Libérate de estas 5 ataduras convencionales y lánzate a la piscina

Cuando las temperaturas comienzan a ascender, de forma casi inmediata nos asaltan (¿o quizás el algoritmo ha capturado a la perfección mis inseguridades?) innumerables anuncios en las redes sociales que nos animan a luchar por conseguir nuestra “mejor versión” (¿acaso no es ESTA?) y prepararnos para tener “un cuerpo de verano”. Es entonces cuando de fantasear con tardes a la orilla del mar, pasamos a angustiarnos con la MOB: la Maldita Operación Bikini.

Por eso, cuando surge una campaña que en lugar de poner sobre nuestros hombros complejos o culpas, nos invita a retarnos a nosotros mismos, estamos de enhorabuena. Ese es el caso de la nueva campaña de la marca de trajes de baño Speedo. Reconozco que iba a decir "mítica marca", pero "mítico" me parece un adjetivo insuficiente para definir a esta icónica firma australiana. 'Go Full Speedo' da nombre a este spot, que protagoniza Dacre Montgomery, actor conocido por su papel en 'Stranger Things', y que nos invita a lanzarnos de cabeza a las experiencias de la vida. Se trata, por tanto, de ser valientes y de no dejar nada al azar, porque, en realidad, todo depende de nosotros y de nuestra actitud.

La única pega que le pongo al anuncio es que no dure una hora y media, porque es tan divertido, que me habría gustado que fuera una comedia. En él, Montgomery pasa de su oficina, en el centro financiero de Sídney, a las calles de la ciudad, cambiando entonces su atuendo working por un traje de Speedo. A su camino la gente, lejos de sorprenderse, se suma a la propuesta y se anima a recorrer las calles en traje de baño hasta llegar a Bondi Beach. Los participantes en esta odea al espírituo "Go Full Speedo" son tan eclécticos como el icono del monopatín Peggy Oki y las estrellas del reality show Bondi Rescue. A todos les une, eso sí, el amor al agua, la energía y cómo no, Speedo.

5 claves con las que librerarte de ataduras

Desde que vi el anuncio, no me quito de la cabeza el tema del spot, de la banda punk australiana The Beefs y que para mí, es ya la canción del verano. Al ver el buen rollo que reina en esos inolvidables 90 segundos, pensé en lo absurdo que es preocuparme por la MOB (recuerda: Maldita Operación Bikini) cuando siempre he sido de bañador, quizás porque en mi cabeza, pese a que nadar estilo perrito es mi única habilidad, soy Esther Williams, por lo que necesito diseños con los que nadar con absoluta libertad sin giros de guión. Por eso, me he hecho a mí misma una promesa: este verano, me niego a ser víctima de las clásicas ataduras que hacen que los que están destinados a ser los felices más felices del año pasen a serlo menos. Creo firmemente que el último acto de rebeldía es plantarle cara a las microtrabas que a veces la vida nos quiere poner, así que pienso marcarme un Montgomery este verano, retarte a mí misma y atreverme con todo. ¿Te sumas a la revolución 'Go Full Speedo'? He aquí sus 5 claves

Ni dietas, ni miles de sentadillas, ni promesas al sol. Cuando leas cualquier consejo para alcanzar “tu cuerpo de verano”, recuerda que sólo necesitas dos cosas para tenerlo. Para comenzar, un cuerpo, y a no ser que seas una de las cabezas enfrascadas de ‘Futurama’ (si es así, te ruego contactes conmigo: ¡tengo muchas preguntas!), ya lo tienes. Lo segundo que necesitas es que sea verano, y qué quieres que te diga: lo es. 

Imagina lo maravilloso que puede ser disfrutar de la temporada estival sin estar pensando en si comer o no esas bravas (con semejante, nombre ¿cómo decir que no?) y sin ensayar infinidad de poses absurdas con las que camuflar algún defecto que posiblemente, esté en tu cabeza. Imagina que cuando tu mejor amiga se disponga a hacerte una foto, no orquestes una serie de posturas que te hagan digna de El Circo del Sol y que te fuercen a abalanzarte sobre él teléfono para dar el ok a las imágenes… Porque las fotografías son perfectas tal y como están y tú, por cierto, también. Misión cumplida: ¡ya tienes un cuerpo de verano!

