5 pequeños rituales de autocuidado para luchar contra el síndrome del impostor

Hablemos de cómo te hablas a ti misma, cómo te valoras y cómo te cuidas. Y comienza hoy a cambiar las cosas. 

Los pequeños rituales de autocuidado son la primera piedra del bienestar
Los pequeños rituales de autocuidado son la primera piedra del bienestar / Istock

Seguro que has leído por cientos de sitios lo de “síndrome del impostor”. Bueno, en realidad vamos a utilizarlo como aperitivo. En realidad, vamos a ir directas al grano: al autocuidado. Porque si lo segundo está bien afianzado, no tendremos que preocuparnos de que nos convirtamos en cualquier momento en impostoras de nuestra propia vida. 

A pesar de todo, conviene explicar que el síndrome del impostor hace referencia a ese fenómeno psicológico por el cual las personas son incapaces de internalizar sus logros y tienen un temor constante a ser descubiertas como un “fraude”. A pesar de que todo evidencie su competencia, las personas directamente afectadas por esto atribuyen su éxito, siempre, a factores externos, en vez de reconocer sus propios talentos y esfuerzos.

Y curioso (o no tanto), es que estos términes fueron acuñados por dos psicólogas, las doctoras Pauline Clance y Suzanne Imes, en los 70, después de una investigación con -sorpresa-, mujeres. 

Estas mujeres de alto rendimiento, a pesar de la infinidad de logros profesionales y académicos, eran incapaces de aceptar sus éxitos como legítimos. Las psicólogas vieron que no sólo atribuían estos éxitos a factores externos, sino que además hacían referencia a la suerte o incluso que sentían que engañaban a los demás sobre sus capacidades. 

Es triste, pero lo peor de todo es que este síndrome del impostor parece hacerse cada día más potente y afectar a más personas, incluidas mujeres (y especialmente ellas), por la sociedad tan caótica y crítica respecto al género, en la que vivimos.

La dura autocrítica, el miedo al fracaso, el perfeccionismo, la incapacidad por aceptar los cumplidos o el excesivo desempeño para evitar ser vistas como “fraudes”, ha hecho que hayamos dejado el autocuidado en último lugar. Y lo cierto es que quizás, es por ahí por donde hay que empezar. Concretamente, por nuestro diálogo interno. 

Cuidar nuestro diálogo interno es fundamental en nuestro bienestar

Cuidar nuestro diálogo interno es fundamental en nuestro bienestar

/ Istock

“El diálogo interno es una cadena de pensamientos que promueven un estado de ánimo concreto y que facilita que nos sintamos acorde con lo que estamos viviendo en ese momento”, explica la coach Laura Sierra, autora de “El pequeño libro del Autocuidado”. Una fantástica guía para poner freno a esos pensamientos agresivos que nos impiden ver lo increíbles que podemos llegar a ser. 

“El diálogo interno se anticipa y nos prepara de forma acertada o no, para lo que vamos a vivir. Y se basa en nuestras percepciones, nuestras expectativas y nuestros aprendizajes”, dice. 

Y tal y cómo recuerda, un diálogo interno saludable es aquel que te permite conocer y explorar las circunstancias tal y como son, de forma constructiva y realista.

Tratar de delimitar de forma objetiva qué es real, qué nos ayuda y qué nos impulsa o limita, es la clave. Y esto es parte de nuestro autocuidado.

La importancia del Autocuidado

Un dato: según el Informe Concilia | 3F realizado por el Club de Malasmadres de 2015, el tiempo libre medio que tiene una mujer madre al día es de 54 minutos. 

El autocuidado, para la experta, es una filosofía que puedes encontrar y aplicar en cualquier lugar y momento. “Cada práctica de autocuidado nos reporta beneficios infinitos y nos ayudará a alcanzar mayores niveles de bienestar físico, mental y emocional”, dice. Y por ende, dejaremos de sentirnos impostoras de nuestras propias vidas.

Hay muchos tipos de autocuidado: del emocional al físico pasando por el espiritual o el social. Sea como sea, elige tu objetivo, dale forma y da el paso. 

Recuerda que el autocuidado es organizarte para encontrar el tiempo que mereces y dedicártelo

5 rituales para cuidarte

“Si quieres cambios, tienes que hacerlos; si quieres mejorar, algo tienes que modificar. Si quieres sentirte diferente, tendrás que moverte de ese lugar en el que te encuentras”, recomienda Laura. Y para empezar, puedes implementar en tu día a día los rituales. 

