Cheap & Chic americano

Ellos descubrieron el secreto hace más de 30 años: fabricar calzado de gran calidad (en Brasil) a precios asequibles. Hablamos con su Director Creativo, Fred Allard.

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Desde su base neoyorquina (9 West 57 Street) conquistaron el mercado estadounidense en diez años: más de 380 tiendas, 1.000 puntos de venta internacionales y el apoyo de celebrities como la cantante Rihanna y las jóvenes actrices Erin Kaplan (la serie ‘The City’, MTV), Taylor Momsen (de ‘Gossip Girl’) y Annalynne McCord (de ‘Nip/Tuck’). Sin embargo, el secreto mejor guardado de Nine West es su director creativo, Fred Allard: un francés que, tras estudiar en la Chambre de la Haute Couture de París y con solo 22 años, se convirtió en jefe de diseño del mítico zapatero Stephane Kélian. A los 30 llegó a Nine West, donde aprendió «a pensar de forma global». Tras doce temporadas, probó suerte en la española Castañer (2005), donde incrementó ventas –de 9.000 a 53.000 pares por temporada– y descubrió la Costa Brava: «Es uno de mis paraísos, donde vuelvo a disfrutar de la vida siempre que puedo» dice.

Los norteamericanos lo recuperaron en 2006, tras permitirle ser la cara visible de la firma: «Los años ochenta fueron mejor para las marcas, pero ahora vende más el nombre que hay detrás del diseño.»

¿Cuál es el secreto de vuestro éxito?

Hacemos productos efímeros, fáciles de consumir y de llevar. Adaptamos las tendencias de forma vertiginosa, ofreciendo calidad a buen precio. ¿Quién se resiste?

Desde luego, vuestra clientela es fiel...

Y es difícil de conseguir si no eres un diseñador bien conocido o tienes detrás una imagen de marca fuerte. Nosotros damos un buen producto.

¿Cómo lográis no repetiros?

Presentamos seis colecciones al año; cada dos meses hay productos nuevos en las tiendas: si te gusta algo, ¡hay que comprarlo ya!

¿Hay diferencias de estilo entre Estados Unidos y Europa?

Ya no, la moda se ha globalizado. Las diferencias se dan en la actitud: en EEUU nadie se mira por la calle, pero en Europa nos vestimos para los demás. Allí, la gente se viste diferente para trabajar y para salir. En Francia, Italia, España... podemos llevar el mismo look todo el día: nos cambiamos los zapatos y ¡tachán!

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