Las referencias faciales se convierten en el eje central de los diseños de Balmain en la capital de la moda
Oliver Rousteing tomaba la figura humana -centrando su análisis en la zona de la cara- para plasmarla en sus apuestas de cara a la próxima primavera-verano. Mediante patrones formados por hombreras pronunciadas, enfatizando la zona de la cadera y siguiendo una gama cromática que abarca el negro, blanco y una gran amplitud de rosas. Además, la representación humanística traspasa el continente europeo para consagrar la escultura africana.