Boticaria García: "Los superalimentos no existen, por mucho que nos hablen de las maravillas de la kombucha o las semillas de chía"

Farmacéutica y nutricionista de profesión, comunicadora de vocación y una de las divulgadoras científicas con más gancho de nuestro país por aclamación popular. Hablamos con Marián García sobre "el doctor Google", los superalimentos o el peligro de las modas en la alimentación.

Boticaria García

Boticaria García.

/ Marián García García

Dejó la farmacia de sus padres en un pequeño pueblo de Cuenca para competir con "el doctor Google" y dedicarse a la divulgación científica a través de internet. Fue entonces cuando Marián García se abrió un blog y pasó a ser conocida como Boticaria García. Casi una década y tres libros después ('El jamón de york no existe', 'El paciente impaciente' y 'El moco radioactivo') se ha ganado un hueco en los medios de comunicación y se ha convertido en una de las comunicadoras más queridas de las redes, donde acumula más medio millón de seguidores y trata, con rigor y buen humor, temas tan diversos como la vacuna de la gripe, la lactancia materna o la relación entre alimentación y enfermedades. Charlamos con ella durante el 'workshop' organizado por Intimissimi con motivo del Día Mundial del Cáncer de Mama y su iniciativa solidaria, que colabora en la investigación del cáncer de mama donando 1 euro por cada sujetador vendido durante su 'octubre rosa'.

¿En qué momento pasas de ser Marián a Boticaria García?

Fue en 2013, yo era farmacéutica en Villaescusa de Haro, que tiene unos 500 habitantes, y me di cuenta de que cuando la gente entraba en la farmacia muchas veces venía con su diagnóstico ya hecho por el doctor Google; no sabía muy bien si era un enemigo o un aliado pero pensé que si no podía vencerlo debía unirme a él... y empecé a escribir el blog de Boticaria García.

Marta Sánchez, Raquel Perea, Isabel Jiménez, Berdibon, Boticaria García y Eugenia Osborne se reúnen gracias a Intimissimi por el Día Mundial del Cáncer de Mama

Marta Sánchez, Raquel Perea, Isabel Jiménez, Berdibon, Boticaria García y Eugenia Osborne se reúnen gracias a Intimissimi por el Día Mundial del Cáncer de Mama.

/ Intimissimi

Has pasado de trabajar en la farmacia de tu familia a ser una de las divulgadoras científicas más conocidas del país. ¿Impresiona?

Siempre digo que el plan es que no había plan. Estuve trabajando en la farmacia desde 2005 hasta 2017, pero a partir de 2013 ya lo compaginaba con la divulgación. Disfrutaba mucho detrás del mostrador, pero desde pequeña había querido ser periodista, pero eso empecé a tomarme el blog en serio y, cuando mi amiga Natalia de Santiago me habló del SEO, cambié la forma de expresarme, el blog se posicionó muy bien en Google y empezó a crecer rápidamente. De ahí pasé a los medios, escribí mi primer libro... y la cosa se fue de madre. Quizás la clave fue empezar muy pronto a conseguir que la gente me encontrara en Google cuando buscaba cosas.

Cuando hablas del doctor Google ¿crees que tener acceso a tanta información termina por desinformarnos?

Por supuesto. Por eso hay muchos compañeros sanitarios que le dicen a la gente que no busquen las cosas en internet, pero yo soy contraria a esto porque la realidad es que todos lo vamos a hacer. Y como eso está ahí lo importante es formar a la gente y darle pautas sobre cuáles son las fuentes de información fiables, que hay muchas. Creo que lo bonito de esta época es que la misma persona que sigue a una actriz, a una modelo o a un decorador, también quiere seguir en las redes sociales a un farmacéutico o a un dermatólogo.

En los últimos tiempos asuntos como el ‘realfooding’, el ayuno intermitente o los diferentes tipos de dietas copan los 'trending topics'. ¿Cada vez nos interesa más la alimentación y la salud o hay que tener cuidado con estas modas?

En este punto tengo una crítica a la sociedad en general y es que somos muy cómodos y queremos que nos digan exactamente qué tenemos que hacer y cómo. Por ejemplo, queremos que una ‘app’ nos diga qué tenemos que comer y que nos haga como Chimo Bayo: esto sí, esto no. Pero esto no funciona así: tenemos que aprender a leer etiquetas. Lo interesante es que nos formemos.

En la era de las redes sociales han surgido varios "gurús" de la salud y la alimentación que suscitan tantos halagos como críticas. ¿Qué opinas de este fenómeno?

Pienso que ahora mismo todo se polariza y en las redes todo es susceptible de que haya crítica o polémica. Hay gurús o líderes que gracias a su carisma consiguen que personas que jamás se habían interesado por la alimentación cambien las patatas fritas por los edamames, y eso tiene un valor incalculable. Pero no creo en los dogmas y lo que me parece peligroso, en ese sector especialmente, es que sea un gurú de la alimentación el que decida por ti qué debes comer y qué no. Soy la mayor defensora de internet y de las redes; a mí me cambiaron la vida, pero también le dan un altavoz a algunas personas que deberían pensar mejor lo que dicen.

En este contexto, ¿crees que ahora somos más conscientes de ver la alimentación desde el punto de vista del autocuidado?

