Trastornos hormonales con solución. Consejos para la mujer

Los quistes ováricos y los miomas son más habituales de lo que piensas. No te asustes y sigue el procedimiento normal: si notas algo extraño, acude a tu ginecólogo.

En España se realiza la técnica de laembolización en bastantes centrossanitarios.
En España se realiza la técnica de laembolización en bastantes centrossanitarios.

Sacos de tamaño variable, los quistes están llenos de líquido o sangre, ocupan parte del ovario y se producen por alteraciones hormonales. Aunque la mayoría son pasajeros, suelen provocar problemas menstruales. Aparecen a cualquier edad de la fase reproductiva de la mujer (de los trece a los cincuenta años) y su tamaño varía: pueden ser milimétricos o llegar, en casos extremos, a ocupar todo el abdomen (como un embarazo).

Reconoce sus síntomas

Si tienes desarreglos en la menstruación, hinchazón o dolores abdominales debes ir al ginecólogo. Hay quistes de varios tipos; los más comunes son: los funcionales –desaparecen de forma espontánea sin necesidad de tratamiento–, que pueden surgir durante el embarazo, a raíz de la ovulación o en el caso de ovarios poliquísticos; y los orgánicos: los más habituales son los endometrióticos, resultado de la acumulación de sangre y restos de menstruaciones fuera del útero.

¿Tienen cura?

Si el quiste no es muy grande o no causa dolor, si aún no se ha llegado a la menopausia (cuando hay más riesgo de cáncer ovárico) no se necesita tratamiento.

• En el caso de los funcionales, hasta hace poco se recetaban anticonceptivos orales, pero según los últimos estudios no aportan muchos beneficios.

• Cuando son muy grandes, crecen rápido o existen dudas sobre su carácter benigno, se recurre a la cirugía: biopsia mediante laparoscopia (se introduce una cámara en la cavidad con una pequeña incisión) o una laparotomía (apertura del abdomen).

Los miomas, compañeros inocuos

Son los tumores benignos más frecuentes del aparato genital femenino. Suelen aparecer por predisposición genética e influencia hormonal, aislados o en grupo, y no necesariamente durante la edad reproductiva. Van desde el tamaño de un guisante al de una naranja, aunque solo un diez por ciento necesita ser tratado. Acostrumbran a crecer durante el embarazo –cuando hay un nivel elevado de hormonas– y regresan en la menopausia –cuando bajan los niveles. La mayoría no producen síntomas, pero pres ta atención si tienes reglas muy abundantes y/o sangras en los días intermedios a la menstruación (pueden provocarte anemia).

Otras claves para reconocerlos

Dolores o presión en el bajo vientre durante las reglas, molestias en las lumbares o incluso ciática, aumento de la frecuencia urinaria (debido a la presión que ejerce el mioma sobre la vejiga), estreñimiento y sensación de distensión abdominal por gases (si presiona el intestino grueso), incremento del perímetro abdominal y dolor durante el acto sexual.

Según su localización, se dividen en tres:

• Submucosos: nacen y crecen debajo del endometrio (capa interna del útero).

• Subserosos: aparecen y se desarrollan bajo la serosa (capa externa del útero).

• Los que crecen en la pared del útero: son los más comunes y pueden causar reglas muy abundantes o sangrado entre menstruaciones, dolores en el bajo vientre y aumento de la frecuencia urinaria.

Cómo se curan

Su tratamiento depende de la gravedad de los síntomas, de la edad de la paciente, de si está o no embarazada o desea estarlo en un futuro, de su salud en general y de las características de los miomas.

Hay tres técnicas para eliminarlos:

• Medicamentos: anticonceptivos y terapia hormonal. En periodos cortos, debido a sus desagradables efectos colaterales (síntomas de menopausia, ausencia de menstruación o irregularidad en la misma, e hinchazón).

• Cirugía: se extrae solo el mioma, dependiendo de su tamaño y de si la mujer piensa tener hijos más adelante. Una opción más drástica es la histerectomía o extracción del útero, que podría ser recomendable si el mioma es muy grande; el sangrado, abundante, o si la mujer ya ha llegado a la menopausia.

• Embolización: es una técnica muy novedosa que consiste en interrumpir el flujo sanguíneo de las arterias que alimentan los miomas. Mediante este procedimiento se detienen las hemorragias, se reduce el tamaño de los miomas y se evitan intervenciones más agresivas.

Además, la parte sana del útero seguirá recibiendo sangre por otras arterias. La intervención se realiza con anestesia local. ¿Ventajas? Gracias a este tratamiento las pacientes se recuperan muy pronto; en una única sesión se pueden tratar todos los miomas a la vez, y es poco traumático, ya que no se pierde el útero.

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