Entrevista
Laura Carnicero: la ingeniera humanista
La vicepresidenta ejecutiva de Personas y Organización de SEAT y CUPRA, primera mujer en el Comité Ejecutivo de la compañía de automoción, tiene la clave del éxito después de 25 años de carrera: disfrutar del camino sin dejar de aprender.
Una enorme dosis de energía positiva la acompaña, como una nube, encima de su cabeza. Laura es pequeña, pero con esa enorme sonrisa que luce como vestido y su capacidad para escuchar y motivar al de enfrente, no tiene límites. Y en CUPRA lo saben.
¿Qué ha sido lo más fácil y el mayor reto de estos 25 años?
He pasado por muchas áreas diferentes dentro de SEAT (training, producción, planificación de producto, formación y personas), y lo más fácil –quizá por la pasión que pongo en todo–, ha sido la evolución que ha ido llegando de forma natural, sin buscarla, y que he disfrutado mucho. ¿Lo más difícil? Uf, ¡es que me gustan los retos! Y siempre veo la parte positiva, las oportunidades. Ha sido un desafío estar en el Comité Ejecutivo como primera mujer después de 70 años de historia de la compañía. Pero solo tuve un poco de vértigo el primer día.
¿Y por qué meter la cabeza en el sector del automóvil?
Yo soy ingeniera de corazón y de cabeza y me apetecía mucho trabajar en un sector en el que se hicieran cosas importantes, donde pudiera aportar. Y el programa que me ofrecían también era muy interesante, porque pasabas por diferentes áreas de la compañía, incluso por Alemania y veías toda una gran empresa desde muchos puntos de vista.
¿Pero te gustan los coches?
Me gustan los coches, me gusta conducir... He descubierto haciendo estos cursos de conducción sobre hielo que sale otra Laura y lo disfruto, pero no soy temeraria por la calle.
¿Y qué coche conduces?
En casa tenemos cuatro: yo llevo el CUPRA Formentor VZ5 Taiga Grey, un cochazo impresionante... 390 CV de edición limitada, y me encanta. Mi marido utiliza para trabajar y viajar el CUPRA Formentor híbrido. Y mis hijos me regalaron un precioso 600 por mis 40 años, que siempre había querido. Tenemos también un SEAT Ibiza del 2008, el año que nació mi hijo pequeño, que queremos conservar. Además, mi marido y mis hijos –de 18 y 15 años– son unos locos de las motos… así que estamos muy motorizados (risas).
Dentro de la empresa, ¿en qué área te has sentido más tú?
Yo te diría que en todas partes. Al principio, cuando terminé la carrera –es doctora en Ingeniería Industrial por la Universitat Politècnica de Catalunya–, me apasionaba aplicar la técnica y lo hice dentro del área de producción. En el 2015, cambié hacia el área de personas, como directora de la Escuela de Aprendices. La lógica de ingeniera unida a la pasión por las personas puede cambiar muchas cosas. Una compañía puede producir la misma cantidad de coches, con la misma calidad, pero la esencia está en cómo lo hacemos. Y ese cómo lo marca mucho el equipo de gente: qué se premia, qué se reconoce, qué se permite. Estamos incidiendo mucho en el cambio cultural en la compañía, en qué somos como CUPRA: más rebeldes, más auténticos, coherentes... Todo eso me apasiona. Será madurez. He disfrutado siempre de todo, pero ahora me siento plena.
¿Y dirías que ya has logrado tu objetivo en RRHH?
Somos una empresa referente en el sector de la automoción en cuanto a personas, porque nos centramos en el talento. Dicen que el talento atrae talento. Tanto SEAT como CUPRA son marcas muy coherentes con lo que dicen y hacen. Y hay que ser igual de cosecuentes con nuestra gente. Si no, sería algo fake.
También sois un referente en cuanto a diversidad...