Creo que hay un poquito de hipocresía: por una parte tenemos los movimientos 'healthy' de las redes sociales, que han conseguido que haya mucha gente pensando en cuidarse que antes no lo hacía; y por otro es innegable que comer saludable no es caro, pero comer mal es muy muy barato. Por este motivo la obesidad es mayor en los hogares con menos recursos y la obesidad infantil es el doble en las familias pobres que en las que tienen dinero. Necesitamos formar a la población y necesitamos alimentos y estrategias por parte de las instituciones que abaraten el precio de los productos saludables.

¿Y cómo encaja todo esto con el movimiento 'body positive' que defiende la variedad de cuerpos?

A mí me parece positivo que no haya clichés, que el peso no sea el factor indicativo de un cuerpo saludable y que nos quitemos el estigma de la báscula. ¿Cuál es el contrapunto? Que muchas personas utilizan estos movimientos para justificar su sobrepeso u obesidad, y si lo dulcificamos corremos el riesgo de que la gente no tenga un incentivo para tomar rienda sobre algo que sí que impacta directamente sobre su salud.

Aprovechando la charla que ha organizado Intimissimi: ¿qué importancia tiene la alimentación respecto al cáncer?

Mantener una buena alimentación y hacer ejercicio son dos de los pilares fundamentales para prevenir enfermedades, eso es indiscutible. Y realmente hay evidencias científicas de que seguir los preceptos del plato de Harvard, funciona -es decir, que la mitad de lo que comas sean frutas, verduras y hortalizas; un cuarto proteínas que procedan de pollo, pescado, huevos, frutos secos... y el último cuarto de cereales preferentemente integrales-. Dicho esto, debemos desconfiar cuando a un alimento en concreto se le atribuyen propiedades extraordinarias. Ningún alimento es insustituible, por mucho que nos hablen de las maravillas de la kombucha o las semillas de chía, que tan de moda están y son supuestamente, superalimentos.... Spoiler: los superalimentos no existen.

Entonces, ¿de dónde viene esta tendencia de los superalimentos?

Esto es muy antiguo, pero ¿qué es un superalimento en realidad? A parte de lo que te vende Gwyneth Paltrow, pueden ser productos con un tinte exótico o un origen extranjero: es mucho más sexy hablar de coquitos de Brazil que de unas nueces de aquí; o las bayas de goji... ¿Qué es goji? Nadie lo sabe. ¿Y la sal del Himalaya? En realidad viene de una cordillera de Pakistán, es rosa porque tiene impurezas y se parece mucho a la de las salinas de Murcia (cuyo consumo por cierto es mucho más ecológico porque te ahorras el transporte). Además hay otros factores como la sonoridad (bimi o kimchi suena mucho mejor que brócoli, pero es prácticamente lo mismo) o que sea caro.

En tu experiencia profesional, ¿has visto de primera mano cómo nos afectan este tipo de mitos?

Yo he sufrido mucho cuando estaba en la farmacia y llegaban mujeres con cáncer y pendían una serie de suplementos que algún chamán les había recomendado: multivitamínicos, antioxidantes.. porque eso era lo que les iba a curar. Algunos de ellos estaban incluso contraindicados con la medicación y había mujeres que la dejaban para tomarlos. Esto es muy peligroso porque además creo que es muy fácil aprovecharse de alguien vulnerable como pueden ser las personas con cáncer. Muchas pensarán que total, no pierden nada por probar, pero sí estás perdiendo: muchas veces puede que haya un problema de salud y sino, en cualquier caso, te están estafando y te están haciendo agarrarte a una esperanza.

¿Qué destacas de la iniciativa que ha tenido Intimissimi con el 'octubre rosa'?

8 de cada 10 mujeres superan el cáncer de mama, pero nos faltan las otras 2. Por eso creo que merece la pena cualquier proyecto encaminado a dar visibilidad, a que se aumente la investigación o a mejorar el apoyo psicológico de esas mujeres y de sus familias; y cualquiera que lo haya vivido de cerca sabe lo que significa. La ilustradora Lucía Be ha compartido un poema de su marido, Miki Naranja, que lo resume muy bien y dice "y cómo nos cambió la vida cuando el cáncer de mama pasó a ser el cáncer de mamá". Que desde empresas privadas se destine esfuerzos y recursos a esto es una maravilla.

Última pregunta. Como madre y mujer trabajadora, ¿qué nos puedes decir de la conciliación?

Es como los superalimentos… no sé si existe. Creo que esa pregunta habría que hacérsela a mi amiga Laura Baena, fundadora del Club de Malasmadres, que es la que está rompiendo lanzas en favor de la conciliación. Durante muchos años mi marido pasaba mucho tiempo en México por trabajo y en esa etapa nadie le preguntó a él por la conciliación... pero yo creo mucho en la corresponsabilidad, en la igualdad de verdad. Gran parte de mi trabajo se desarrolla en fin de semana y por las tardes y ojalá pudiera pasar más tiempo con mis hijos, pero también te digo que mis padres trabajaron toda la vida mañana y tarde y nunca llegaron a casa antes de las 9 de la noche, pero siempre estuvieron cuando les necesité. Cada familia debe adaptarse a sus circunstancias y cada uno tiene que encontrar los momentos para ocuparse de sus hijos, de su pareja y de su familia.

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