¡Abajo el poliéster!
Es el tejido sintético más extendido... Pero tiene que desaparecer de tu armario. Te explicamos por qué.

Es una resina. Es, también, un material sintético que puede utilizarse para producir cañerías, pinturas, envases o hilos. Sí, todo eso es poliéster, transformándose cual camaleón de laboratorio. El que quizá más de una vez (y más de las que podrías contabilizar, con mucha seguridad) has llevado sobre tu piel en forma de ropa apareció por vez primera en 1941 y su reinado parece que no vaya a tener fin... De momento.
Fue por aquel entonces cuando el poliéster (el tejido) comenzó su andadura en el siempre dispuesto mundo de la moda. Sus ventajas: su producción es económica, apenas se arruga o se mancha y tampoco encoge. En cambio, sus desventajas son, nunca mejor dicho, otra tela que cortar.
Para empezar, los problemas empiezan incluso antes de que te lo plantees; porque ser económico es también un problema para quien lo vende: vinculado siempre a producciones baratas, es difícil que el consumidor acepte determinados precios demasiado elevados sabiendo que, al fin y al cabo, con ese material se podría haber hecho una botella de agua. Por eso, en ocasiones, cuando miras la composición de tu ropa (algo que es bastante aconsejable hacer, no solo cuando la adquieres sino cada vez que vas a limpiarla) te encuentras que el poliéster aparece combinado con otros materiales de origen natural como el algodón o la lana... Por eso, porque lo natural vende mejor, y porque su tacto resulta mucho más agradable.
La mayor competencia de esta tela derivada, entre otros, del petróleo, es la naturaleza. Dicen sus mayores detractores: "Cuidas lo que comes, el agua que bebes, el champú que te aplicas en el pelo... Pero, ¿y lo que te pones sobre la piel?" No, quienes llevan el poliéster a menudo solo tienen en consideración su precio.
Sin embargo, hay que medir su impacto, a largo o medio plazo: los dermatólogos advierten de los efectos que su roce produce con las pieles sensibles (especialmente la de bebés). Y es más: en un reciente estudio se analizaron prendas deportivas de algodón y prendas fabricadas con poliéster. El resultado demostraba que las últimas acababan con peor olor que las primeras porque, además, se convertían en caldo de cultivo para bacterias (especialmente las que provocan ese olor en contacto con la piel y la sudoración). O sea, cuando llevas poliéster sudas igual pero hueles peor. Eso sí, a favor del tejido desarrollado en laboratorio se puede decir que mantiene la temperatura corporal estable y se ajusta mejor al cuerpo, porque no todo iban a ser malas noticias...

O sí. Otro ejemplo. Las desventajas de este tejido, en un momento en el que el consumidor cada vez es más consciente de lo que su conducta afecta al medio ambiente, continúan más allá de su vida útil. La descomposición del poliéster es, como cualquier obra generada por el hombre moderno, de difícil tratamiento. Comparado científicamente frente al algodón, demostró comportarse muy diferente cuando uno y otro se abandonaban en la naturaleza. Ésta absorbe, como era de esperar, mucho mejor al primero, incluso tras haber sido tratado varias veces para su utilización comercial.
Pero ni siquiera hace falta pasar por el laboratorio para saberlo: la experiencia personal demuestra que no todo el mundo agradece llevar el poliéster. Cristina Piña, firma de moda española, se caracteriza por no trabajar con este tejido: "Buscamos la excelencia en nuestras prendas a través del respeto a nosotros mismos, a nuestro cuerpo y al medio ambiente. A pesar de que la innovación de tejidos es enorme a día de hoy, y con esto el aspecto final de tejidos sintéticos es muy bueno, seguimos convencidos de la enorme ventaja que supone vestir con tejidos naturales. El poliéster es una fibra sintética poco 'honesta' con nuestra propia piel, ya que no traspira bien y tiene una gran carga electrostática entre otros inconvenientes. El resultado es un tejido que se arruga poco y que es más barato, dos únicas ventajas que no nos convencen frente a las 'bondades' de la seda, el algodón, etc."
Es económico y no se arruga pero, es cierto, esas ventajas se quedan muy limitadas si tenemos en cuenta algunas de sus desventajas... ¿Estamos seguros de querer prolongar el reinado del poliéster? Piénsalo cuando mires la etiqueta.
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