Mujeres a pie de guerra
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MÓNICA GARCÍA PRIETO: corresponsal freelance en Beirut y Oriente próximo para El Mundo.Afganistán, Irak, Líbano, Chechenia, Macedonia y Gaza son algunos de los escenarios bélicos desde los que he contado al mundo lo que no puede o no quiere ver –explica Mónica–. Me levanto muy temprano, reviso la prensa y me conecto a la radio y salgo a la calle a ver qué se cuece. Y si sucede algo, allá voy para informarme. Busco a los testigos, pregunto a mis fuentes de confianza y sobre las cinco regreso a casa a escribir mis crónicas.
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Recuerdo que estando en Bagdad, hubo un terrible atentado. Fui al hospital para saber la gravedad de los hechos y terminé ayudando en lo que podía: tranquilizando a las madres, consolando a los niños... Fue espantoso. Cuando llegué a casa, intenté escribir y no pude, solo cuando lloré y liberé toda mi rabia, las palabras empezaron a surgir. Estoy convencida de que las mujeres corresponsales de guerra hemos aportado a este género del periodismo más humanidad y un enfoque más centrado en cómo sufren los civiles las consecuencias de las guerras.
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Un campo destruido en Irak.
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La situación de la mujer en Afganistán ha centrado las crónicas de muchas de nuestras reporteras.
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MAYTE CARRASCO, trabaja para Informativos TelecincoH e cubierto desde las elecciones presidenciales en Rusia hasta la guerra de Georgia y la masacre de Winnenden en Alemania, o los atentados en Kabul –dice Mayte–. Y en cada destino te encuentras con dificultades.»También he visto peligrar mi vida en varias ocasiones. La última, hace unos meses, cuando un grupo de terroristas de Al Qaeda irrumpió en Bakhtar House y mató a cinco miembros de la ONU. Yo me alojaba en otra casa de la ONU situada a dos calles.
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El hecho de ser mujer dificulta mi trabajo. Los afganos me miran como si fuera un insecto, a pesar de que me cubro el cuerpo.Y las fuentes occidentales me toman por una niña loca que quiere ver la guerra de cerca. ¿El futuro? Me gustaría que me enviaran a Latinoamérica y continuar con mi investigación para el IECAH (Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria), sobre el papel de la mujer como constructora de la paz en los conflictos armados.»En la imagen: Mayte en la carretera de Herat a Irán.
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Una niña afgana pidiendo limosna.
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MÓNICA BERNABÉ, trabaja en Afganistán como periodista freelance para el diario El Mundo y Canal Sur.Vivo en Kabul pero no pienso en el riesgo que eso supone porque, si lo hiciera, no saldría de casa –afirma Mónica–. Lo más peligroso son los trayectos por carretera: me cubro de pies a cabeza con el burka para pasar desapercibida. Mi día a día cambia en función de cada reportaje. Cuando mi historia se centra en la población civil, me muevo acompañada por un traductor y un conductor de confianza, y cuando quiero escribir sobre la labor de las tropas internacionales, no me separo de ellos. Puede que todo se mantenga en calma o puede que haya un ataque. Es imprevisible.»
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Manifestación de mujeres en Kabul.
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Maniobras de las tropas en Afganistán.
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OLGA RODRÍGUEZ, reportera de política internacional en CuatroMi primer viaje a Bagdad, con 27 años, fue el que más me ha marcado. Recuerdo que viví tres semanas de bombardeos continuos y la caída del régimen, además contemplé a diario escenas terribles de cuerpos destrozados y familias desgarradas por el sufrimiento. Pero en una situación tan difícil y peligrosa no puedes venirte abajo, es necesario seguir en alerta y posponer el llanto –asegura Olga–. Lo peor viene cuando regreso a casa: entonces revivo todas esas escenas horribles. Para superarlo, me suelo marchar unos días a la playa y allí, contemplando el mar, libero toda la tristeza y el dolor acumulado.»
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Mujeres esperando para votar en las elecciones de Afganistán en 2004.
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MERCEDES GALLEGO, cubre en Nueva York la información internacional para el diario El Correo.Este oficio me lo ha dado todo. He vivido historias inolvidables, pero también me ha robado a tres grandes amigos: José Couso, Julio Anguita y David Blume. Aún hoy, las mujeres somos minoría, porque los que mandan en los medios de comunicación suelen ser hombres y, por tanto, escogen a otros hombres para cubrir los conflictos. Por descontado, me ha tocado aguantar comentarios machistas o sufrir la indiferencia y la falta de apoyo de mis propios compañeros.
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ÁNGELA RODICIO, Corresponsal en Jerusalem de TVEVivimos la Guerra del Golfo en directo gracias a sus crónicas para TVE. Ella fue una de los pocos periodistas que transmitió desde Bagdad mientras bombardeaban la ciudad. Después, se marchó a Sarajevo y hoy trabaja desde Jerusalén. Esta periodista de raza abrió el camino a las mujeres corresponsales de guerra de las siguientes generaciones.
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TERESA ARANGUREN, fue 15 años corresponsal de guerra para Telemadrid.Su interés por el mundo árabe la llevó a hacerse periodista, profesión a la que ha dedicado más de treinta años de su vida. Sus crónicas nos contaron el horror y la destrucción del conflicto de los Balcanes, la guerra del Golfo y Oriente Próximo. Ha publicado varios libros: ‘Palestina: El hilo de la memoria’ y, recientemente, ‘Olivo Roto: Escenas de la ocupación’. Ahora, es miembro del Consejo de TVE.
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MARUJA TORRES, periodista y escritora.Mujer todoterreno, comenzó a trabajar muy joven en el mundo del periodismo. Ha sido corresponsal en países como Panamá y Líbano, donde reside actualmente. Colabora como articulista en ‘El País’ y su ‘EPS’, y su estilo se caracteriza por ser irónico y mordaz. El año 2000 ganó el premio Planeta con la novela ‘Mientras vivimos’ y el pasado año fue la ganadora del Premio Nadal con la obra ‘Esperadme en el cielo’.