Hablamos con Proenza Schouler de sus Birkenstock, la colaboración que va a cambiar el zapatero de verano

Jack McCollough y Lázaro Hernández reinventa las sandalias Birkenstock, tal vez una de las pocas cosas que las infancias del dúo de diseñadores tienen en común.

Birkentsock x Proenza Schouler
Birkentsock x Proenza Schouler / Juergen Teller

Las míticas sandalias Birkenstock dispararon su popularidad en los años 90. Incluso la banda punk NOFX les dedicó una canción. La misma década en la que Jack McCollough y Lázaro Hernández, los creadores de la firma Proenza Schouler, empezaron a forjar su imaginario. De hecho, han trabajado con algunos de los iconos más cool de la época, como Chloë Sevigny o Harmony Korine. Casi tres décadas después, firma y creadores vuelven a encontrarse en una colaboración que debutó nos puso los dientes largos en su desfile de primavera-verano 2020 y que ahora llega a tiendas para encumbrar definitivamente la tendencia de la "ugly sandal" de cada verano –aunque de fea no tiene nada–.

Proenza Schouler y Birkenstock: ¿hasta qué punto están ligados vuestros universos?

Lázaro: Crecí en Miami, el océano fue una parte importante de mi vida. Los niños pasábamos el rato en la arena, en el barco, y todos llevábamos Birkenstock porque eran fáciles y cómodas, y tenían esa connotación de contracultura nostálgica que flotaba en el aire esos días. Recuerdo que las llevé en mi primer día en la Universidad sin pensar ni un momento en si era o no apropiado. Eran parte de la vida en el Trópico. Cuando me mudé a Nueva York, por supuesto, mis Birkenstock vinieron conmigo y aún tengo ese par en el armario. Son una de las pocas cosas que conservo de mi etapa anterior a Proenza Schouler.

Jack: Yo crecí en Tokio pero me mudé a Nueva Jersey con mi familia de niño. Creciendo en los 90 y siendo el chaval libre e independiente que ira, me fui pronto de casa y viajé por el país con el grupo Grateful Dead. Fue en esos días cuandoo las Birkenstock se convirtieron en algo esencial en mi armario. En ese tour, eran el uniforme de facto. Se convirtieron en el símbolo de una era pasada que los jóvenes venerábamos e intentábamos revivir. De alguna manera conectaban el pasado con el futuro. Después del instituto me mudé a San Francisco, de ahí a Massachussets para estudiar Bellas Artes, y finalmente a Nueva York para estudiar en Parsons. Las Birkenstock fueron parte de todo el periplo, y aún son una constante en mi vida.

Vuestro desfile de p-v 2020, donde la colaboración de dio a conocer, lleva vuestra predilección por la sastrería hacia el power dressing. ¿Teníais eso en mente en este proyecto?

Sí, pero también la ropa de trabajo utilitaria y el calzado deportivo. Sabíamos que ante todo queríamos mantener la integridad de las icónicas Birkenstock, mantener intactos los elementos que la hacen lo que son, pero también encontrar la manera de inyectarles un espíritu urbano. Uno suele asociar las Birkenstock con momentos informales, el tipo de zapato que lleva en la playa, en el campo, de fin de semana. Queríamos crear un par que fuese urbano, lujoso; algo que la gente quisiera llevar en la ajetreada vida de ciudad. Queríamos mantener su funcionalidad hardcore pero reduciéndola a su esencia más pura, así que sustituimos las hebillas por tiras de velcro: nos encantan las zapas vintage con velcro. También queríamos hacerlas uniformes, así que cubrimos el corcho de la suela con cuero, creando una textura ininterrumpida de cuero, muy lisa, moderna, cosmopolita y pragmática. Cuando nos reunimos, les propusimos la idea y les encantó. El resultado es todo lo que imaginamos.

La modelo Kiki Willems en la campaña de la colección de sandalias de Birkenstock x Proenza Schouler, fotografiada por Juergen Teller. 
La modelo Kiki Willems en la campaña de la colección de sandalias de Birkenstock x Proenza Schouler, fotografiada por Juergen Teller.  / Juergen Teller

El nombre de Proenza Schouler viene de unir los apellidos de solteras de vuestras madres y vuestro corto “Legs are not doors” (2015) muestra a mujeres individualistas, con una visión abierta del sexo, el género o el embarazo.¿Hasta qué punto es el feminismo parte de vuestro ADN?

La mujer siempre ha sido el centro de nuestro universo. Crecimos inspirados por la fuerza de nuestras madres y atraídos hacia otras mujeres como amigas, inspiración y socias. Es algo que nos ha seguido durante toda nuestra carrera. Para nosotros siempre ha sido importante la igualdad, está en nuestro ADN, e intentamos darle voz a aquello que consideramos relevante. Quizá otras marcas lo hagan por razones distintas, pero siempre es positivo abordar esta conversación.

La moda debe reflejar el sentir de su tiempo; y precisamente hoy un enfoque político es cada vez más crucial. Como diseñadores tenemos un altavoz privilegiado y la responsabilidad de ver el marco general. La moda es un vehículo para explorar lo que encontramos relevante, y eso incluye asuntos de la vida real. Pensamos en la mujer Proenza como reflexiva, alguien que valora la integridad, y creemos que ese enfoque resonará con ella como lo hace con nosotros.

La colaboración incluye los modelos icónicos Arizona y Milano (de 240 € a 360 €), reinterpretados con los códigos de marca únicos de Proenza Schouler.
La colaboración incluye los modelos icónicos Arizona y Milano (de 240 € a 360 €), reinterpretados con los códigos de marca únicos de Proenza Schouler. / Proenza Schouler

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