“Los rituales son acciones específicas para conectar con nosotras mismas, con nuestras necesidades y con aquello que nos hace sentir bien en nuestra vida, también para analizar qué no queremos y cómo podemos cambiar o ahondar en ello para transformarlo en lo que sí queremos vivir”, explica. Y en su pequeño GRAN libro del Autocuidado, propone un plan extenso de pequeños rituales con el que comenzar a cambiar los pilares de nuestra autoestima, de nuestra percepción y, en definitiva, de nuestra vida. Aquí tienes 5. 

Comienza hoy con tus rituales de autocuidado

Comienza hoy con tus rituales de autocuidado

/ Istock

Ritual de acostarte temprano

Apenas 5 minutos, cada noche y al terminar tus tareas prioritarias, evita distracciones y ten a mano una libreta y lápiz, a modo de diario de registro. 

Para vivir, como dice Laura Sierra, “hay que dedicar el tiempo suficiente a descansar cada día”. Por eso, el acostarse temprano es para ella uno de los rituales más importantes y de hecho, el primero que propone. Sugiere hacer una pequeña lista de todas esas cosas que consideramos URGENTES para hacerlas por la mañana, pero dejar de poner excusas para llevar esto a cabo.

“No hay motivo para postergar más la hora en la que decides acostarte para cuidarte y empezar a mimarte como te mereces”. Puedes anotar la hora a la que te vayas a dormir y cómo de descansada te sientes a la mañana siguiente, para comprobar cómo evoluciona tu objetivo con el paso del tiempo. 

Ritual del silencio

Dedica todos los días unos 10 minutos al tan importante SILENCIO. Evita distracciones.Sólo 10 minutos de silencio pueden conseguir conectarte con lo importante y mantenerte tranquila el resto del día para afrontar lo que ocurra con menos estrés”, explica. 

Ritual de escritura terapéutica

Te llevará hacerlo entre 5 y 15 minutos (o los que necesites) y es ideal hacerlo todos los días, cada noche. Aunque, evidentemente, hazlo cuando realmente sientas que tienes un momento tranquilo para llevarlo a cabo. Necesitas una libreta o un diario de introspección y este ritual no es más que escribir cómo te sientes, cómo ha ido tu día o, si lo haces por la mañana, qué esperas de él. 

“Desarrolla con tus propias palabras cada pensamiento y saca todo aquello que te hace sentir pequeña, perdida o indecisa. No te juzgues, sólo escribe”, aconseja la experta. Con sólo unos minutos al día con este ritual verás como es posible lograr más paz y claridad mental al poner en orden tus pensamientos y emociones y dejarlos salir a través de tu diario. 

Ritual: “amo mi parte conflictiva”

Un ritual fundamental cuando la inseguridad de tu cuerpo te invade. Dedica 5 o 10 minutos a este momento. Puedes hacerlo frente a un espejo, antes de entrar en la ducha. 

Identifica esa parte del cuerpo que no te gusta, aquello que te gustaría que fuera diferente. Visualízala en tu mente (pues a veces distorsionamos o exageramos la realidad) y mírala en el espejo. 

“Piensa en tres cosas buenas de esa parte conflictiva. Las hay. Piensa en tres formas de sentirte mejor con ella. Ahora, mírate en conjunto y en todo tu esplendor. Esa parte que te incomoda es sólo una zona más que, junto a lo demás, forman la preciosa persona que eres”, dice Sierra. 

Ritual para PARAR

Dedica entre 3 y 5 horas a la semana a este ritual. Organízate para encontrar tu tiempo, pero hazlo. Mantén tu mente abierta y oxigénate con esta paralización del mundo frenético y caótico en el que estamos. 

Si ya has encontrado ese hueco en la semana en el que tus obligaciones te dan un respiro, no hagas nada en específico y vive el hecho de bajar el ritmo. Lo importante aquí es poder controlar a los pensamientos que querrán boicotearte: “no estás haciendo nada”, “estás perdiendo el tiempo”… “Cuando te obligas a parar, estás pensando en ti, en tu salud física, emocional y mental. Estás dándote un respiro. Baja las revoluciones y regálate esta parte para parar”, aconseja Laura. 

Al menos 10 minutos y una vez a la semana, dedica un momento con tu libreta o diario a agradecer las cosas buenas como es debido. “Cuando agradecemos, prestamos atención a aquello que tenemos, hemos sentido o vivido y ha sido bueno y positivo para nosotras y queremos mantener porque nos hace bien. Cuando dedicas tiempo a agradecer, dejas de tener tiempo para quejarte o desanimarte”, recuerda la coach. Y nada más cierto. 

Y como añade, “no dejes para mañana todo el tiempo de autocuidado que puedas hacer hoy”. 

Síguele la pista

  • Lo último