Absolutamente. Está demostradísimo que de los equipos diversos salen los mejores resultados. Cuando tienen la libertad de expresar lo que ven, cómo lo ven, con autenticidad, es cuando te salen esas ideas diferentes que te permiten ir más allá. Y diversidad de todo, no solo de género. Estoy hablando de experiencias, de maneras de hacer, de edades, de nacionalidades... Cuanta más heterogeneidad, son mucho mejores los resultados que obtienes.
¿Ser mujer ha sido una piedra en tu carrera?
No. En SEAT siempre hemos sido personas, independientemente del sexo. Y, cuando yo entré en la compañía hace 25 años, era mucho menos habitual que hubiera mujeres. Nunca me he sentido ni favorecida ni discriminada. He ido haciendo mi carrera con toda la pasión y el esfuerzo, teniendo dos hijos y compaginando estupendamente. Estaba de baja por maternidad de mi segundo hijo cuando fui nombrada gerente, con 32 años. Eso demuestra que realmente en SEAT se apuesta por las personas. La clave está en saber organizarte y en las prioridades de cada uno.
Eres la primera mujer en el Comité Ejecutivo de SEAT...
Sí, sí, hay que seguir trabajando. Somos la empresa que más mujeres tiene en el sector de automoción en Europa, pero aún somos un 26 % en los puestos directivos. Por supuesto que tenemos que seguir creciendo. Sin forzar, somos capaces de hablar de talento y nombrar según él: en 2023 llegamos a un 46 % de mujeres en la empresa. Y creo que mis compañeros del Comité están contentos de que esté yo allí.
¿Crees que las mujeres lideran de forma diferente a los hombres?
Cada persona tiene su manera propia de hacer. Yo, por ejemplo, soy conseguidora: una persona con ideas claras, que también sabe escuchar, coger lo mejor de cada uno, ser cercana. Esa es mi manera de ser. Si fuera hombre, no sé cómo sería.
¿Y cuál dirías que es tu punto fuerte?
Pues esa combinación de mente metódica con empatía, con poner a las personas en el centro. Me gustaría que mis compañeros me vieran como alguien que les empuja a lograr cosas desde la sonrisa y el trabajo en equipo.
¿Te pesa ser un referente para los demás o te da alas?
No me pesa. Tampoco sé si soy muy consciente... Está claro que, como única una mujer en el Comité Ejecutivo, me miran. Pero necesitamos referentes en todos los frentes. Cuando ves los libros del cole, te cuesta encontrar mujeres. Pero ellas han estado siempre allí. Me gusta que haya ejemplos femeninos para que las mujeres y los más jóvenes vean que se puede.
¿Y tú cuáles tienes como guías?
Muchos, de personas que he tenido cerca en mi carrera. Y también en mi casa: mi padre ingeniero, con esa mente lógica de saber cómo funcionan las cosas; y mi madre, que nunca trabajó fuera de casa pero que me impulsó siempre a ir más allá. Hay que salir, explorar, hay que aprender. La autoestima está bien, pero a uno le valoran y te valoras por las metas que consigues.
Has impulsado el programa Always Learning de formación continua. ¿Tú también lo haces?
Mi agenda echa humo y estoy súper presente también en casa, porque me gusta disfrutar de mi familia, pero hace 25 años que terminé la carrera: o sigo formándome, evolucionando o al final me quedaré atrás. Ahora estamos con una campaña de inteligencia artificial. Pues yo, la primera.
¿Dónde te ves en 10 años?
Ni idea. En mi carrera, nunca me he planeado el siguiente paso: yo disfruto el día a día.
Más cerca
¿Qué hace Laura en su tiempo libre, cuando tiene un par de horas para ella? «Me encanta pasear por la montaña, con perro y marido. Me relajo también tocando el piano, yo sola. Y me acabo de comprar una elíptica: mientras hago ejercicio, miro mails, leo reportajes o le pongo el toque Netflix si hace falta», nos confiesa.
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