Bailar, una pasión adictiva

Profesionales del esfuerzo y la ilusión en movimiento nos cuentan el sacrificio que supone triunfar en los escenarios. Sigue sus historias.

Bailar, una pasión adictiva
Bailar, una pasión adictiva

Desde que Alan Parker rodó ‘Fama’ y la secuela televisiva arrasó en todo el mundo han pasado casi treinta años. Quizá los participantes del reality show ‘Fama ¡A bailar!’ no conozcan nada de ello, pero el efecto mimético de la televisión ha funcionado de nuevo. La danza está de moda y las inscripciones en las escuelas aumentan. De todas ellas, más de la mitad no cumplirán el año; un bailarín necesita enriquecer su vida y su trabajo y para ello el esfuerzo, el sudor y las lágrimas son reales. La danza es una de las Bellas Artes y un auténtico equilibrio entre pasión y esfuerzo. Los profesionales lo saben muy bien, por ello desconfían de todo lo que suene a fácil y superficial. Algunos de ellos nos lo cuentan.

COMPAÑÍA IT DANSA

La escuela que les enseña a volar

Se creó en el Institut del Teatre de Barcelona como un curso de posgrado. «Con It Dansa queremos que los alumnos vivan el ambiente profesional sin dejar de ser estudiantes», nos dice su directora artística, Catherine Allard. «Enfrentarse directamente a una compañía profesional puede ser muy duro», añade. IT Dansa hace 30 ó 40 espectáculos al año y es un referente para la Escuela, el sueño de los más pequeños: «Un proyecto que les da alas.»

LYDIA AZZOPARDI

Directora artística de Gelabert/ Azzopardi

Bailarina, estilista, diseñadora y profesora de danza británica, conoció a Cesc Gelabert en 1980, y en el 85 crearon compañía propia. A pesar de las dificultades de ser empresaria, reconoce las ventajas de «tener el control de tus propias decisiones» y de «poder empezar de cero para desarrollar bien las ideas». Es responsable de la estética de los espectáculos de la compañía y colabora en la creatividad coreográfica: «Lo hablamos y discutimos todo», afirma. Considera la danza «una tarea muy exigente que hay que aprender a disfrutar».

CESC GELABERT

Dedicación para crear cultura

Poesía pura en el escenario, de 1970 al 80 triunfó en Nueva York pero decidió volver: «Me siento de barrio… y europeo. Ante todo, un creador mediterráneo que intenta contribuir a la cultura de su país. No quiero olvidar de dónde vengo, aunque mi proyección sea internacional». Asegura que «ser empresario, de algún modo, interfiere en la creatividad» y aboga por nuevas vías de mecenazgo como el Non Profit Organization americano, que permite dedicar a actividades artísticas una parte de tu IRPF. Ha recibido muchos premios y es Medalla de Oro de las Artes Escénicas.

SARA FERNÁNDEZ

Joven promesa de la CND2

Disfruta de su primer año en la Compañía Nacional de Danza 2 (CND2). Empezó a los nueve y, hasta los 17 años, estudió danza en Almería. Después se trasladó a Madrid para acabar sus estudios en el Conservatorio y, nada más llegar, compartió piso sin problemas. «La disciplina que impone la danza me fue también útil para organizarme la vida», nos explica. Si en un futuro próximo tiene que elegir compañía apostará por el Cullberg Ballet, el ballet de la Ópera de Lyón, o la Nederlands Dance Company. Lo tiene muy claro.

ÁLVARO PRIETO

Nuevo camino en el Béjart Ballet Lausanne

Después de dos años en la CND 2 está contento de ir a Lausanne, aunque no le hubiera importado nada quedarse y pasar a la CND: «En las audiciones se presentan bailarines de todo el mundo. Es muy difícil entrar y Nacho Duato tiene la última palabra», nos apunta. Bailar es para él como una droga y se identifica con el estilo neoclásico y contemporáneo. Estuvo diez años en el Conservatorio, por eso la mayoría de sus amigos son bailarines o deportistas de élite, con quienes coincidió en el bachillerato adaptado.

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