Macarena Estévez, de Deloitte: “El ser humano no va a desaparecer en la empresa, se va a recolocar”

Confiesa que siempre piensa en forma de datos y que, para relajarse, lee libros de matemáticas. En una era en la que los datos son fundamentales para las empresas, el cerebro analítico de Macarena Estévez se dedica a interpretarlos para descubrir tendencias y diseñar estrategias de negocio.

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Woman Business, el podcast de la revista Woman. 

/ Jorge Arévalo

Los datos, dice Macarena Estévez, están en todas partes. Su trabajo, como responsable de insight analytics de la consultora Deloitte, consiste en interpretarlos de forma que resulten útiles para las empresas. “Por ejemplo, una compañía vende algo -dice-. Registran esas ventas. A la vez, hace cosas para vender más y a la vez pasan cosas en su entorno que afectan a su negocio. Todo eso son datos y, con las matemáticas adecuadas, podemos detectar patrones y que las empresas puedan diseñar mejores estrategias”. Las máquinas son fundamentales para gestionar este trabajo (“Cuando hay millones de datos, no puedes tener seres humanos: necesitas la velocidad de las matemáticas”). Pero, ¿dónde quedan las personas, entonces? “La gracia de las matemáticas está en hacer las preguntas correctas, y ahí es donde interviene la inteligencia humana. Las personas son clave en pensamiento estratégico y en márketing. Y también tienen que controlar lo que hacen las máquinas. El ser humano se va a recolocar en la empresa, pero no va a desaparecer”.

Eso no significa que en el algoritmo todo sea de color de rosa: la ética es, en estos momentos, una de las mayores preocupaciones de la tecnología: “Hace poco tuve una reunión con la directora general de Facebook, una mujer extraordinaria, y me decía que la tecnología avanza tan rápido que ley va por detrás de la realidad, hay dos mundos paralelos. Mira lo que está pasando con el metaverso”. Cuando el metaverso, ese universo virtual, tridimensional e infinito al que accederemos con gafas de realidad virtual, esté aquí, viviremos inmersos en internet. El paso definitivo es solo una cuestión de hardware: “Las gafas que tenemos ahora pesan mucho y cansan la vista. Pero en cuanto mejoren, esto va a ir a toda velocidad y va a ser apasionante”.

Con estas realidades casi de ciencia ficción, ¿qué futuro nos espera? “Debemos ser humildes: será distinto, pero no peor”, asegura Estévez. Y la relación del ser humano con la tecnología será muy diferente, algo que ya estamos viendo en las generaciones más jóvenes. “En los chicos y chicas de mi equipo ya veo que piensan de manera distinta a mí. Tienen toda la información al alcance de la mano, y se enfrentan de forma totalmente distinta a los problemas. Yo necesito entender, un chico joven no. Y si esos chavales estuvieran en las escuelas, enseñando a los niños, también los niños aprenderían de manera distinta y todo cambiaría a mucha más velocidad”.

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