Marta Ortega, la invitada perfecta con un vestido joya en una boda junto a Tamara Falcó
La empresaria vuelve a recurrir a su diseñador fetiche para las grandes ocasiones, Valentino, el mismo que firmó su vestidazo de novia.
El día, como en toda la meseta, amaneció caluroso en Retuerta del Bullaque, pueblo de la provincia de Ciudad Real a los pies de los montes de Toledo. Tocaba resguardarse en la sombra hasta que el calor bajara, pero esta vez iba a ser un poco más difícil porque no era un día cualquiera en el municipio, que acogía en su iglesia de San Bartolomé Apóstol la boda de Amelia Millán y Felipe Cortina. Entre los invitados, muchos nombres destacados de la alta sociedad española. En cuestión de moda, dos marcados en rojo: Tamara Falcó y Marta Ortega.
De la primera ya hemos repasado su look, un vestido floral de Johanna Ortiz combinado con unas alpargatas de cuña, fiel a su estilo pero con ese detalle original para los pies teniendo en cuenta el contexto formal del evento. De la segunda, más de lo mismo porque la empresaria también ha vuelto a plasmar las líneas maestras de su vestidor, cuya personalidad está fuera de toda duda. Te puede gustar o no pero el estilo de Marta Ortega es inimitable y nosotras estamos "subidas en su barco" (ojalá no fuera metafórico) desde hace tiempo.
La hija de Amancio Ortega, que ha acudido a la boda acompañada por su esposo, Carlos Torretta, ha vuelto a confiar una vez más en su firma fetiche para las grandes ocasiones, Valentino. De la firma italiana ya vistió, sin ir más lejos, hace un par de semanas en la boda de Pedro Bravo y Carlota Pérez-Pla y en Valentino confió también Marta Ortega para que diseñara el vestido de su propia boda.
En este caso, la pieza escogida por Marta Ortega para acudir como invitada al enlace de Amelia Millán y Felipe Cortina es un diseño joya de Alta Costura del sello transalpino en clave vanguardista, seña de identidad en el estilo de la heredera del grupo Inditex.
El vestido brilla literalmente gracias a los cristales dorados bordados que recubren todo su cuerpo, desde los hombros hasta las rodillas, donde cambia completamente su cara al estar rematado con un gran volante en color azul noche que es una especie de falda recortada. El efecto que produce un cambio de registro tan radical, sin transición alguna entre las dos partes descritas del vestido, es espectacular.
A diferencia de Tamara Falcó, que como decíamos anteriormente ha decidido recurrir a las alpargatas y no a las sandalias de tacón, Marta Ortega sí ha escogido unas sandalias doradas de tacón alto y una pequeña plataforma que ayudan a estilizar la figura tal y como lo hace también el dibujo de la creación de Valentino con el que la empresaria nos ha vuelto a conquistar una vez más.
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