... y hazlo sin necesidad de cámaras. Porque, ¿acaso no es cansino tener que estar siempre inmortalizando esa deliciosa paella para subirla a las redes antes de poder hincarle el diente? ¿O hacer una foto de ese helado antes de que se derrita para que tus seguidores sepan que te has adentrado en el universo Willy Wonka? Regresemos al mundo pre-Instagram -al menos en materia foodie- y disfrutemos de comer sin necesidad de tener que capturarlo todo. Porque si eres quien se empeña en tomar fotos, de alguna forma le restas algo de encanto a ese momento en el que el camarero sirve el plato y te dispones a probarlo sin tener que detener el tiempo;y si eres quien acompaña al captura-comilonas de turno, secretamente fantaseas con dar un manotazo al móvil y poder hacer eso para lo que habéis ido al restaurante: ¡comer! Si haces fotos, asegúrate de que te de absolutamente igual que se vea algún que otro manchurrón en el mantel (creo que una comida sin manchurrones demuestra que la comilona no ha sido tan maravillosa) y deja de bodegonizar la mesa. Si hemos venido a comer… ¡comamos! Dejemos ya de emplatar cada instante, por favor.

Si no te apetece leer el libro sesudo de turno o ese del que todo el mundo habla, disfruta de la novela romántica que de verdad te apetece leer y que por cierto, es tan válida como el ensayo que tu prima está leyendo (o que al menos, ha sacado en sus redes). ¿Te apetece llevarte un nada instagrameable tupper con macarrones y chorizo a la playa? ¡Adelante! ¿Llevas una sombrilla, tu pelota de Nivea y una toalla con un delfín tornasolado como kit playero? Que así sea. ¡Qué manía tenemos de hacer de cada escapada a la playa o a la piscina un editorial digno de pool party de revista! Cuando conseguimos dejar atrás el qué dirán y abrazamos la absoluta libertad, logramos disfrutar de verdad de lo que hacemos… Y no hace falta tener siempre encima una inmensa pamela de rafia que queda perfecta en las fotos pero que no sólo no te permite ver absolutamente nada de lo que tienes delante, sino que bien sabes que va a terminar en el mar en cuanto la brisa haga efecto. 

Es maravilloso saber qué monumentos visitar, cuándo hay excursiones organizadas y el horario del tren con el que llegar al pueblecito del que todos hablan, pero es también un sueño dejar durante unos días las obligaciones, abandonar la vida calendarizada y abrazar el ‘let it flow/let it go’. Olvídate del despertador, haz lo que te de verdad te apetezca y consigue que estas vacaciones sean por fin V-A-C-A-C-I-O-N-E-S. Además, ¿acaso en la campaña de Speedo no ha quedado claro que improvisar es maravilloso?

Este lema vale como actitud ante la vida, pero también has de tomártelo de forma literal. ¿Recuerdas cuando de niña te tirabas a bomba en la piscina, muerta de risa? Repite ahora la fórmula y lánzate a la piscina con tu bañador Speedo preferido. Lo de marcarte un número de natación improvisado ya depende de ti, aunque si algo te puedo garantizar es que hagas lo que hagas, el bañador se mantendrá en su sitio, por lo que no habrá sorpresas entre chapuzón y chapuzón.

De hecho, te animo a que pases el 90% de tus vacaciones en bañador, como los protaginistas de Go Full Speedo (campaña creada, por cierto, por la agencia MIRIMAR y dirigida por Scottie Cameron). ¿Acaso no quería la sociedad un cuerpo de verano? Pues aquí lo tienen, y no se me ocurre nada más estival que alguien enfundada en un bañador Speedo la mayoría del tiempo. Además, cuando saltes a la piscina con tu traje de baño preferido de la marca australiana, descubrirás que estás más ligera que nunca, porque cuando te liberas de las ataduras que tanto ahogan, saltar es más fácil que nunca. 3,2,1… ¡Splash!

Eso sí, como en ocasiones la coherencia está algo sobrevalorada (esta podría ser la sexta clave, pero me he empeñado en que sean cinco), asegúrate de que te hagan alguna foto, porque este salto marca el inicio de la era en la que apostar por el ‘Go Full Speedo’ y sacar ese espíritu indomable que por fin se dispone a ser liberado y que todas llevamos dentro.