Sara García Alonso, la primera astronauta española: “La evaluación era completamente objetiva y de esa manera se alcanzó la paridad en los seleccionados: nueve hombres y ocho mujeres”

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Woman Business, el podcast de la revista Woman Madame Figaro.

/ Jorge Arévalo

Hace dos años Sara García Alonso conoció que la Agencia Espacial Europea (AEE) iba a comenzar un proceso de selección de la que sería su nueva promoción de astronautas. Buscaban perfiles diversos, pero de altas capacidades: “Yo creía que para formar parte de una tripulación necesitabas ser ingeniero o piloto, pero vi que estaban interesados en carreras científicas muy distintas y que mis cualidades encajaban con lo que solicitaban, así que pensé que era una oportunidad única y que tenía que probar”, explica Sara García.

El currículo de esta leonesa de tan solo 32 años es impresionante. Estudió el grado y el máster de Biotecnología en la Universidad de León. Posteriormente realizó la tesis doctoral en el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca y, actualmente, trabaja como investigadora posdoctoral en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), el mayor organismo de investigación del cáncer en España, dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación.

Con estas credenciales la admitieron entre los 23.000 candidatos que participaron en la convocatoria de la AEE. Sara García nos explica en este podcast cómo fue ese durísimo proceso hasta ser una de los 17 seleccionados y convertirse así en la primera española que viajará al espacio. Fueron 18 meses de pruebas muy exigentes que evaluaron sus capacidades intelectuales, sus conocimientos científicos, su resistencia psicológica ante situaciones de estrés, su estado físico y sus habilidades en comunicación y gestión de la información.

Un 25 por ciento de los candidatos eran mujeres, una cifra que supone un gran avance frente a otras convocatorias. “La AEE ha promovido una mayor participación femenina. Y debo decir que me sorprendió muy gratamente que, después de una primera selección, en la que quedamos 1.500 candidatos, todos pasamos a ser números —asegura Sara García—. No importaba nuestra edad o la nacionalidad o el género. La evaluación era completamente objetiva y de esa manera se alcanzó prácticamente la paridad en los seleccionados: nueve hombres y ocho mujeres”. 

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