Ilu Ros: "A Lorca aún lo echamos de menos, incluso sin haberlo conocido"

La ilustradora murciana acaba de publicar 'Federico', una preciosa biografía ilustrada de García Lorca. Su éxito demuestra la gran emoción que aún despierta el escritor en nuestros días.

Ilu Ros

Retrato de Ilu Ros, autora la biografía ilustrada "Federico" (Lumen)

/ Jairo Vargas

Ilu Ros (Mula, Murcia, 1985)está "flipando". En menos de un mes, su libro 'Federico' (Lumen) alcanza la cuarta edición. No es de extrañar, pues la biografía ilustrada de Federico García Lorca le ha quedado bella, rigurosa y emocionante.

Planteada como una suerte de documental en versión ilustrada, Ilu Ros da voz a los familiares y amigos de Lorca, que hablan sobre la personalidad, vida y anécdotas del escritor. Testimonios que entremezcla con retales de la correspondencia y de la obra del autor, de manera que al final del libro puedes hacerte con una buena composición de cómo fue y cómo vivió este genio de la literatura española.

Hablamos con la ilustradora en mitad de una intensa gira de presentación de 'Federico'. Está feliz de poder acercarse a sus lectores, especialmente cuando su anterior libro, 'Cosas nuestras' (Lumen) se publicó un mes antes de la pandemia. "Tuvo una buena acogida pero un recorrido muy corto -nos explica-. Y el contacto con los lectores da mucho gustito, creo que todos ellos están también un poco enamorados de Lorca".

¿Cómo surge este proyecto y cómo te enfrentas a él?

El proyecto fue una idea de mi editora. En 'Cosas nuestras' Federico García Lorca ya aparecía, a mí era un autor que me gustaba mucho. Mi editora también es muy lorquiana, y un día me dijo que le gustaría que Lumen publicase una biografía ilustrada de Federico García Lorca y que creía que yo era la persona. En ese momento, me dio mucho vértigo, lo veía un proyecto muy grande para mí por ser quien era él, pero al final accedí a hacerla.

Federico Ilu Ros

Portada Federico, de Ilu Ros (Lumen)

/ Ilu Ros

Has estado todo el confinamiento con el libro…

El confinamiento y el postconfinamiento. Me pidieron un libro de 160 páginas, pero cuando me metí con toda la documentación y empecé a estructurar la historia… Tenemos mucha información sobre García Lorca y tiene una biografía bastante extensa para la vida tan corta que tuvo. Vi que eso me pedía muchas más páginas y no me quería quedar corta por ser quien era él, me parecía que era injusto. Así que al final quedaron 352 páginas, más del doble. Eso me ha costado estar trabajando todos los días a todas las horas. Pero al final ha compensado.

¿Qué labor de investigación has llevado a cabo para hacer la biografía de Lorca?

Tenemos la suerte que sobre Federico García Lorca se ha contado e investigado mucho. Desde historiadores que han dedicado su vida a estudiarlo como Ian Gibson o Víctor Fernández, a muchos coetáneos que, cuando lo asesinaron, tuvieron la necesidad de contar quién era esta persona tan brillante. Tenemos los libros de sus hermanos (Isabel y Francisco), las memorias de sus amigos Buñuel y Dalí… Aparte de toda la obra de García Lorca, también están sus conferencias, su correspondencia… No creo que haya ningún autor de quien tengamos tantos detalles. Fue muy gustoso porque había mucho, pero a la vez peligroso porque me dejé llevar acumulando información y luego a la hora de estructurar la historia y de seleccionar fue difícil.

Difícil además porque con las ilustraciones cada página es una pequeña obra de arte…

Sí, ha sido una tarea titánica. Me involucré mucho pero al menos el resultado ha quedado decente.

Más que decente, no seas modesta...

Me daba miedo, sentía mucho peso.

Federico Ilu Ros

Retrato de Lorca, por Ilu Ros.

/ Ilu Ros

¿Contactaste con la sobrina de Lorca, Laura García Lorca?

Le enviamos las galeradas para que las leyese y nos dijese qué le parecía o si veía algo raro. Muy amablemente nos contestó que le gustaba mucho y nos dio un par de detalles. Fue muy agradable.

Te definías como lorquiana, pero ¿en qué momento de tu vida te enamoraste de Lorca? ¿Quizás cuando viviste en Granada, donde estudiaste?

De Federico García Lorca me enamoré con las primeras obras de teatro que vi durante mi infancia o adolescencia, a las que me llevaron mis padres y que fueron 'Bodas de sangre' y 'La casa de Bernarda Alba'. Luego lo leí en el instituto y, al vivir cinco años en Granada, definitivamente entendí mejor quién era. Me gustaba mucho su obra teatral, pero creo que el enamoramiento definitivo ha venido ahora. He vivido toda la pandemia con él y al final el roce hace el cariño (risas).

Después de haber convivido con Lorca, ¿cómo lo definirías? ¿qué destacarías de él aparte de que es un grandísimo escritor?

Él al principio iba a ser músico, no iba a ser escritor, y también dibujaba, con lo cual creo que artísticamente era muy completo, muy creativo. Pero aparte de esto, su personalidad es un parte fundamental de su obra y de su historia. Los que lo conocieron cuentan que era alguien muy brillante, que llenaba mucho las habitaciones donde estaba, que todos estaban pendientes de él. Jorge Guillén decía que cuando estaba Federico, no hacía ni frío ni calor, hacía Federico, y todos coinciden en esa personalidad arrolladora. Eso se ve en cómo sus coetáneos hablaban sobre él, en su obra, y en cómo sigue manteniéndose hasta día de hoy, que parece que todavía lo echamos de menos, incluso los que no lo hemos conocido.

