Sintra, locura romántica

Hay que perderse por las calles y escalinatas de esta ciudad portuguesa, escarpada en el Monte de la Luna, para descubrir sus paraísos escondidos. Una ciudad que enamora.

Sintra, locura romántica
Sintra, locura romántica

La belleza de Florencia alteró a Stendhal, y Sintra enamoró a Lord Byron, que descubrió este increíble paraje al visitar a su amigo Francis Cook en su Palacio de Montserrate, uno de los muchos excesos estilísticos que descubrirás aquí. Sintra es una ciudad romántica en el sentido más amplio del término, y lo es por los muchos vestigios de ese movimiento artístico y por el espíritu que se vive en cada rincón. Enclavada en el Parque Natural Sintra-Cascais y declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1995, vale la pena dejarse llevar sin prejuicios por su variedad y mezcla de estilos. Perderse por su casco antiguo es imprescindible y conviene hacerlo tanto por sus laberínticas calles y escalinatas como por sus quintas, palacios y jardines. La sencillez de ciertos edificios resulta tan atractiva como la espectacularidad de su decadente arquitectura palaciega, escondida entre una extraordinaria y exótica vegetación.

La aventura marítima portuguesa, unida al interés que hubo en los siglos XVIII y XIX por la botánica, hicieron que cada uno de estos recintos merecieran una doble atención: arquitectónica y paisajística. El sorprendente jardín de helechos y la capilla en ruinas cubierta de hiedra del Palacio de Montserrate o el pozo templario de la Quinta La Regaleira, diseñado por Luigi Manini para Carvalho Monteiro, son algunos ejemplos. El que los reyes portugueses huyeran del riguroso verano lisboeta y situaran en Sintra su residencia de verano fue el detonante; el especial microclima de este Monte de la Luna y su belleza natural hicieron el resto, atrayendo a este edén a familias aristocráticas, adinerados hombres de negocios, poetas o intelectuales como Eça de Queirós o Lord Byron, que se hospedó en el Hotel Lawrence y alabó el lugar en su poema ‘Las peregrinaciones de Childe Harold’.

Villa portuguesa, cien por cien, encontrarás bellísimos azulejos, estupenda artesanía textil, cálida hospitalidad, precios moderados y buena gastronomía. La ciudad moderna no tiene gran interés, excepto por el Museo de Arte Contemporáneo

y el Centro Cultural Olga Cadaval y su fantástico auditorio. Desde la estación Estefanía, un tranvía une el lugar con las playas. Un paseo por la costa nos llevará al Cabo da Roca, el punto más occidental de la península, a Azenhas do Mar, el pueblo de casas blancas levantado en el acantilado y, más allá, a Cascáis. A 30 kilómetros de Lisboa, si la visitas del 5 de junio al 5 de julio tendrás, además, la ocasión de asistir al concierto de Kun Woo Paik y a las actuaciones del Ballet Nacional de España o la Compañía Introdans de los Países Bajos, todos ellos incluidos en el Programa del Festival de Música y Danza de Sintra, otra de las fusiones de arte y paisaje de la ciudad.

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