Nómadas del siglo XXI por elección propia, ¿te atreverías a dar el paso?

El vivir viajando se ha convertido en un modelo que va ganando adeptos. Hablamos con tres de estos nuevos nómadas para conocer qué les mueve y qué desafíos han tenido que superar. Si tienes un alma viajera, esto te interesa. 

Viajera frente a una laguna glaciar en, tal vez, Islandia. Viajes, vacaciones.

Islandia, uno de los destinos más seguros en cuanto a Covid-19.

/ janiecbros

Es casi imposible leer 'Sin billete de vuelta' —el libro donde el experiodista económico y ahora viajero incansable Baltasar Montaño cuenta sus experiencias cruzando el mundo— sin que se fantasee con hacer la mochila, convertir cada día en una aventura y "atrapar el último rayo de esa libertad vedada al resto de los mortales", como reza la nota de su editorial.

¿Seríamos capaces de disfrutar, en lugar de sufrir, la incertidumbre mientras devoramos nuevos horizontes (Australia, Brasil, Colombia, Uruguay, Camboya, Birmania ….)? En ese caso, tal vez veríamos un Amazonas apabullante y chocolateado; pueblos que aún viven del trueque, selvas verde rabioso, las plantaciones de dormidera de donde se extrae la heroína o una población camboyana extremadamente joven porque, como le contó un barbero de Phnom Penh al autor, muchos de los ciudadanos que hoy tendrían entre 60 y 80 años murieron en el genocidio de los jemeres rojos.

Baltasar Montaño Elías, periodista y nómada viajero, en Vietnam

Baltasar Montaño, con la moto con la cruzó Vietnam.

/ Baltasar Montaño

Hay diferentes tipos de nómadas en el siglo XXI por elección propia, una especie que, poco a poco, va alcanzando cierto auge. "El Covid ha creado un entorno de incertidumbre y hay gente que se está replanteando su modelo de vida. Hay quien se ha cansado de su trabajo o se ha quedado sin él; hay quien ha estado teletrabajando en casa y se ha hartado de su familia...", explica este extremeño que, en cinco años de periplos por el mundo, ha conocida a viajeros que han dejado sus empleos porque no aguantaban más y se han ido a hacer meditación budista; personas que tras una ruptura sentimental han salido huyendo para oxigenar sus vidas, estudiantes que se toman un año sabático antes de estudiar (Dinamarca o Austria pagan a sus jóvenes una beca para que hagan un ‘break’, señala) y, cada vez más, nómadas digitales.

"En Usuahia, en el Cabo de Hornos, al final del planeta y cerca de la Antártida, hay una traductora de Albacete que vende sus textos a Nueva Zelanda. Hemos aprendido que se puede trabajar desde cualquier lugar del mundo, solo necesitas una buena conexión wi-fi. Muchos de estos modelos se están convirtiendo en tendencia a raíz del Covid", resume.

Baltasar Montaño Elías, periodista y viajero, en una embarcación

Baltasar Montaño Elías, durante uno de sus viajes.

/ Baltasar Montaño

Su caso, sin embargo, no es semejante a ninguno de los anteriores. Lo suyo viene de lejos. Decidió trabajar intensamente durante varios años como periodista económico en un momento en el que "los sueldos todavía eran altos" para permitirse un ensamblaje económico que le permitiera apearse del sistema y vivir su gran pasión: viajar sin billete de vuelta. Comprar su libertad. Las inversiones que hizo le permiten hoy vivir con un sueldo moderado allá donde va. "Me tiré con red. Siendo mileurista hubiera sido imposible", reflexiona este nómada que acostumbra a viajar solo ("de esa manera puedes marcar el ritmo y tomar las decisiones, y es más fácil conocer gente, tienes más abierto el radar. Es una forma de inseminarse de la cultura de la gente").

Asegura que el futuro no le preocupa, aunque aún le tiene que dar "una pensada": "Durante 25 años coticé al más alto nivel pero si no vuelvo a cotizar en los próximos años, perderé la pensión. Es algo que asumo. Necesitaré mantener mi sistema de ingresos actual o buscar una alternativa".

Baltasar Montaño, viajero, en uno de sus viajes

Baltasar Montaño ha recorrido Australia, Parte de Sudamérica, Centroamérica y Asia en sus viajes. 

/ Baltasar Montaño

En cuanto al perfil del viajero, Baltasar Montaño señala los beneficios de tener habilidades sociales. Y ser "prescindible": "Yo no tengo ni hipoteca, ni hijos, ni ataduras, ni deudas. Mis padres están bien de salud y rodeados por mis hermanos. A mí eso me da tranquilidad porque no soy imprescindible".

Hablar inglés es otro de los aspectos que le han ayudado en su nueva vida, aunque siempre se puede echar mano del traductor de Google, que se puede usar sin tarjeta SIM. Su máxima es viajar sin ella. "Con una tarjeta SIM estaría todo el rato compartiendo mis experiencias con mis amigos por el móvil y dejaría de mirar a la gente, de oler todo. Cuando llego a un hotel o una cafetería me conecto al wifi y ya está".

Carles Navarro, nómada digital

Carles Navarro, nómada digital.