¿Qué es lo que más te ha sorprendido descubrir de Lorca?

Pensamos que sabemos mucho sobre Lorca, pero luego tampoco la mayoría de la gente lo conoce tanto. Hay dos partes que me ha gustado mucho conocer. Por un lado su infancia, los recuerdos de sus hermanos dicen mucho de quién era el Federico niño, que ya tenía mucho del Federico adulto. Todos esos juegos, esos teatritos, cómo organizaba todo y lo mandón que era. Esas ganas de jugar, de crear, ese aspecto teatrero estará en el Federico adulto. Por otro lado, me gusta la parte de la Barraca, el grupo de estudiantes de teatro que crearon con la República para llevar el teatro a los pueblos de España. donde representaban obras del Siglo de Oro. Eso dice mucho de lo que él realmente quería: que la cultura llegara a todas partes.

Federico Ilu Ros

Federico García Lorca niño jugando en las calles de Fuente Vaqueros.

/ Ilu Ros

Cuánto sufrió por amor, eso lo transmites muy bien porque nos haces sufrir con él…

Ser homosexual en aquella época era un tabú. No cuesta imaginarlo porque lo ha sido hasta hace muy pocos años. El sufrimiento de no poder vivirlo abiertamente y el daño que le provocaron ciertos amantes, le hicieron sufrir bastante. También era una persona muy sensible. Los momentos alegres los vivía efusivamente y la pena, con mucho dolor.

¿Cuál es tu libro o poema favorito de Lorca?

Me gusta mucho su teatro. De sus personajes me quedo con Bernarda Alba, que es malísima, pero despierta mucha atracción: no entiendes por qué es así, pero en ella reconoces lo mejor y lo peor del ser humano. 'La casa de Bernarda Alba' me gusta mucho y también 'Bodas de sangre'. De sus poemas, me quedo con 'Poeta en Nueva York' que es el poeta más reivindicativo, que denuncia el mundo que no le gusta y se pone de parte de las personas vulnerables y marginales.

Federico Ilu Ros

Imagen de la obra de teatro de Lorca "La casa de Bernarda Alba".

/ Ilu Ros

Háblanos de tus dibujos, ¿cómo has querido enfocarlos para esta obra en concreto? De Lorca destacas mucho sus lunares…

Parece que su madre también tenía muchos lunares y los heredó de ella. Para los dibujos me ayudó mucho ver las fotografías de Lorca y también sus dibujos; las guardas están inspiradas en ellos. En cuanto a la paleta de colores, mucha gente puede entender que Federico es de color verde -la albahaca, la vera de Granada, el verde que te quiero verde…- pero cuando yo investigaba sobre Lorca, lo veía amarillo. Por lo llamativo y por lo brillante que es. Por eso predominan bastante los amarillos, los rosas… aunque en función del momento de su vida, esa paleta va variando. Durante la subida del fascismo y la llegada de la Guerra Civil, ese color se pierde.

Federico Ilu Ros

La constelación de lunares en el rostro de Lorca.

/ Ilu Ros

Hemos hablado mucho de Lorca, vamos a hablar un poco de ti. ¿Tu nombre Ilu Ros es artístico?

No es artístico aunque lo parezca. Me llamo Resurrección como mi abuela, la que aparece en 'Cosas nuestras'. Cuando nací, una prima mía no sabía pronunciar mi nombre y me decía Ilu, entonces me quedé con ese nombre. Toda mi familia y amigos me llaman Ilu desde que nací. Todos excepto algunas personas que me han conocido en un marco más académico, por las listas… Pero yo soy Ilu.

¿Cuándo y cómo decidiste hacerte ilustradora?

Estudié Bellas Artes y Comunicación Audiovisual. Pero a muchos estudiantes de Bellas Artes nos pasa que no sabemos lo que somos (risas). Así que me fui a Inglaterra, como hicimos muchos tras la crisis. Allí estuve allí perdida muchos años. No sabía qué quería hacer. Tras dos o tres años muy confusa volví otra vez a dibujar. Creo que lo hice porque era lo único que podía hacer dentro de mi pequeña habitación, coger lápiz y papel. Allí es cuando empecé a ver si era posible enfocarme como ilustradora.

Tu primer libro es 'Hey Sky, I’m On My Way' (2018).

Lo publiqué en Londres con una editorial independiente americana y es sobre mujeres influyentes. Viviendo en Londres, allí viví ocho años, se puso en contacto conmigo mi editora de Lumen para decirme que le gustaba mi trabajo, por si tenía alguna idea. Era una oportunidad y empecé a maquinar y a pensar en 'Cosas nuestras'. Lo escribí en Londres y se publicó cuando ya estaba viviendo en Madrid. Aquí vivo desde hace año y medio.

¿Qué es lo que más y lo que menos te gusta de tu profesión?

Lo que más me gusta es que hago lo que quiero. Nunca había pensado que podría vivir de dibujar. Cuando de adolescente te dicen que estudies algo con futuro, Bellas Artes no entra en estas carreras (risas). Yo tengo la suerte de que mis padres me apoyaron al estudiarla pero no pensé que nunca iba a poder trabajar con algo relacionado con ello, por eso estoy muy contenta de que sea posible. Lo que menos me gusta: que soy autónoma y que estoy mucho tiempo sola encerrada.

Federico Ilu Ros

Soneto de la dulce queja, de Lorca.

/ Ilu Ros

Para acabar, ¿qué le dirías a Lorca si pudiera escucharte?

Si tuviera a Lorca delante me quedaría muda, no podría decirle nada. Me derrito. Solo querría que me contara cosas, que me contara todo.

Le enseñarías tu libro, supongo.

No, me daría mucho pudor.

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