercera y esperada novela de Celeste NG. La autora norteamericana de padres chinos se ganó a la crítica con su debut “Todo lo que nunca te dije” y se convirtió en best seller con “Pequeños fuegos por todas partes”, con una aclamada adaptación audiovisual de la mano de Reese Whiterspoon y Kerry Washington que puede verse en Prime Video. Acostumbrada a un estilo realista, Celeste NG sorprende con una distopía al más puro estilo “El cuento de la criada”, de Margaret Atwood. Da miedo lo real que parece. “Corazones perdidos” ya se sitúa entre los libros más vendidos en Estados Unidos.

 

Corazones robados

Portada de "Corazones robados", de Celeste NG (Alba).

/ Cortesía Alba Editorial

¿Por qué decidiste escribir una distopía? ¿Cómo nació la idea?

El libro comenzó como una historia realista, sobre una madre creativa y un hijo que veía el trabajo de su madre como un rival. Pero mientras la idea aún estaba tomando forma, tuvimos las elecciones presidenciales de 2016 aquí en los EE. UU. y empezamos a ver el ascenso de la extrema derecha y muchos otros movimientos preocupantes hacia el autoritarismo. Eso comenzó a infiltrarse en la novela: me pareció mal fingir que esas cosas no existían en las páginas cuando se sentían tan presentes en mi vida real.

Leer “Corazones perdidos” me hizo pensar en “El cuento de la criada”, de Margaret Atwood. ¿Estaba entre tus referencias? ¿Tenías alguna otra en mente?

Nunca antes había escrito nada que no fuera estrictamente realista, así que miré muchos trabajos especulativos para ver cómo se hacía. Eso incluyó “Un mundo feliz”, de Aldous Huxley; “Relojes de sangre”, de Leni Zumas; “Estación once”, de Emily St. John Mandel y, por supuesto, también “El cuento de la criada”, entre otros.

Da mucho miedo porque es una distopía muy cercana a la realidad, ¿era ese factor importante para ti?

Sí, era muy importante para mí que la distopía se sintiera cercana. No quería que la gente pudiera descartarlo como una fantasía, como algo que “nunca podría suceder”. De hecho, no sé si podemos llamar distopía al mundo de la novela: muchas de las cosas que suceden en el libro han sucedido o están sucediendo ahora. Margaret Atwood dijo que cuando escribió “El cuento de la criada”, solo incluyó cosas que tenían un precedente en la historia, y esa fue también mi pauta.

De hecho, separar a los niños de sus padres es una medida terrible que se usa en la novela, pero también sucede en la realidad. ¿Te has documentado sobre estos casos? ¿Hay alguno que te haya llamado especialmente la atención?

En los últimos años, las separaciones de familias en la frontera entre Estados Unidos y México han aparecido mucho en las noticias. Pero ha habido muchos casos de separación de niños de sus padres en la historia. En los EE.UU., los niños esclavizados a menudo eran vendidos lejos de sus familias. Hasta bien entrado el siglo XX, los EE.UU., Canadá y Australia tenían “escuelas residenciales” donde los niños indígenas eran separados de sus familias, asimilados a la fuerza y, a menudo, abusados. Incluso ahora, los sistemas de acogida en los EE.UU. y en otros lugares con frecuencia retiran a los niños basándose, no en el daño real, sino en factores como la pobreza o las diferencias culturales. Tan pronto como empiezas a mirar, ves que este es un patrón a lo largo de la historia y en todo el mundo.

Los protagonistas de la novela son Bird, un niño de doce años, y su madre escritora, Margaret Miu. ¿Te has inspirado en ti misma y en tu propio hijo?

Cuando comencé a escribir la novela, mi hijo era bastante joven. ¡Tardé tanto en terminar el libro que ahora tiene casi la edad de Bird! Pero la verdad es que todos los personajes provienen sobre todo de mí. Bird se parece mucho a mí cuando era niña, y sus preguntas son las que todavía me hago: ¿cuánto puedo entender realmente sobre las experiencias de mis padres?, ¿cómo los cuentos se relacionan con el mundo en el que vivo? Y Margaret también es una extensión de mí. Ella está tratando de descubrir cómo criar a un niño y mantener la esperanza en un mundo que se siente cada vez más peligroso.

