Orishas, Beatriz Luengo y Ara Malikian firman un tema emocionante cuyo mensaje todos necesitamos (y que nos explica Yotuel Romero)
Hablamos con Yotuel Romero, componente de Orishas y marido de Beatriz Luengo, sobre el tema 'Ámame como soy yo' y su enseñanza.
'Amame como soy yo' se eleva con el violín hondo de Ara Malikian justo antes de zambullirse en un mar mestizo y rapero que "sabe a miel", apunta la banda cubana Orishas, artífice de este tema que también suena a Nueva Trova (Pablo Milanés es una de sus inspiraciones) y en el que participa Beatriz Luengo, esposa de uno de los componentes de Orishas, Yotuel Romero.
Hablamos con este último, confinado junto a su familia en Miami, sobre este proyecto que ve la luz este mismo 1 de mayo, y que contiene un mensaje que nació de su realidad cubana pero que es extrapolable a muchos contextos (como a la cara soliviantada del confinamiento) y sirve para aliviar el alma.
¿A qué ayuda el confinamiento?
Más allá de la preocupación por quienes lo están pasando mal, estoy aprendiendo mucho. Este virus, que no entiende de colores ni de clases sociales ni de ideologías, nos ha hecho ver que todos somos iguales y que perdemos mucho tiempo haciéndonos daño unos a otros, 'dictatoriando' los sentimientos, prohibiendo…
¿De eso habla el tema 'Ámame como soy yo'?
La canción viene de lo que vivimos con otra, 'Ojalá pase', que tuvo mucho repercusión en Cuba porque el gobierno tomó medidas drásticas contra Orishas por sus palabras. Yo le dije a Bea: "Qué pena que mi país no me ame como soy" y me acordé de Pablo Milanés, que tiene una canción titulada 'Ámame como soy'. Envasé sus palabras para este tema sobre aceptar las diferencias.
En otra época sería clasificada como 'canción protesta'. Hoy en día, ¿hay hueco y necesidad de este género?
Más que nunca es preciso lanzar un grito de libertad. El fin es saber amar y respetar la diferencia del otro en un momento en el que en muchos países, no solo en Cuba, lo que antes era una réplica, ahora es tomado como una agresión.
Ante una injusticia, ¿cuesta más alzar la voz o estar callado?
A mí me cuesta quedarme callado. Otras personas, sin embargo, parecen inmunes al dolor. La cobardía también puede ser el leitmotiv del silencio, o que se obtenga un beneficio por mantenerlo.
Fichasteis para la canción a Ara Malikian. ¿La música comprometida atrae a músicos comprometidos?
Sí, Ara Malikian es el vivo ejemplo del libanés que ha tenido que luchar por que lo amen como es con su cultura, sus raíces, su color de piel, su sabor… Buscábamos una instrumentación honda para el tema y cuando nos lo mandó con su violín, nos mató. Beatriz y yo nos pusimos a llorar. Ese violín tiene tanto sentimiento…
Si a ti, Beatriz Luengo y Ara Malikian os gusta involucraros en causas, perdidas o no ¿en las reuniones de los tres siempre estáis alzando la voz?No, somos personas muy divertidas y alegres, pero creo que las canciones que se comprometen y te hacen reflexionar son las que perduran más. La música también sirve para alimentar el alma, como hacen las canciones de Serrat o Sabina, y hay temas que han removido sociedades, como las de Bob Dylan, Silvio Rodríguez y Pablo Milanés. La música no está solo para mover la nalguita.
¿Entiendo que la música de ‘mover nalguita’ está desterrada de tu playlist?
Es como todo: me encanta comer una buena paella o un solomillo pero de vez en cuando también me tomo un McDonald's, que tal vez no es tan saludable pero cumple su función. Yo también he escuchado en la playa ‘Qué será lo que quiere el negro’ y he bailado, aunque pertenezca más al otro grupo, al de música que toca el alma. Aún así, hay que respetar todos las formas: la pluralidad musical es democracia musical.
Antes del confinamiento, ¿había confinamiento musical?
El confinamiento musical es el de los sonidos urbanos que han tomado la delantera en todo. Todos los jóvenes escuchan música urbana y muchos músicos se han reciclado y lo han tenido que incluir en sus composiciones. ¡Orishas hacíamos eso hace 20 años, mezclando rap y ritmos latinos! El éxito del género es porque nació del pueblo, no fue creada por compañías discográficas, y eso llega más.
La industria musical habla de debacle por el encierro. ¿Lo sufrís?
Lo estamos sufriendo mucho. La música va por estados de ánimo: cuanto más alegre estés, más consumes música. Cuando estás triste, consumes otro tipo de entretenimiento como películas o documentales. He visto algunos cumpleaños que se han celebrado durante el confinamiento y son silenciosos, seguramente es una señal de respeto a todo lo que está ocurriendo.
¿El aburrimiento inspira?
De cara a la creatividad, el aburrimiento tiene dos facetas: todo lo que sale es 'depre' y lo 'depre' es sentimental; para hacer algo más alegre tienes que forzar la máquina.
¿Cómo os entendéis Beatriz Luengo, tu mujer, y tú en el estudio?
Entre nosotros hay diferencias ante melodías, letras, producción… pero esas diferencias nos unen. Es como el polo negativo y el positivo: si no están, no hay luz. Eso es lo que hace que sea perfecto. Los dos tenemos fuertes caracteres y opiniones pero para mí es un placer trabajar con ella porque sus diferencias me ayudan y las mías le ayudan a ella. ¡Somos un complemento del otro perfecto!!
Aunque ella es ‘la jefa’, como la llamas.
Ella es ‘la jefa’ porque tiene esa intuición que tienen las mujeres, una visión estratégica, un sexto sentido que me ayuda mucho. Yo soy muy 'promujer’.
¿La industria en la que trabajas también lo es?
Vivimos en un mundo muy machista y eso se nota en todos los campos. Algunas veces, cuando presentamos un tema conjunto, es habitual que piensen que yo he sido el compositor, por ejemplo. Cuesta.
¿A quién aplaudirías a las 20.00 horas desde el balcón, además de a los sanitarios?
A la policía y a la población que se ha quedado en casa respetando el confinamiento, así como a los niños, a quienes les es difícil entender lo que está pasando, y a esas personas mayores que se han quedado en el camino y que no han tenido un entierro digno. Todo lo que se ha producido es muy duro, allá donde estén se merecen un aplauso, un "cuídate" y un "te extraño".
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