Elegir el cepillo adecuado puede ser el secreto para salvar tu melena
No es lo mismo desenredar una media melena que marcar un buen brushing en un pelo extralargo. Ni tampoco se peina igual un cabello ultra liso que otro rizado. Por esas y otras razones dar con "tu" cepillo ideal es básico para lucir pelazo.
Puede que alguna vez hayas oído por ahí que tendríamos que cepillarnos el pelo 100 veces antes de ir a dormir. Y es más que probable que tengas en mente esa imagen tan cinematográfica de una mujer frente a su tocador cepillando su melena cada noche. Más allá del mito -lo de las 100 veces no tiene ninguna base científica-, el cepillado es un gesto esencial para mantener el pelo saludable. "Es fundamental para que esté brillante, sano y desenredado", apunta Eduardo Sánchez, director de Maison Eduardo Sánchez, quien recomienda hacerlo "dos veces al día (mañana y noche) y siempre desde abajo hacia arriba". Es decir, repasando primero las puntas para quitar los enredos para, después, ir de la raíz hasta el final. La técnica no es lo único que hay que perfeccionar: elegir el cepillo adecuado resulta también clave.
Aunque dicha elección pueda parecer, a priori, sencilla, lo cierto es que esconde varios matices. En primer lugar, tienes que tener en cuenta tu tipo de pelo. Los lisos -sea cual sea su medida- han de tener siempre a mano un cepillo desenredante. Los de tipo pala o los clásicos ovalados son perfectos para las melenas más largas y abundantes, mientras que los diseños ergonómicos sin mango (conocidos como 'detangler') funcionan a la perfección en cabellos finos, con tendencia a tener nudos y quebradizos. Por su parte, los pelos rizados y ondulados deben optar por herramientas que no rompan el bucle. Por eso, les conviene emplear peines de púas anchas, peinetas o de esqueleto específico para melenas curly. Aunque hay que matizar que en ambos casos, tanto para los más lacios como los ensortijados, existen opciones intermedias que se han creado especialmente para cubrir sus necesidades.
El otro aspecto que nunca puedes olvidar es el uso del cepillo. Algo que, por cierto, te conducirá, inevitablemente, a tener más de un tipo de peine en casa... Por ejemplo, si eres de las que te gusta desenredarte mientras estás en la ducha -también válido para la piscina o la playa-, necesitarás un detangler o un peine de púas anchas. Los cerámicos, a veces recubiertos de titanio en lugar de este otro material, son imprescindibles para trabajar con herramientas de calor a la hora de hacerse un brushing o marcar las puntas. Mientras que los de esqueleto, gracias a su sistema de ventilación, ayudan a recortar minutos en el tiempo de secado.
Por último, si quieres ir un paso más allá, anímate a probar algún cepillo exfoliante. Los puedes encontrar con púas de silicona o modelos más sofisticados. Se les conoce como exfoliantes porque, de paso, también ayudan a eliminar impurezas, despegar la suciedad y retirar la grasa acumulada en los poros. En cualquier caso, su función consiste en masajear el cuero cabelludo (mientras emulsionas el champú o, en seco, antes de irte a la cama) para dejarlo más relajado y activar la microcirculación de la zona. Un paso que cada vez más personas añaden a su rutina y, como sucede con otros pequeños gestos, ¡su resultado, si eres constante, realmente se nota.
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