/ Carles Navarro

También Carles Navarro, autor del blog 'Vive distinto', así como de dos libros donde narra sus experiencias. y amante del verano eterno, decidió un día hacer las maletas en su Barcelona natal en pos de un sueño: vivir viajando. "Siempre he querido conocer mundo, pero no tanto por conocer nuevos lugares, sino por la vida en libertad", explica este nómada digital de 34 años que se estableció en Nicaragua durante una década y se ha dedicado a la fotografía y al márketing online. Ahora lleva unos cinco años sin casa fija (responde a nuestras preguntas desde Costa Rica).

"Busco libertad y conexión con la naturaleza, con el mundo, con la gente… vivir en un estado donde nunca tengas prisa. En las ciudades europeas es muy difícil", resume, antes de apuntar que para ser nómada digital "hay que romper barreras mentales": "Mucha gente piensa que no es capaz, siempre me dicen que si ellos pudieran... Es mucho más fácil de lo que se piensan pero hay que tener la cabeza bien amueblada y dar los pasos correctos".

Carles Navarro, con su ordenador durante uno de sus viajes, nómada digital

Carles Navarro, en su oficina en las alturas.

/ Carles Navarro

Para empezar, hay que superar el miedo a lo desconocido y dejarse de excusas porque "si quieres vivir viajando, ¿cómo puedes temer lo desconocido?", se plantea. Y hay que obviar cualquier mensaje externo que infunda miedo o inseguridad "a no ser que venga de un viajero que haya pasado por la experiencia".

Coincide con Baltasar Motaño en que está aumentando la gente que vive viajando y que la pandemia ha jugado un papel crucial en ello. "Cada vez somos más. Con la pandemia se ha acelerado muchísimo. ¿Qué sentido tiene vivir en un sitio con continuas restricciones e imposiciones para encerrarte en un cubículo y teletrabajar teniendo la alternativa de hacerlo en libertad, en la naturaleza? Mucha gente se ha dado cuenta de esto y se ha lanzado a una vida más libre".

Rubén, Lucy y Koko, nómadas del siblo XXI y autores del blog 'Algo que recordar'

Lucy, Rubén y Koke, nómadas en familia y autores del blog 'Algo que recordar'.

/ Algo que recordar

No existe un único tipo de nómadas. Ni tampoco todos viajan en solitario. Hay parejas, familias y hasta grupos de amigos. La pareja formada por Lucía y Rubén —autores del documental 'Hola, Mundo' y del blog de viajes 'Algo que recordar', en el que cuentan cómo lo dejaron todo para lanzarse al mundo— viajan ahora junto a su hijo Koke, de 5 años.

Antes de comenzar esta aventura, ambos tenían un buen trabajo en el mundo de la publicidad -ella, directora de cuentas; él, director creativo- y un piso "muy chulo" en el centro de Madrid. Un viaje de un mes por Vietnam y Camboya les cambió tanto que se sintieron incapaces de volver a su vida anterior. ¿Qué buscaban? "Una vida más sencilla, con menos cosas materiales y muchos menos quebraderos de cabeza. Una vida en la que no fuera necesario aparentar, en la que diera igual el día de la semana o si tienes zapatos que combinan con ese pantalón. Una vida con tanto tiempo para poder dedicarle a los que más queremos, para escucharnos a nosotros mismos y a los que nos rodean. Con menos e-mails que responder y más preguntas a las que dar respuesta", enumeran.

Lucía y Rubén, nómadas siblo XXI, viajeros

Lucía y Rubén comenzaron a viajar antes de que naciera Koke.

/ Algo que recordar

El desafío de "aprender a convivir con la incertidumbre desde el punto de vista económico" es el que figura en el apartado de 'sacrificios' y 'miedos', aunque también se aprende a gestionarlo.

En su blog dan detalles de cómo integraron a la última incorporación de la familia, el pequeño Koke, en esta vida distinta. "La velocidad de los viajes se redujo considerablemente. Las agendas frenéticas en las que ver mil cosas en un día no tienen cabida cuando viajas con niños. Como contrapartida, sumamos un nuevo punto de vista al equipo, con gustos propios y necesidades y empezamos a explorar el mundo con los ojos del que lo ve todo por primera vez".

La familia viajera nómada formada por Rubén, Lucía y Koke

La familia viajera formada por Lucía, Rubén y Koke.

/ Algo que recordar

La formación educativa del pequeño tampoco ha frenado sus ansias viajeras ya que hay "un montón de opciones para recibir educación reglada en movimiento", afirman. Amén de que los viajes son "una tremenda escuela que aborda el temario desde una perspectiva de 360 grados (...). Son tantas las preguntas que cada día surgen conociendo el mundo que la motivación para aprender de los niños viajeros es increíble. Por no hablar de la adquisición de otras competencias como la capacidad para resolver problemas, la empatía, el respeto por otras culturas, el amor por la naturaleza, la paciencia…", destacan antes de hacer alusión a la 'third culture kid', que se refiere a los niños que han crecido bajo la influencia de muchas culturas y, por ello, son "grandes 'derribadores' de fronteras, una especie de puente entre varios mundos".

Antes de despedirse, dejan un consejo para posibles futuros viajeros: "Si es lo que quieren, que lo hagan. Para volver a lo que ya conocen hoy, siempre hay tiempo. No tiene por qué ser un estilo de vida definitivo".

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