¿Qué son la pobreza y la salud menstrual? ¿Por qué todo el mundo habla de ellas?

Tal vez has sufrido 'inequidad menstrual'. O, directamente, pobreza menstrual. La menstruación está en el centro del debate. 

Cómo afecta el ciclo menstrual a la piel
Cómo afecta el ciclo menstrual a la piel / UNSPLASH

La menstruación ha salido poco a poco de su ostracismo para inspirar nuevos productos, discusiones, publicaciones en Instagram, obras de arte e, incluso, legislaciones (el borrador de la ley del aborto que prevé aprobar el Gobierno y que ha generado un gran debate contempla bajas laborales para aquellas personas que sufren reglas dolorosas). También, términos y conceptos: la pobreza, la discriminación y la inequidad pueden ser menstruales, así como la equidad, la salud.

Precisamente son esos dos últimos términos en los que se centra el nuevo estudio 'Equidad y Salud Menstrual' que ha realizado el Instituto Universitario de Investigación Jordi Gol i Gurina con el apoyo de DIM Protect, y que presume de ser el primer informe en España sobre esta temática. Así, por ejemplo, sus conclusiones nos ayudan a entender en su dimensión esa 'pobreza menstrual' que hace que un 22,2% de las mujeres no tenga acceso a productos menstruales en algún momento de su vida por cuestiones económicas. Y que un 39,9% indique que no ha podido costear el producto menstrual de su elección.

Modelo braguita braga menstrual de DIM Protect

Modelo con una braguita menstrual. 

/ DIM Protect

La inequidad menstrual tiene en cuenta, además de la pobreza, otras dificultades como el manejo de la menstruación en espacios públicos, laborales y escolares (el 74% de las participantes en el estudio afirmaron haber sobreutilizado algún producto menstrual por no haber tenido acceso a un lugar adecuado para cambiarlo, y el 76,4% se refirió a la necesidad de tener un horario flexible o teletrabajar para una mejor gestión). Entre las encuestadas, un 49,9% pidió, además, tener acceso a la baja menstrual ante casos de dolor intenso; un 42% denunció haber sido discriminada por menstruar y el 57% aseguró que no habían recibido ningún tipo de educación sobre este tema.

Las políticas públicas fundamentadas en la justicia social, con perspectiva de género, en "las que se consideren la diversidad y necesidades específicas de diferentes colectivos de mujeres y personas que menstrúan" son las que podrían combatir lo anterior y alcanzar, por tanto, "la salud menstrual", explica la directora del estudio, la investigadora Laura Medina Perucha, que reconoce que la sociedad no es consciente de lo que supone sufrir pobreza menstrual y que uno de los grandes objetivos de la investigación es dar visibilidad a ese otro concepto aún más amplio, la 'inequidad menstrual'.

"Reducir el IVA de los productos menstruales de manera que se consideren legislativamente productos de primera necesidad e implementar estrategias de reducción del precio o la subvención total de productos menstruales es necesario para abordar la pobreza menstrual en los colectivos más afectados", opina la experta, quien añade que las políticas menstruales no deberían limitarse la reducción del precio de los productos menstruales, sino a abordar "el tabú, estigma y discriminación menstrual, así como a promover la educación menstrual". Asimismo, esta última no debería reducirse a "una perspectiva biomédica de la menstruación, sino considerar que menstruar también tiene implicaciones y está determinado por cuestiones sociales, culturales, económicas y políticas".

Medina Perucha también subraya la importancia del autoconocimiento del propio cuerpo para ser agentes activas "en el autocuidado menstrual" y en promover nuestra salud menstrual.

Por su parte, desde DIM, una de las marcas pioneras en lanzar las braguitas menstruales lavables (DIM Protect) defienden este tipo de productos y soluciones como opciones más "sostenibles, saludables y económicos".

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