El ascenso de la extrema derecha es una realidad, ¿cómo combatirlo?

Esta es una gran pregunta, y no estoy cualificada para responderla. Pero sí creo que una clave es recordar que las diferencias son algo para celebrar, más que para temer. En mi opinión, uno de los principios clave de la extrema derecha es que existe una manera correcta y superior de ser, y que cualquiera que no se ajuste a esos parámetros es peligroso y debe ser eliminado. La verdad es que las diferentes experiencias, orígenes y estilos de vida nos hacen más ricos en todos los sentidos: cultural, intelectual e incluso económicamente. Considero importante cambiar nuestro pensamiento de esta manera.

 

¿Qué crees que sucederá si China se convierte en la primera potencia mundial, superando a Estados Unidos?

Una vez más, no puedo hablar de las ramificaciones económicas o geopolíticas. Pero como estadounidense de origen chino, me preocupa que los occidentales respondan pintando a China -y por extensión, a cualquier descendiente de chinos o incluso del este asiático- como el "enemigo". Ya vemos que esto sucede en los EE.UU. Por ejemplo, las encuestas revelan que cada vez más personas creen que los estadounidenses de origen chino tienen más lealtad a China que a Estados Unidos. Hay una larga historia en los EE.UU. de demonizar a los asiáticos en general y a los chinos en particular, y sería muy fácil que este patrón se repitiera.

En la novela se ve el claro aumento del racismo contra los asiáticos. Como asiática-estadounidense, ¿has percibido un racismo creciente en los últimos tiempos?

Absolutamente. Con el aumento de la pandemia de COVID-19, que muchas personas atribuyeron incorrectamente a China, se ha producido un marcado aumento de la retórica antiasiática y la violencia antiasiática. Ha habido incidentes impactantes de ataques contra personas asiáticas en todo Estados Unidos. Pero es importante señalar que este sentimiento siempre ha estado presente; simplemente se volvió más obvio y más flagrante en los últimos años.

También hay muchos que miran para otro lado ante la injusticia. ¿Te gustaría que la gente tomara conciencia de su poder leyendo este libro?

He estado en situaciones en las que las otras personas miraron hacia otro lado, y también he estado en situaciones en las que las personas intervinieron y se pusieron de pie, por mí o por otras personas que estaban siendo acosadas. Hay una gran diferencia en que alguien sea testigo y ayude, en lugar de ser un espectador. Ahora, trato de intervenir y de levantarme cuando veo que suceden cosas que sé que están mal. Una de las preguntas que espero que los lectores se lleven es: ¿cuál es el coste de mirar hacia otro lado? ¿Y qué puedes hacer en su lugar?

 

Quizás todavía es pronto, pero ¿hay prevista alguna adaptación audiovisual de “Corazones perdidos”?

Estoy aprendiendo que la industria del cine se mueve a su propio ritmo, ¡que suele ser muy lento! Espero tener algunas noticias sobre eso para compartirlas pronto.

 

¿Qué significó para ti la adaptación de “Pequeños fuegos por todas partes”?

Fue verdaderamente una experiencia maravillosa. Como escritora, fue fascinante y conmovedor ver cómo otros exploraban los mismos personajes y temas, pero desde un ángulo diferente. Pienso que los escritores y los actores (¡incluyendo a Reese Witherspoon y Kerry Washington, por supuesto!) hicieron un trabajo fantástico al darle vida a la historia. La adaptación llevó el libro a nuevas audiencias, y también estoy agradecida por eso.

¿Qué cosas buenas y qué cosas malas te ha traído el reconocimiento?

Es maravilloso que mi trabajo sea reconocido y leído ampliamente, por supuesto, y estoy agradecida por los muchos lectores que me dicen que mi trabajo conecta con ellos. Al mismo tiempo, es surrealista descubrir que ahora soy una “figura pública” y que la gente está prestando atención a todo lo que digo o hago. Estoy tratando de encontrar formas de usarla de manera positiva, hablar sobre temas que me parecen importantes y dar espacio a más voces y perspectivas.

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