Sacar tu teléfono en una cena no solo denota mala educación, sino que también te puede hacer infeliz

Un estudio demuestra la conexión entre usar el móvil en una cena y el estado emocional.

El uso del smartphone en la mesa está reñido con la felicidad
El uso del smartphone en la mesa está reñido con la felicidad / bowie15

Elizabeth Dunn y Ryan Dwyer son dos psicólogos investigadores de la universidad British Columbia en Canadá y ellos han notado esta tendencia que piensan convertir en un sesudo estudio científico o algo parecido.

A saber: Vemos constantemente a personas cenando en un restaurante que en lugar de hablar entre ellos permanecen concentrados en sus teléfonos sin dirigirse la palabra. Su pregunta como profesionales de la Psicología es si esta conducta estaba teniendo un impacto en el modo en que las personas interaccionaban socialmente y en que medida esta nueva tendencia les permitía disfrutar del tiempo que pasaban con otra persona. La respuesta corta es que plantar un teléfono o dos en medio de una cena sí cambia la interacción social entre ambas personas, y además nunca para bien.

Usar el teléfono durante una cena hace caer en picado el disfrute de los comensales porque la tecnología en la mesa hace que la gente se siente más distraída y desconectada de lo que está pasando y también mucho menos comprometido con lo que allí se cuenta. La caída en el bienestar, medida por estos psicólogos es de medio punto en una escala de siete.

Y aunque es una pequeña diferencia es una diferencia suficiente, dijo Dunn: el uso del teléfono durante una cena puede provocar que se disfrute de la comida en cuestión (su sabor, color y otras cualidades organolépticas) hasta un 11% menos.

Y el efecto parece trascender el momento de la cena, pues en un segundo experimento los investigadores preguntaron varias veces al día a más de 100 sujetos sobre su estado emocional y su relación con lo que estaban haciendo en ese momento. Si esas personas habían estado en el teléfono al mismo tiempo que tenían una interacción cara a cara con otra persona, le habían sacado mucho menos partido a ese intercambio y lo habían disfrutado menos que otra persona que había dejado el teléfono de lado para dedicarse a hablar con otra persona. Incluso responder dos o tres mensajes de whatsapp durante una cena es suficiente para desconectarte de los amigos o la familia que te rodean en la mesa.

Los investigadores advierten que el teléfono es un hábito y que para dejarlo hay que ponerse ciertas normas. Por ejemplo, cuando sales a cenar el teléfono no sale del bolso y se pone en silencio. También señalan que el uso del teléfono es contagioso, pues es más que probable que el otro empiece a usar su teléfono en cuanto vea que tú haces lo mismo. Del mismo modo se puede crear un efecto domino si uno de los invitados a la cena decide poner su teléfono fuera de su alcance y sugerir que el resto de los invitados lo haga.

Síguele la pista

  • Lo último