Shannon Walker: otra mujer que hace historia en el espacio

La astronauta y otros tres tripulantes llegaron a la Estación Espacial Internacional en la nave de una empresa privada.

Shannon Walker después de aterrizar

Shannon Walker después de aterrizar.

/ Shamil Zhumatov

“Es una inspiración para las mujeres que participan en la ciencia”. Mike Pence, el todavía vicepresidente de Estados Unidos, se refirió así en la tarde del domingo 15 a Shannon Walker, que en ese momento estaba a punto de despegar junto a otros tres astronautas con destino a la Estación Espacial Internacional (EEI), donde pasarán medio año. Es la última de las pioneras espaciales y la primera que participa en una misión con una nave, la Crew Dragon, construida por una compañía privada, Space X, fundada por Elon Musk (como Paypal y Tesla Motors, entre otras).

Walker, de 55 años y casada con otro astronauta, es uno de esos cerebros científicos que la NASA recluta en las mejores universidades para poner en sus manos el futuro de los viajes espaciales. Con un máster en Físicas y un doctorado en Filosofía (en la ciencia no se hallan todas las respuestas), se convirtió muy joven en uno de los mayores talentos de la agencia estadounidense, aunque necesitó seis años de formación para tripular su primer vuelo, en 2010. Tuvo también como destino la EEI, donde permaneció 163 días.

Shannon Walker, otra mujer que hace historia en el espacio

Shannon Walker, otra mujer que hace historia en el espacio.

/ John Raoux

Gracias a esa experiencia, fue elegida junto a los especialistas Michael Hopkins, Victor Glover y Soichi Noguchi para el último gran reto de la NASA: preparar una nave privada que iniciara un nuevo programa espacial. Desde que en 2011 la agencia jubilara sus transbordadores, ha utilizado los cohetes Soyuz rusos para sus misiones. Ahora todo vuelve a quedar en casa y Walker es una de las principales artífices de ese éxito. Otra referencia en un camino hacia las estrellas por el que siguen transitando menos mujeres que hombres.

La pionera de las viajeras que han abandonado el planeta fue la soviética Valentina Tereshkova, que en 1963 logró permanecer 48 horas en órbita. Desde entonces, solo el 10% de todas las misiones espaciales ha tenido presencia femenina. Es una deficiencia que se va subsanando por la mayor presencia de mujeres en las carreras técnicas, pero también por una necesidad científica.

Shannon Walker, astronauta de la NASA

Shannon Walker, astronauta de la NASA.

/ John Raoux

En 2014 un informe de la NASA y del Instituto Norteamericano de Investigación Biomédica Espacial recomendaba incorporar más mujeres a las misiones para estudiar las distintas consecuencias en la salud de los astronautas según su sexo. Por ejemplo, se ha comprobado que ellas tienen una mayor predisposición a sufrir problemas cardiovasculares y ellos, diferentes tipos de discapacidad visual.

La mayor radiación que se recibe al no tener la cobertura de la atmósfera también es una amenaza, en especial para las mujeres, ya que la sensibilidad de los ovarios y los senos hace que se incremente su riesgo de desarrollar cáncer. Eso ha hecho que los trajes que equipan ahora todos las astronautas tengan una mayor protección y que las naves cuenten con un blindaje que crea un campo magnético que desvía las partículas más peligrosas. Shannon Walker puede sentirse más segura que en su anterior viaje hace diez años.

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