Lisboa, tierra de contrastes
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Su situación, a orillas del río Tajo, añade un sabor especial a las vistas desde sus elevados miradores y torres, desde los que también pueden observarse dos puentes espectaculares, el 25 de Abril y el Vasco de Gama, de 16 km, el más largo de Europa.Los barrios más interesantes son los céntricos Baixa, Chiado, Bairro Alto y Alfama. Al oeste se sitúa Belém, de obligada visita por sus monumentos históricos (el fabuloso Monasterio de los Jerónimos y la Torre de Belém) y sus pasteles y, más al Este, por la orilla del río, el familiar Parque de las Naciones,creado para la Expo del 98.
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Otros lugares de visita obligada son el Museu Nacional do Azulejo, el Museu Calouste Gulbenkian y el Nacional de Arte Antiga.Pero la vida en Lisboa dista mucho de girar en torno a los museos: recorre el vasto y boscoso Parque de Monsanto, pasea por las calles con adoquines de basalto gris oscuro en Chiado y Baixa (de variados e interesantes trazados e instalados por cuadrillas de presos durante el siglo XIX) y disfruta una noche del rico legado musical lisboeta y de su animada vida nocturna.
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Y, para vivir una experiencia sin igual, pasea por la calles y escalinatas adornadas por buganvillas de Alfama, el barrio más antiguo de Lisboa, coronado por las ruinas de un castillo árabe, el de San Jorge. ¿No suena a misterioso cuento de hadas?
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A pesar de la crisis y del 23% de IVA que ya se aplica en muchos servicios, la capital portuguesa sigue reinventándose y cuenta con un montón de novedades, como la completa transformación de la Praça do Comércio.Aunque hasta 2014 el proyecto no estará terminado, ya se puede disfrutar de algunas novedades: como el Museo de la Cerveza, que también funciona como restaurante y recrea una bodega conventual del siglo XV, o Lust, uno de los lugares nocturnos de referencia, con clientela muy exclusiva.
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La gran noticia de la gastronomía es la reaparición de José Avillés, el mejor chef portugués de su generación. Después de dejar Tavares con una estrella Michelin, ha vuelto al ruedo público. Primero con O Cantinho do Avillez, un lugar asequible con mucho encanto, para luego atreverse a reinventar el clásico Belcanto del Largo San Carlos, en pleno Chiado. Es firme candidato para que la región de Lisboa cuente con una cuarta estrella Michelin.En la foto podemos ver el Bar del hotel Jerónimos 8, (Rua dos Jerónimos, Lisboa).
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La Casa dos Biscos (Rua dos Bacalhoeiros) ha sido, desde que fue construida en 1523, uno de los edificios más emblemáticos de Lisboa, gracias a su fachada revestida de piedras talladas en forma de punta de diamante. Desde hace unas semanas acoge en su interior la Fundación José Saramago.A pesar de la presencia de tiendas multinacionales, todavía se pueden encontrar tesoros realizados enteramente en Portugal, como Shoes Closet, un proyecto de Helena Amante y Miguel Marques. Diseño contemporáneo más conocimiento profundo del sector –ambos proceden de familias de zapateros del Alentejo– y una manufactura impecable. Sus zapatos se venden en su tienda (Ruas das Galés,31).Por su parte, A Vida Portuguesa desde Sempre (Rua Anchieta, 11) sigue siendo un pozo sin fondo de maravillas del país, desde una crema de manos a un aceite o una crema dentífrica como Couto.
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En diseño contemporáneo, Design Store BCT (Pl. Príncipe Real, 20-21) es la nueva tienda de referencia. Y a quien no le importe hacer kilómetros para conseguir gangas, el nuevo outlet de moda lisboeta es Freeport. Ahora lo que se lleva es reciclar: es el caso de algunos de los garitos nocturnos que se han puesto de moda, como Pensao Amor (Rua Nova do Carvalho).Durante años, este antiguo edificio del siglo XVIII fue utilizado por prostitutas y viajeros, y ahora se ha convertido en uno de los bares más divertidos de la ciudad. Cinco pisos llenos de sorpresas y pinturas al fresco de artistas como Mário Belém o Hugo Makarov Martins.Arriba, el antiguo muelle de Santo Amaro convertido en las Docas, el barrio de moda.