Eva Baltasar: “Tratar la no maternidad o el sexo lésbico hace que te llamen valiente y arriesgada”

La joven escritora y poeta catalana Eva Baltasar se ha convertido en el fenómeno editorial literario del año con su primera novela, ‘Permafrost’. 

Mujer independiente
Mujer independiente / D.R.

En las regiones más frías del mundo se crea una capa sobre el suelo que siempre está congelada, incluso cuando la nieve se ha derretido. Se llama permafrost. Con su primera novela, de nombre homónimo, la escritora y poeta catalana Eva Baltasar se mete en el corazón de una mujer que tiene el corazón así de helado. O casi. Ganadora del Premio llibreter 2018, ‘Permafrost’ (Literatura Random House) narra en primera persona fragmentos de la vida de una joven con ansías suicidas aunque con una extraordinaria pulsión sensual, que disfruta de sus encuentros con mujeres mientras sigue pensando en negro y levantando muros a su alrededor. Una novela que se ha calificado de valiente y arriesgada: “Yo he escrito la novela que me daba la gana, partiendo de una absoluta libertad para con las ideas y el lenguaje. No hace falta ser valiente o arriesgada cuando la libertad va contigo; si hubiera tenido que conquistarla, ahí habría necesitado valentía. Creo que el hecho de tratar abiertamente temas como el suicidio, la no maternidad o el sexo lésbico puede haber generado estos calificativos”.

Libro 'Permafrost' de Eva Baltasar
Libro 'Permafrost' de Eva Baltasar / D.R.

Escrita en primera persona, ‘Permafrost’ es una novela sorprendente tanto en su forma como en su contenido, donde se reivindica la libertad femenina en el placer y la soledad a través de una protagonista que no se parece a ninguna de las habituales y que, quizá por eso, hace que te identifiques más con ella. No en vano, se ha convertido en uno de los fenómenos editoriales literario del año. Los trabajos precarios, las relaciones más o menos fugaces, su falta de interés por su futuro, y el triángulo fronterizo entre el hastío y la necesidad que mantiene con su madre y su hermana mantienen el interés hasta el final. De hecho, una vez leído dan ganas de más, algo que Baltasar tiene previsto con dos novelas más o menos paralelas en las que anda trabajando. “Cuando terminé ‘Permafrost’ sentía la necesidad de abordar otras posibles etapas en la vida de una mujer, como la pareja, el mundo laboral, la maternidad, etc., y de ahí surgió la idea de seguir con dos novelas más”, reconoce.

El permafrost es la capa de suelo permanentemente congelado. ¿Por qué elegiste ese título para tu primera novela?

Buscaba una palabra que fuera una buena metáfora de la protagonista, y “permafrost” la define a la perfección. Ella es una mujer que tiene en su interior esa capa permanentemente congelada que la aísla, a la vez que la protege, del exterior, de la sociedad, en particular de las relaciones que establece con otras personas.

¿Estamos en una sociedad donde tendemos a esa frialdad en las relaciones?

Creo que estamos en una sociedad que nos devora, que se alimenta de nosotras, y una premisa para esta carnicería es debilitar y hasta romper los vínculos reales entre las personas.

Dicen que eres valiente y arriesgada por tu novela… ¿Por qué te parece que lo dicen y qué piensas cuando lo escuchas?

Esta es una afirmación que no deja de sorprenderme, porque yo he escrito la novela que me daba la gana, partiendo de una absoluta libertad para con las ideas y el lenguaje. No hace falta ser valiente o arriesgada cuando la libertad va contigo; si hubiera tenido que conquistarla, ahí habría necesitado valentía. Creo que el hecho de tratar abiertamente temas como el suicidio, la no maternidad o el sexo lésbico puede haber generado estos calificativos.

¿Cómo definirías a tu protagonista en un par de líneas?

Es una mujer que busca vivir una vida con sentido, aunque eso suponga no atiborrarse de ansiolíticos o antidepresivos. Ella habita en un límite donde la vida se sufre pero también se goza al máximo.

¿Cómo nació ella en ti, cómo surge su creación?

A raíz de una visita a la psicóloga. Me pidió que escribiera mi biografía en unas pocas páginas y me sedujo tanto la idea de contar una vida en primera persona que dejé la terapia y empecé a escribir la historia de esta mujer, que no soy yo, aunque comparto muchos de sus pensamientos.

Ella es una persona con tendencias suicidas pero, ¿son más intelectuales que físicas?

Creo que ella fabula con estas tendencias, la idea de la muerte está siempre ahí, en determinados momentos puede ser una válvula de escape, aunque en otros se la tome muy en serio.

¿Tiene alguna parte autobiográfica?

Por supuesto que sí, pero son más bien detallitos, pequeños guiños a mi propia vida que alguien que me conozca bien puede reconocer. El armazón argumental, por decirlo de algún modo, no es autobiográfico.

En el libro la protagonista es lesbiana y hablas de relaciones lésbicas. ¿Hace falta una mayor visibilidad del colectivo también en la literatura?

La protagonista es lesbiana y habla de sus relaciones porque yo lo soy y seguramente no tengo con quién hablar sobre mis relaciones. ¿Existe esa necesidad de visibilidad? Seguramente, pero lo que más me complace es que cada escritor o escritora pueda expresarse con libertad y contar la historia que realmente le apetezca.

Además, son muy importantes las relaciones entre mujeres. Ese triángulo madre-hermanas. ¿Qué querías mostrar con él?

Como Permafrost no es una novela pensada, sino sentida, realmente no había nada que quisiera mostrar. Creo que la novela es un reflejo de mi propia realidad, que realmente es muy femenina, y del grado de toxicidad que algunas veces pueden alcanzar las dinámicas familiares.

¿Qué diferencias encuentras entre escribir poesía y novela?

La verdad es que no muchas, porque tras escribir la novela me entretuve unos meses en trabajar el lenguaje de una forma similar a la que trabajo la poesía, buscando la sencillez y la belleza en cada frase, cuidando el ritmo y tratando que el resultado final fuera realmente artístico. La diferencia más destacable sería temporal: un libro de poemas me ocupa uno o dos meses, en cambio la novela se te mete dentro y no te suelta hasta al cabo de varios meses o un año. Es una especie de animal que te roe y te corroe los huesos y no deja que te libres de él hasta sacarte la última gota de médula. ¡Pero qué placentero, por favor!

He leído que piensas hacer una trilogía. ¿Qué tienes pensado de las continuaciones, qué nos puedes adelantar?

Bueno, más que una trilogía, el proyecto que tengo en mente es un tríptico: tres novelas complementarias entre sí pero con protagonistas distintas. En este caso van a ser tres mujeres muy singulares que cuentan su historia en primera persona. Cuando terminé Permafrost sentía la necesidad de abordar otras posibles etapas en la vida de una mujer, como la pareja, el mundo laboral, la maternidad, etc., y de ahí surgió la idea de seguir con dos novelas más. Actualmente tengo ya bastante avanzada la segunda (Mamut), y ya en mente la tercera (Boulder).

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