5 mujeres con historias inspiradoras y apasionantes que seguro que no conoces
Mujeres inspiradoras de las que hay que hablar.
Hay un libro increíble en mi librería que de vez en cuando saco para leer a mi hija, sustituyendo al cuento de la noche. Uno de esos libros que todo el mundo debería tener, para inspirarse a través de otras mujeres de las que, por desgracia, se habla poco. Por eso, lo rescato para ponerlo sobre la mesa y compartir algunas de esas historias femeninas que, posiblemente, no conocías… hasta ahora.
Todas estas historias están recopiladas por Eva Roemer, en el libro ‘Ellas. Mujeres que nos inspiran’, de la editorial Maeva. Y es todo un regalo. “A pesar de los múltiples obstáculos que históricamente han encontrado en su camino, las mujeres han sido, son y serán siempre capaces de hacer cosas extraordinarias, alcanzar sus metas y cambiar para mejorar el mundo que las rodea”, explica la editora.
De la impresionista Mary Cassatt y su historia sobre cómo desafió las convenciones del siglo XIX con su pintura a la joven estudiante pakistaní Malala Yousafzai, superviviente de un brutal ataque cuando defendía sus derechos.
A todas ellas, como a todas nosotras, nos une el mismo hilo: el deseo de vivir según sus (nuestros) propios criterios, sea el que sea el ámbito en el que te muevas. Aquí, una pequeña pincelada con 5 de las 45 mujeres y sus historias de superación y talento, recopiladas por Roemer.
Louise Boyd, exploradora
La historia de Boyd se remonta a finales del siglo XIX y comienzos del XX, cuando los grandes “héroes” del momento en temas de investigación y exploración eran normalmente hombres. Louise Boyd admiraba los trabajos de Robert F. Scott o Ernest Shackleton, todos ellos en constante competición y disputa por ver quién sería el primero en alcanzar el Polo Sur. Aquellos años, las expediciones de hombres que partían a descubrir los rincones más remotos del mundo, vivían su época dorada.
Explica Roemer que aquello estaba descartado para una mujer como Boyd que, aún perteneciendo a una familia adinerada y culta de Norteamérica, “seguía siendo una mujer”. Pero no se rindió.
“Algún día quisiera estar dentro del paisaje y no sólo contemplarlo desde fuera”, dijo. Y a los 37 años, hizo su primer viaje en barco por el Ártico. Cuenta Roemer que en 1928, cuando el explorador noruego Roald Amundsen desapareció en las aguas árticas, fue Boyd quien financió, organizó y lideró una expedición para buscarlo. Nunca lo encontró, pero recorrió más de 16.000 kilómetros y desde entonces, nunca más se la volvió a considerar como una mujer “con mucho tiempo libre” sino como una científica de renombre. Fue, por cierto, la primera de muchas de sus expediciones por Groenlandia.
Marie-Madelaine Fourcade, combatiente de la Resistencia
Para conocer la historia de Marie-Madelaine Fourcade, hay que retroceder en el tiempo hasta el momento en el que las tropas alemanas entraron en París en junio de 1940. Momento en el que la ideología nazi determinaba la vida política y social. Sin embargo, en Francia, muchos se opusieron y formaron el grupo de la Resistencia.
Fourcade pertenecía a una familia burguesa y tocaba el piano. Pasaba horas frente a él para convertirse en una reconocida intérprete. Sin embargo, en lugar de pianista terminó convirtiéndose en una de las espías más famosas de Francia. Eva Roemer cuenta que fueron más de 3000 franceses los que se unieron a la Alliance, causa que lideró Marie-Madelaine, con el objetivo de debilitar el régimen de terror de los nazis, proteger a los perseguidos y presos judíos y luchar por una Francia libre. Murieron en la causa más de 600 personas pero Fourcade siguió, por sus compatriotas y sus dos hijos, sin dejarse intimidar, llegando a ver su sueño cumplido: la caída de Hitler y la derrota de Alemania.
Shamsia Hassani, grafitera
Años 90. En Kabul, una joven Hassani descubre su pasión por el grafiti después de estudiar Bellas Artes y comienza a difundir, a través de su arte, su mensaje: “la libertad no consiste en quitarse el burka, sino en conseguir la paz”, decía.
Para Hassani, el burka no era el problema de las mujeres afganas, sino los más 30 años que su país lleva siendo devastado por una guerra que no cesa. Se convierte en profesora de arte y los temas de género, en una tierra cuya lucha ha de hacerse bajo el burka, son los más importantes para ella. En sus grafitis, suelen verse a mujeres con burka en colores azules y añil, haciendo referencia a los problemas a los que se enfrentan las mujeres y las niñas del país.
Aún hoy, esta artista afgana sigue sacudiendo al mundo con su arte con el objetivo de concienciar y cambiar una sociedad que parece retroceder.
Wangari Maathai, activista medioambiental
Wangari ya demostró desde que era pequeña que iba en serio con cuidado de la naturaleza. Perteneciente a una familia campesina sin recursos, aún con el viento en contra, fue la primera mujer en doctorarse en Kenia, convirtiéndose un año después en la primera profesora de veterinaria anatómica en su disciplina.
En lo que a mí respecta, seguiré plantando árboles, especialmente especies autóctonas y, allí donde pueda, plantaré también ideas
Fundó en 1977 el ‘Green Belt Movement’ (movimiento del Cinturón Verde), para combatir la deforestación y desertificación mediante la plantación de árboles. Y es que Maathai no sólo quería preservar el medio ambiente de la región, sino también ofrecer una fuente de ingresos a las mujeres que vivían en la pobreza.
Esta lucha fue dura: se enfrentó en numerosas ocasiones con los gobernantes corruptos de Kenia e incluso llegó a ser encarcelada. Pero siguió adelante sin rendirse y en 2004 se convirtió en la primera mujer africana en recibir el premio Nobel de la Paz.
Gracias a su labor, su lucha y su proyecto, Naciones Unidas ha confirmado que hasta hoy, se han plantado 40 millones de árboles y ha mejorado la vida de casi un millón de mujeres, así como la de sus familias.
Magdalena Neuner, biatleta
Fue por casualidad por lo que Neuner entró en el mundo del biatlón (deporte que combina el esquí y el tiro con rifle), cuando se apuntó a un grupo de entrenamiento en su pueblo, en las montañas bávaras. Esta especialidad deportiva, físicamente exigente, requiere una máxima concentración: se necesita ser extraordinariamente rápido y tener una puntería certera. Pues bien, Magdalena reúne todas las condiciones.
Demostró en numerosas ocasiones lo sobrada que iba de ello y ha dado ejemplo de su entrega, vigor y capacidad de resolución en el último segundo en cada competición, llegando a colgarse hasta 12 Oros y convirtiéndose en la biatleta con más éxito de todos los tiempos. En 2012, con sólo 25 años, se retiró.