Gucci y Adidas: la colaboración más deseada de la Semana de la Moda de Milán

Tras dos años siendo la gran ausencia de la cita, el regreso de Gucci a la Semana de la Moda de Milán ya suscitaba el interés suficiente como para acaparar titulares; pero que la pasarela se llenara de prendas con el logo de Adidas fue el truco definitivo para robar por completo la conversación de esta fashion week. Sí, Alessandro Michele ha vuelto a ajustarse a los tiempos oficiales de la industria; pero lo ha hecho marcando su propio ritmo.

Aunque potente, la alianza de ambas marcas no es ninguna novedad en el sector: en los últimos años el lujo se ha asociado con lo práctico como prueba de su adaptación al medio actual y, en este sentido, las sinergias entre firmas de lujo y enseñas deportivas se han multiplicado, cosechando grandes éxitos a su paso. Las recientes colaboraciones entre New Balance y Miu Miu o Nike y Louis Vuitton dan buena cuenta de ello.

Tampoco es la primera vez que Gucci se lanza a una aventura colaborativa. La buena acogida de sus cápsulas anteriores junto a Balenciaga o a North Face son garantía suficiente de su capacidad para reinventar sus códigos y fusionarlos con los de otra casa. Y, en el caso de Adidas, el ejercicio ha sido especialmente apetecible por los puntos en común de sus propuestas estéticas: la marca italiana y el gigante alemán de la ropa deportiva no solo comparten las rayas (dos en rojo y verde en Gucci; tres blancas en Adidas), sino también una bonita similitud entre la abeja de la primera y el trébol de la segunda.

A nivel práctico, en la colección abundan los trajes sastre de silueta oversize que Michele combina tanto con corbatas, corsés y camisas como con mitones y gorras de béisbol. También es transgresora su forma integrar prendas tradicionalmente de hombre con otras de mujer, llevando a otro nivel el concepto del 'gender fluid', un término que lleva asociándosele desde hace siete años aunque él reniegue abiertamente de la etiqueta. Por eso no es casualidad que uno de los escasos looks del desfile destinados claramente al armario femenino se haya inspirado en un vestido de Adidas que Madonna, icono de la libertad individual, llevó a principios de los 90.

Mención aparte merece el maquillaje fantasía que las modelos han lucido sobre la pasarela y que promete inspirar tendencias para las grandes ocasiones de esta temporada. En su planteamiento, el protagonismo del rostro se divide entre mirada y labios, potenciando únicamente una de las dos opciones. En el caso de los párpados, se adornan con brochazos de colores vibrantes o metalizados o con brillantes de 'strass', mientras que la boca apuesta por los tonos más oscuros de la paleta, como el marino o el marrón, pero con un toque de 'glitter'.