Ursula von der Leyen, las promesas feministas de la presidenta europea

La primera mujer al frente de la Comisión Europea tiene entre sus prioridades la igualdad de género y la lucha contra la violencia machista.

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.

/ Markus Schreiber

Por primera vez una mujer va a presidir la Comisión Europea. Ursula von der Leyen (61 años), ginecóloga de profesión y política por tradición, está a la espera de que el Parlamento Europeo de su aprobación en los próximos días a todos los comisarios que compondrán su equipo de gobierno para poder ocupar el despacho que ya está vaciando Jean-Claude Juncker.

Su nombramiento es un paso más en el camino hacia esa normalidad a la que se llegará cuando no sea noticia que una mujer acceda a un puesto de relevancia. Hasta entonces, personalidades como ella tendrán que asumir mucho trabajo por hacer a ese respecto. Von der Leyen acepta el compromiso. Su primera medida será lograr la paridad en la Comisión. Hasta ahora, la presencia femenina en la historia de esa institución ha sido del 20%.

Además, ha prometido que la violencia de género pasará a formar parte de los delitos reconocidos en los tratados de la Unión Europea (UE), lo que facilitará su persecución transfronteriza y permitirá aprobar directivas sobre el tema que serán de obligado cumplimiento en los países miembros. “Si una de cada cinco mujeres ha sufrido violencia física o sexual en la UE y el 55% de las mujeres han sido acosadas sexualmente, claramente no es un problema solo de las mujeres”, apunta Von der Leyen.

Pero los buenos propósitos deben acompañarse de políticas efectivas. El currículo de la nueva presidenta hace pensar que así será. Llegó a la primera línea de los asuntos públicos en 2003 con el aval de su apellido de soltera, Albrecht. Su padre fue una institución en la política alemana y una gran influencia para que dejara de ejercer la medicina y se presentara a sus primeras elecciones regionales. Apenas unos meses más tarde era elegida por la canciller Angela Merkel como su ministra de Familia.

“Merkel quería modernizar la imagen de la familia que tenía su partido, la Unión Cristiano Demócrata (CDU) –explica Daniel Goffart, autor de una biografía sobre Von der Leyen–. Hoy está claro en Alemania que hombres y mujeres tienen los mismos derechos en el mercado laboral; hoy está claro también que hombres y mujeres deben conciliar vida laboral y vida familiar, pero antes no era así. Eran temas que figuraban en la agenda de Merkel y Ursula fue su gestora para estos asuntos”.

Más tarde se haría con la cartera de Trabajo, desde la que promovió las guarderías públicas y la extensión de la baja parental, además de emprender una campaña en 2013 para establecer una cuota obligatoria de mujeres en los consejos de administración de las empresas alemanas: hasta 2018 debería alcanzarse el 20% de participación femenina, y desde entonces y hasta 2023 se tendría que llegar al 40%. La campaña fracasó por la presión empresarial, pero dejó patente que la condición de feminista que ella asume con naturalidad es más que una simple etiqueta electoral.

Serán muchas las mujeres que miren ahora a Bruselas esperando que cumpla con las expectativas creadas. No será por trabajo, dicen quienes mejor la conocen. De hecho, entre semana apenas saldrá de la sede de la Comisión Europea, en donde ya le han preparado un pequeño apartamento de 25 metros cuadrados junto a su despacho. De esa forma pretende ahorrar tiempo en los desplazamientos y gastos en seguridad. La conciliación familiar quedará para los fines de semana, cuando dejará Bruselas para estar con su marido, que reside y trabaja en Hannover (Alemania), a 500 kilómetros de la capital belga, y para ver a algunos de sus siete hijos, ya todos adultos.

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