Blanca Suárez: "Sigo teniendo claro los límites que no me apetece cruzar, pero no me escondo"
Está en su mejor momento. Después de protagonizar la última comedia salvaje de Álex de la Iglesia, 'El cuarto pasajero', nos fuimos a París con la actriz, embajadora de Etam, para dejar constancia de por qué es una chica de portada.
Le apasiona viajar, por eso, aunque estamos en París disparando este reportaje -junto a la firma Etam, de la que es embajadora-, y la semana que viene vuela a Nueva York, ya está planificando el viaje de esquí de las Navidades. Pero las fiestas las reserva para estar en casa con los suyos, para decorar la casa y para pedir al 2023 quedarse como está: "Llevo muchísimos años pidiendo este deseo, desde que soy consciente de lo bien que me han ido siempre las cosas. Soy feliz, tengo salud, mis necesidades cubiertas y los míos están bien; no puedo pedir más", nos cuenta, cariñosa.
Eres portada de nuestra revista... supongo que después de verte en la fachada de El Corte Inglés, poco debe de impresionar esto ya... ¿una se acostumbra a eso?
Sigue impresionando. Aunque es inevitable, es un error normalizar verte en las marquesinas porque estrenas una película o que tus amigos te manden fotos al pasar ante una tienda de Etam. Es raro... Aunque hace ilusión, no te identificas mucho con esa imagen grande que estás viendo. Y cuando paso por delante en persona, me da vergüenza, por si alguien se da cuenta de que soy yo. A mi madre la felicitan más por las campañas de publi que porque su hija estrene proyecto...
Eres capaz de pasar inadvertida: paseas al perro, montas en patinete, compras... ¿cuestión de actitud?
Siii. En condiciones normales, no tengo problemas. No llamo nada la atención... ¡tampoco voy a un centro comercial un viernes por la noche!
Eres una persona cercana, ¿cómo logras mantener los pies en el suelo?
A priori, yo diría que soy una persona bastante normal... más incluso que otras que no se dedican a esto (risas). Mi entorno está fuera del espectáculo y mis amigas cercanas, las del cole, tienen profesiones absolutamente random, pero más apasionantes que la mía. Yo tengo la suerte de vivir momentos excitantes y especiales, pero el resto de los días hago una vida muy normal, lo que vienen siendo recados.
Siempre has sido muy madura y centrada, pero últimamente he notado que te abres más a la prensa: ¿has perdido miedo, te importa ya menos el qué dirán?
Yo nací siendo una señora mayor (risas). Siempre he sido bastante serena y madura, aunque tengo mis cosas... No creo que ahora me haya relajado, sigo teniendo claro los límites que no me apetece cruzar, pero no porque quiera ocultar cosas, si no porque no hablo de determinadas cosas con desconocidos... No soy nada pudorosa con mi entorno, pero hablar con la prensa es como contarle algo a la chismosa de clase. ¿Tú lo harías? Eso sí, no me escondo: entro y salgo de mi casa con quien quiero.
¿Qué le pides a una marca para representarla?
Primero, ser una consumidora potencial: ¿me gastaría mi dinero en ella? Sólo si la respuesta es sí, doy un paso adelante. Me gusta sentirme orgullosa de ser la cara visible, por ejemplo, de Etam. Segundo, intento crear una familia con el equipo para que estas colaboraciones sean a largo plazo.
¿Qué tendencias te han conquistado esta temporada y cuáles no seguirías ni loca?
La edad me ha enseñado eso de 'nunca digas de este agua, no beberé' (risas). Nunca pensé que volvería a ponerme hombreras y ¡tengo mi armario lleno! Pero a los jeans pitillo de tiro bajo, no... tampoco he vuelto a las medias de rejilla.
¿Te divierte la moda? Siempre has arriesgado mucho, sobre todo en maquillaje, creando tendencia...
Me divierte mucho, me gusta jugar y aprovechar la oportunidad privilegiada que tengo de acceder a grandes profesionales para crear sesiones como la de este reportaje. Si no fuera a unos premios Goya, no podría ponerme un vestido de princesa... es una suerte. Es una parte importante de mi trabajo y lo disfruto, aunque en el día a día soy mucho más desastre.
Acabas de estrenar 'El cuarto pasajero', lo mejor de rodar esta gamberra comedia bajo la batuta de Álex de la Iglesia ha sido...
Él es un tipo salvaje en todos los sentidos y te pone en tesituras que raramente con otros directores te ves. Trabajar con él es algo único y, aunque acabas completamente exhausta, al cabo de los meses se te olvida y lo vuelves a repetir.. Tiene un mundo interior fantástico y entrar a formar parte de ese mundo es muy divertido. Todo lo que imagina en su cabeza, consigue ponerlo en pie en el set de rodaje y eso es una rareza.
¿No se te ha pasado por la cabeza la idea de producir?
¡Uf! Es muy difícil, creo que estoy en preescolar de producción. Me llama la parte técnica y la construcción de un proyecto, pero aún me queda mucho por aprender delante de la cámara para pasarme ya, a corto plazo, al 'lado oscuro' (risas).
Síguele la pista
Lo último