Cinco cosas que siempre compras después de una ruptura sentimental 


No importa si lo veíamos venir o no, el golpe siempre te sorprende, y de repente empezamos a hacer cosas raras: teñirnos el pelo de colores nuevos, hacernos cortes imposibles (de hecho es muy peligroso ir a la peluquería inmediatamente después de una ruptura).

Pero lo que sí parece probado por la ciencia es que nos ponemos consumistas y caprichosos. Un estudio publicado en la revista Psychology & Marketing asegura que comprar nos mejora el estado de ánimo. Aunque sea por un rato.

La mayoría de las compras que se hacen es esos duros momentos son autorregalos o inversiones en una misma”, según dijeron en una encuesta de dicho estudio varias mujeres.

Y he aquí lo que más compramos cuando nos rompen el corazón:

- Lencería

Es un momento en que queremos confiar en el futuro y subir la autoestima. Sí, vamos a encontrar otra pareja y nuestra vida sexual será maravillosa. Así que necesitamos reemplazar la artillería y destruir todo lo que nos recuerde el pasado. La lencería te ayudará a sentir sexy y llena de confianza. Así que la consideramos una buena inversión.

- Ropa para ir al gimnasio (a veces hasta la matrícula)

Es un proyecto largamente acariciado: ponerte en forma, tener un cuerpo 10, sentirte mejor físicamente. Y no hay mejor momento que este. La práctica de ejercicio físico te hará genera endorfinas y te hará sentir mejor. La ropa nueva será un plus en la motivación para empezar una nueva vida.

- Un nuevo vibrador

Todo hay que renovarlo, ¿y quién quiere un juguete sexual que le recuerde a un ex? Hay que tirar lo que haya que tirar y buscar un nuevo entretenimiento. Afortunadamente el mercado es generoso en opciones.

- Una mascota

Supone múltiples ventajas, nuevas ocupaciones que te mantendrán la mente ocupada, y mucho cariño y afecto. Si te decides por un perro tendrás que sacarlo a pasear con cierta frecuencia. Y esto, amigos, es un gran recurso para conocer gente nueva y encontrar pareja.

- Un tatuaje

Cuando una puerta se cierra otra se abre. Y de repente nos apetece probar algo nuevo. Un tatuaje, por ejemplo. Suele ser un acto reafirmante, un “aquí estoy yo”, un antes y un después. Cada vez que lo mires te acordarás las razones y del momento en que te tatuaron la piel por primera vez.