Montse Domènech: “Sentir miedo es necesario, porque nos protege de los riesgos”

Esta psicóloga y pedagoga infantil, con 40 años de trayectoria, presenta un método práctico, rápido y eficaz para que los niños superen sus miedos: "La Vacuna contra el miedo" (Plaza y Janés).

La vacuna contra el miedo, de Montserrat Domènech

El libro La vacuna contra el miedo, de Montserrat Domènech.

/ D.R.

¿Qué es el miedo?

Es una manifestación emocional que expresa la inseguridad o temor hacia experiencias desconocidas o que no están bajo nuestro control. Es muy frecuente en los niños, sobre todo los miedos relacionados con la oscuridad o con la noche, aunque también ante situaciones de desprotección como quedarse solo, encontrarse frente a un animal, el médico, las tormentas... Por eso es tan importante acompañar al niño en su aprendizaje, dándole seguridad y confianza.

Sentir miedo es algo normal, incluso entre adultos. ¿Qué hay que enseñarle a un niño, cómo sobreponerse a él?

Sentir miedo es algo normal y, a veces, necesario porque el miedo puede protegernos de situaciones de riesgo. Ancestralmente, el miedo era un mecanismo de defensa y de autoprotección para el mantenimiento de la especie. Pero la persistencia de estos miedos puede ser negativo porque potencian la inseguridad del niño o, incluso del adulto. Para enseñarle a superarlos hay técnicas de exposición progresiva para que afronte la situación, poco a poco, dándole las pautas necesarias, garantizarle que se sentirá cuidado y que se le premiará si lo hace correctamente.

¿Cuándo se convierte el miedo en un problema?

Cuando pasa a ser una fobia que el niño se niega a afrontar, generando conflictos de relación o comportamiento. Incluso puede llegar a generar trastornos fisiológicos como Vómitos, mareos, pataletas e incluso histeria.

¿Cuáles son los miedos más comunes en los niños? ¿Normalmente se mantienen en la madurez?

Los miedos varían mucho dependiendo de la edad, porque a medida que el niño crece es capaz de discernir mejor lo real de lo imaginado. Los más comunes son los relacionados con la oscuridad y la noche, ya que suponen para el niño el distanciamiento de los padres y realizar un hábito él solo. También son frecuentes los miedos a nadar, a ir al colegio… todo depende de si se le garantiza la presencia mientras dura el aprendizaje de realizar estos hábitos. Si no se superan durante la infancia es posible que permanezcan durante la edad adulta.

¿Qué papel juegan la televisión e internet en los miedos?

Muy importante. Es importante que los padres sepan en todo momento qué está visualizando el niño para darle explicaciones, tranquilizarle o incluso interrumpir la proyección. -¿Hasta qué punto el miedo está inscrito en el ADN como la simpatía, la honestidad... Es decir, que por mucho que trabajemos sobre él, no se puede erradicar? El miedo no se hereda, pero sí que existe una propensión a tener miedo si en el entorno familiar se tiende a la sobreprotección o alarmismo ante ciertas acciones. El ADN condiciona una manera de ser o una tendencia a manifestarse de una determinada manera, aunque puede llegar a modificarse mediante los estímulos externos. Hay miedos que se convierten en fobias cuando no se han superado en un tiempo relativamente normal o cuando la persona que lo sufre no se siente capaz de hacer un tratamiento para superarlo.

¿Los niños imaginativos tienen más miedo?

La imaginación es un arma muy poderosa que juega muy malas pasadas: los niños absorben toda la información que reciben pero no tienen la capacidad de discernir lo que real de lo ficticio –hasta que cumplen 7 u 8 años-. Y los niños imaginativos lo pasan peor.

¿Hay miedos más difíciles de superar, por ejemplo, el miedo al dolor físico o al abandono?

Por supuesto, hay miedos que razonablemente producen mucho más miedo afrontarlos. Pero todas las actitudes de miedo pueden trabajarse, con un entrenamiento específico, para afrontarlas aún sabiendo que van a producir dolor. -¿Es más fácil tratar el miedo en niños o en adultos? Es mucho más fácil tratar a los niños, porque son más susceptibles de aprender y se ilusionan con más facilidad. Los adultos tienen más resistencia a la superación porque el miedo se ha arraigado durante más tiempo y necesita más entrenamiento para vencerlo. En realidad, el miedo del adulto es consecuencia del miedo en la infancia que no se ha superado o de una experiencia traumática.

Si tuviera que elegir entre hacer deberes o una actividad extraescolar…

Siempre elegiría una actividad extraescolar, relacionada con el deporte o el arte, ya que en el colegio tienen suficiente tiempo para desarrollar las funciones cognitivas y también necesitan tiempo para estar en casa con la familia.

¿Cómo podemos hacer que nuestros hijos sean menos individualistas y consumistas si nosotros somos así?

Deberíamos trazar un plan de vida en común con nuestros hijos, basado en valores básicos de convivencia, generosidad, empatía, esfuerzo, sin importarnos lo que hace el resto de la gente. Si nosotros deseamos cambiar para bien, los hijos se sentirán felices con nuestra manera de plantear la vida.

¿Lo que les falta a los niños de hoy es tiempo para estar con sus padres?

Sí, hace falta estar más tiempo con ellos, pero sobretodo, dar calidad a este tiempo. Media hora bien empleada puede ser mejor que todo un día de crispación y mal rollo.

¿En un par de horas de convivencia diaria –que es lo que están los padres trabajadores con sus hijos- da tiempo a enseñar algo?

La idea no es tanto enseñar, como compartir experiencias y mostrar un modelo de vida que les haga crecer felices. Si cocinamos, cocinemos con ellos; si leemos, leamos conjuntamente; si miramos la tele, comentemos lo que estamos viendo... compartamos vivencias, es suficiente. Ellos aprenden de nuestra experiencia.

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