Hasta siempre, Chandler Bing

En el apogeo de la década de los noventa hubo una serie que se convirtió en fenómeno cultural y ha envejecido como ninguna otra. Con esta definición no haría falta decir que esa serie fue -y sigue siendo- Friends; la sitcom por excelencia que cambió la forma de percibir la amistad, el humor, incluso, por qué no, el mundo en general. Una historia -también fue un poco la nuestra- en la que la vida se entendía y transcurría entre cafés, en un Nueva York en pleno cambio de siglo que empezaba a despertar con fuerza, como también lo hacían cada uno de sus seis personajes.

La icónica serie terminó en 2004, tras diez años de constante emisión y diez temporadas de éxito rotundo a sus espaldas. Pero el último capítulo en realidad nunca fue el último..., hasta ahora. Este domingo, 29 de octubre, nos despertábamos con la dura noticia de la muerte de Matthew Perry, el personaje de Chandler Bing, a los 54 años.

Cuesta creer que nos diga adiós uno de los tipos más divertidos y queridos de la comedia televisiva; el sarcástico y encantador ejecutivo de oficina -con una clara inclinación por el humor ácido- que se convirtió en referente para toda una generación. Su capacidad para mezclar el humor con momentos de vulnerabilidad fue su firma; un mecanismo de defensa al que recurría para lidiar con emociones complejas, algo de lo que no pudo escapar en la vida real.

Matthew Perry se enfrentó a una batalla contra la adicción al alcohol y las drogas. Su lucha contra las adiciones se convirtió en un problema crónico que afectó a su salud física y mental, incluyendo hospitalizaciones y recaídas. Buscó tratamiento en varias ocasiones y pasó tiempo en centros de rehabilitación para abordar sus adicciones.

Su caso se ha convertido en fuente de inspiración para quienes también luchan contra ello. De hecho, el actor confesó en una reciente entrevista que su deseo cuando muriera no era otro que ser recordado como alguien que abogó por la concienciación sobre este tema: la importancia del apoyo y el tratamiento para quienes la necesitan.

Le recordaremos así y le llevaremos siempre con nosotros porque es parte de nosotros. Un compañero inseparable para una o varias generaciones que ansiábamos respuestas, un eco de nuestras propias emociones y un despliegue de bromas sarcásticas y sonrisas contagiosas que se convirtieron en ingredientes esenciales de un cóctel que nos hacía reír a carcajadas. Pero quizá no haya mejor manera de despedirle que sabiendo que, como afirma el crítico de cine Juan Luis Álvarez, "no existe un minuto en el que Friends no se emite en algún lugar del mundo". Hasta siempre, Chandler Bing.