Aprende a respirar bien
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Dime cómo respiras... y te diré cómo te sientesSegún las partes del cuerpo que intervienen en la respiración, podemos hablar de tres tipos de respiración:-Con el abdomen o diafragma. Al inhalar, la parte inferior del abdomen baja y el diafragma desciende; al espirar, la zona inferior del abdomen se contrae y el diafragma sube. Es la respiración básica, la más completa y relajante. La clásica que potencia el yoga, por ejemplo.-Intercostal o torácica: En el momento de la inspiración, los pulmones empujan las costillas hacia fuera, como si fueran un muelle, para asegurar la máxima inhalación de aire y apoyar la respiración abdominal.-Clavicular: Al tomar aire, los hombros y la clavícula se elevan y el abdomen se contrae. Es la respiración de las personas nerviosas, ansiosas o que están en peligro. Supone mucho esfuerzo y proporciona poco aire. Es la menos idónea y solo debe utilizarse como la última parte de una respiración completa (abdominal, costal y clavicular).
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Técnicas: tai-chi, pilates y yogaHay diversas gimnasias y terapias físicas que te ayudan a tener una mayor consciencia de tu respiración y a mejorarla de forma inconsciente. Las disciplinas orientales como el tai-chi o el yoga son dos clásicos, pero el método pilates, que ha cosechado millones de adeptas, también se basa en la importancia de la respiración abdominal. La realidad es que si coordinas la respiración con el ejercicio, puedes sacar mayor rendimiento al movimiento, o sea que si diriges mentalmente el aire hacia un determinado músculo este tendrá más flexibilidad (‘llegará más lejos’); aumentará la consciencia del propio cuerpo y, durante los movimientos de torsión, realizará un ligero masaje a los órganos internos. Además, el yoga comprende prácticas como el pranayama, cuyo objetivo es controlar la respiración y la respiración del fuego.
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Inhaaaala, exhaaala: minisesiones de relajación diariaMejorar la respiración natural requiere algo de dedicación. Sé estricta y practica dos veces al día (después de levantarte y antes de acostarte son buenos momentos), durante 5 minutos. Busca un espacio tranquilo y túmbate o siéntate con la espalda recta. Apoya la mano izquierda sobre el abdomen y la derecha sobre la izquierda. Imagina que tus manos se están apoyando sobre un globo. Inhala el aire por la nariz y notarás como se hincha el globo imaginario –aquí estarás practicando la respiración abdominal–, siente cómo se dilatan las costillas –esta es la respiración costal– y eleva finalmente las clavículas. Retén el aire unos segundos y exhala por la boca lentamente. Si eres constante, irás mejorando tu respiración natural y notarás cómo cambia tu postura corporal y hasta tu estado de ánimo.
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Beneficios: físicos y mentales. La mejor terapia de bellezaNormalmente utilizamos solo una décima parte de nuestra capacidad respiratoria. Una respiración completa y con una técnica adecuada permite ‘masajear’ los riñones, el hígado, el bazo, el páncreas y los órganos digestivos y, a la vez, favorecer la circulación hacia el corazón. Todo ello mejora el sistema linfático, el proceso digestivo, la presión arterial y el sistema inmunológico. Más oxígeno se traduce en una disminución de la sensibilidad al dolor, en menos jaquecas y episodios de insomnio. Pero los beneficios también son mentales: aumenta la energía vital, combate el estrés y el nerviosismo y ayuda a controlar la ansiedad. Además, a mayor oxigenación de los tejidos, más hidratada, tersa y limpia estará la piel. Respirar, al igual que dormir, es una buena herramienta regeneradora.