Verdades que aún ocurren cuando vas a comprar ropa de talla grande

Cada vez son más las voces que se alzan buscando la igualdad entre mujeres en el mundo de la moda: modelos que reclaman su sitio a pesar de no cumplir con los cánones establecidos, una versión realista de las mujeres con curvas en redes sociales e incluso peticiones populares para que las tiendas amplíen el abanico de tallas.

Bikini con tejido en relieve, de Etam
Bikini con tejido en relieve, de Etam / D.R

Sin embargo, no está todo hecho. La realidad, a pie de percha sigue siendo un tanto desoladora.

Repasemos algunas de las cosas que aún ocurren cuando vas a comprar tallas grandes:

1. La talla grande empieza muy pronto.

A partir de la 42, quedas desterrada. Para las tiendas resulta más económico categorizarlas como tallas grandes y, en muchos casos, no venderlas, ya que gastar más en tela reduce el beneficio, así que en las tiendas 'normales' de centro comercial a veces el rango solo llega hasta una L que suele ser (ojalá fuese broma) una talla entre la 40 y la 42. Olvídate de encontrar, sobre todo, pantalones.

2. Las tallas grandes a veces se pasan.

El espacio que queda entre una talla y otra a veces suele ser kilométrico, porque como no existe una estandarización internacional de tallas (este tema lo debatimos otro día, en la ONU si hace falta), unos se pasan de pequeños y otros se pasan de grandes. Si estás en ese intermedio (que puede que lo estés), buena suerte con tu búsqueda.

3. En las tiendas de tallas grandes las tallas también se acaban.

Cuando tu talla pasa de la 48 a veces es también un suplicio porque ni quiera esa tienda en la que depositaste tu confianza tiene algo para ti. Entendemos que no pueden tener tallas ilimitadas, pero es como si en un parque de atracciones te echasen a mitad de una atracción porque a ti no te toca tanta diversión. ¿Y a quién recurres?

4. La ropa grande tiende a ser, digamos... Poco bonita.

Porque cuando tus medidas se salen de lo que alguien ha establecido, tienes que vestir con estampados, con pantalones anchos y casi siempre con lycra. Eso es algo que también se ha decidido de antemano. ¿Existe el algodón para ti? No. ¿Vas a poder querer y tener las últimas tendencias en tu armario? Buena suerte con eso. Lo minimalista, simplemente, no existe.

5. El rincón de tallas grandes, ese lugar.

Algunas tiendas se animan a diversificar su mercado y ofrecer tallas grandes a las usuarias. Sin embargo, en la práctica solemos hablar de un pequeño rincón donde hay ropa específica de tallas grandes, cuyo diseño es... Volvamos al punto 4.

6. La ropa grande se agranda por todas partes y punto.

Porque nadie en la industria de la moda ha pensado en unas tallas grandes diversificadas: hay mujeres con cintura estrecha y muslos grandes, hay mujeres sin curvas, mujeres bajitas, altas... Pero no, finalmente la ropa suele hacerse en un patrón, que se agranda de alto, largo y ancho y que cada una se busque la vida. Esto es algo que afecta en tallas grande y pequeñas pero, claro, ahora la posibilidad de escoger es menor.

7. No hay vaqueros ideales.

Suelen ser de colores de los 90 (por suerte alguna vez se recuperan como tendencia), casi siempre rectos y, excepcionalmente, suelen ser de algún color claro. Pero lamentablemente la forma nos remite, de nuevo, al punto anterior.

8. Tampoco hay bikinis que no sean retro.

Porque por lo visto lo retro (es decir, bragas altas) es lo único que encaja cuando te sales de la norma.

9. El precio.

Claro, se usa más tela, se paga más. Es el negocio de quienes hacen tallas grandes, que saben perfectamente por qué otros no disponen de ellas en su catálogo. Si lo quieres, lo pagas.

10. Faltan tiendas.

Si tu madre tiene una talla grande, ¿cómo se arregla? Quienes tienen (legítimo) miedo de las compras online o los pedidos extracomunitarios (hola, tasas de aduanas) no suelen disponer de una gran variedad a pie de calle. ¿No hay negocio, no hay industria, no hay necesidad?

En cualquier caso, como muchos de los problemas del primer mundo, tiene solución: hay algunas tiendas dispuestas a ofrecerte lo que necesitas (aunque en muchos casos requieran vencer el miedo a comprar por internet). Llegados a este punto ya habrás descubierto que la fama (en este caso, la moda) cuesta y que tendrás que luchar para ganártela, ¿no?

[Y sí, hemos elegido a Rebel Wilson como musa por ser un modelo a seguir a la hora de tomarse su cuerpo en serio]

Estas son las tiendas con tallas grandes en las que encontrarás aquello que buscas:

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