Miriam Giovanelli: “La belleza está en los ojos del que mira”
La actriz se une a Intimissimi para lanzar un potente mensaje de cuidado y amor propio que todas deberíamos escuchar. Hablamos con ella sobre el culto al cuerpo en su profesión, su concepto de una belleza respetuosa o su experiencia con la maternidad, ligada a la infertilidad.
A Miriam Giovanelli no le asustan los tabúes. La intérprete, mitad española mitad italiana, trata sin reparos de asuntos que otras evitarían, como el juicio al que está sometido el físico de las actrices o las dificultades que sufren muchas mujeres para quedarse embarazadas de manera natural. “Solo hablando de ello podemos visibilizarlo y generar una empatía que pueda cambiar las cosas”, nos explica.
De belleza camaleónica y espíritu irreverente, cuenta en su currículum con títulos como ‘Física o Química’, ‘Velvet’ o ‘Caronte’, aunque en el último tiempo ha centrado toda su energía en su vida familiar: es mamá de dos niños, Renata, de 18 meses, y Lorenzo, que llegó al mundo en plena borrasca Filomena. “Lo justo para plantarme, ya no me la juego más”, bromea al respecto.
La hemos pillado en mitad de una sesión de peluquería mientras se pone a punto para protagonizar la última acción de Intimissimi. La firma de lencería la ha fichado para dar voz a su mensaje ‘body positive’, de cuidado y aceptación, y ella, que defiende la diversidad y aboga por la belleza de la naturalidad, ha superado el reto con nota.
En la campaña dices que ha cambiado el concepto de belleza que le quieres transmitir a tus hijos, ¿te ha cambiado mucho la maternidad?
Creo que la maternidad cambia a todo el mundo que la vive, es inevitable porque lo transforma todo. Pero para mí está más vinculado a un concepto social que a un concepto de maternidad: mi idea de belleza ha cambiado en el momento en que he sido más consciente de que muchas veces se crean necesidades que no tenemos y de ahí se arrastran un montón de cosas. Yo quiero transmitir que la belleza, lo sexy, lo sensual o lo bonito están en muchas cosas, no únicamente donde nos han dicho que estaban. Y sobre todo quiero poner en valor la salud: hay que darle más importancia a la belleza respetuosa.
¿Cómo pones tú en práctica esa belleza respetuosa?
Siendo consciente de los momentos que vivo: hay veces que por estrés busco la gasolina en la alimentación porque tengo menos tiempo para hacer ejercicio, otras en las que tengo más tiempo y es cuando aprovecho para hacer más deporte… pero sobre todo siendo benévola conmigo, que no vaga; es decir, aceptar y no torturarme si de repente el pantalón no me queda como anteayer, sino tener un objetivo y alcanzarlo de la forma más saludable posible.
¿Y qué papel juega la lencería en todo esto?
Creo que durante años se ha vendido una imagen de la lencería que no era para nosotras. Los mensajes de las marcas de ropa interior no eran para las mujeres, por eso estoy muy agradecida de formar parte de la familia Intimissimi, que nos muestra una lencería desde nosotras para nosotras. Yo llevo muchos años siguiendo este planteamiento así que para mí la lencería es ropa interior y, en definitiva, es ropa que me pongo para estar cómoda y sentirme bien, igual que unos vaqueros o unas deportivas. Eso sí, cuando inviertes en una buena prenda, se nota: te dura muchísimo más tiempo y te sienta mejor; por eso la lencería debería ser siempre de algodón. Para mí la comodidad es un factor fundamental en la belleza: cuando me siento cómoda es cuando más guapa me veo y cuando siento cómoda a la persona que tengo delante, es cuando más guapa la veo.
Parece que el físico de las actrices siempre está bajo la lupa, ¿te ha llegado a afectar?
Yo siempre digo que el físico en mi profesión es importante, pero no porque tenga que ser de una determinada manera, sino porque debe encajar con el personaje que vas a interpretar. Nunca me ha afectado porque es el vehículo para la creación de personajes; se me juzga el físico como a cualquier persona se le juzga el currículum para el puesto de trabajo que va a desempeñar. Creo que entre las actrices hay una diversidad de físicos que no necesariamente se encuentra en otros trabajos, pero es cierto que esta profesión tiene una parte de exposición en la que se juzga más el físico de las mujeres que el de los hombres.
Las redes sociales, en muchas ocasiones, fomentan ese juicio.
Yo lo he vivido: en las redes hay una tendencia a que te señalen si has engordado o adelgazado porque parece que siempre hay un sitio desde el que se puede criticar. Pero yo creo que la persona que critica en redes sociales también critica en su vida normal, y que esa crítica define al que la ejerce, no al que la recibe. Para mí la belleza está en los ojos del que mira y eso sí que es algo que le quiero transmitir a mis hijos.
¿Y qué se siente cuando recibes comentarios sobre tu cuerpo?
Es que no entiendo por qué decir que alguien ha engordado es una crítica y que ha adelgazado sea un halago. Si buscas el adjetivo gordo en la RAE verás que en ningún momento es despectivo, somos nosotros los que lo hemos hecho despectivo. No sé en qué momento hemos permitido que se use como un insulto, por eso creo que tenemos que reapropiarnos de determinados adjetivos que se están empleando de formas dañinas y que sean solo una forma más de estar físicamente, sin connotaciones negativas. Me gustaría eliminar todos esos eufemismos que denotan que algo es negativo, como ‘curvy’: está genial estar gorda al igual que está genial estar delgada; lo importante es tener salud y eso solo puede determinarlo un médico.
¿Qué consejo le darías a alguien que no se siente cómodo con su imagen?
Yo me siento muy bien desde hace muchos años a raíz de cuidarme de otras formas, no necesariamente de lo que el espejo refleja. La alimentación y el ejercicio son fundamentales, pero si alguien realmente está sufriendo por su cuerpo, creo que la terapia puede ser muy importante.
Creo que la fertilidad se da por descontada, lo cual es el principal problema para que se genere una presión. Cuando tú das por hecho esa fertilidad, no sientes ningún tipo de pudor en preguntarle a una mujer si quiere tener hijos. Lo que pasa es que se da por supuesto algo que no es verdad, porque hay un montón de mujeres, entre las que me incluyo, que tienen problemas para concebir hijos de forma natural. Y eso es lo que hay que cambiar, porque a partir de ahí la empatía nace sola. Si tú sabes que eso existe, la próxima vez que vayas a preguntarle a alguien lo haces de otra manera o, mejor, no lo haces.
Comenzaste el año siendo madre por segunda vez, ¿qué más le pides al 2021?
Yo a este año le pido salud. Si algo nos ha enseñado el 2020 es la importancia que tiene la salud; y luego dinero y amor (risas). Le pido trabajo: el 2019 me lo pasé embarazada, luego llegó la pandemia y ahora estoy en casa con mi bebé; al final llevamos todos un año y pico en casa y, aunque estoy muy contenta con este periodo, tengo muchas ganas de volver a trabajar. Y también de poder compartir mi tiempo de ocio con la gente a la que quiero; en definitiva, cosas que solo puedes disfrutar si tienes salud y que ahora valoramos más que antes.
¿Qué planes tienes para este verano?
No lo sabemos. En casa hemos seguido todas las medidas de seguridad y estamos esperando a ver qué se puede hacer en las vacaciones. Pero me muero por viajar, tengo unas ganas locas de ir a Italia, que la echo mucho de menos después de un año entero sin ir y tengo muchas ganas de reencontarme en condiciones con mi gente de allí.
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