“Ven, sé mi luz. Las cartas privadas de ‘La Santa de Calcuta’”

Recopilación del padre Brian Kolodiejchuk, postulador para la causa de beatificación de Mª Teresa de Calcuta, que ve la luz coincidiendo con el 10º aniversario de su muerte.

“Ven, sé mi luz. Las cartas privadas de ‘La Santa de Calcuta’”
“Ven, sé mi luz. Las cartas privadas de ‘La Santa de Calcuta’”

"Desde mi infancia Tú me has llamado y me has guardado para Ti y ahora, cuando ambos hemos tomado el mismo camino, ahora Jesús, yo voy por el camino equivocado. Dicen que la gente en el infierno sufre un dolor eterno por la pérdida de Dios, resistirían todo ese sufrimiento si solamente tuviesen un poco de esperanza de poseer a Dios. En mi alma siento precisamente ese dolor terrible de pérdida, de que Dios no me quiere, de que Dios no es Dios, de que Dios realmente no existe (Jesús, por favor, perdona mis blasfemias, se me ha dicho que lo escriba todo)".

La Madre Teresa de Calcuta nació en Skoje, Macedonia, cuando aún era Albania en 1910. En 1928 entró en la Orden de las Hermanas de Loreto, en Dublín, desde donde fue enviada a la India para iniciar su noviciado. Allí se dedicó a la enseñanza hasta el año 1948 en que abandonó la orden para fundar las Misioneras de la Caridad. Con la ayuda de las personas que formaron parte de su congregación su esfuerzo para ayudar a los más pobres se extendió por el mundo entero. Recibió numerosos premios, entre los que se cuenta el Nobel de la Paz en 1979. Tras su muerte, en 1997, se abrió el proceso de canonización y fue beatificada en 2003. El Padre Brian Kolodiejchuk nació en Winnipeg, Canadá. Conoció a la madre Teresa en 1977 y trabajó con ella hasta su muerte en 1997. Entró a formar parte de los Padres Misioneros de la Caridad en 1984, año en que la fundó la Madre Teresa. Brian es postulador de la Causa de Beatificación y Canonización de la Madre Teresa de Calcuta y director del Centro Madre Teresa.

El formidable testimonio de la crisis de fe que la Madre Teresa vivió intensamente y tan sólo confesó a algunos colaboradores muy cercanos: el gran secreto de una mujer llamada a la santidad.

Diez años después de su muerte, Planeta publica las cartas que durante más de sesenta años envió a un reducido círculo de confidentes y en las que expresa, desde el primer momento, sus dudas sobre la existencia de Dios, sobre la religión y sobre su cometido mismo en esta vida: "Mi sonrisa es una gran capa que esconde una multitud de penas". Cartas que la Madre Teresa había pedido a sus destinatarios que quemaran, pero que la causa de su canonización ha rescatado por la intensa relación con Dios que contienen, y que, sin duda, dará una nueva dimensión a cómo la gente ve a la "santa" de Calcuta.

Un itinerario místico y desconocido. "Jesús te ama a ti de una forma muy especial. En mi caso, el silencio y el vacío son tan grandes que miro y no veo, escucho y no oigo", escribió en 1979 al reverendo Michael Van Deer Peet, quien junto al arzobispo de Calcuta, Ferdinand Périer, son los destinatarios de sus confesiones. "¿Dónde está mi fe? Incluso aquí, en lo más profundo, no hay nada, sino vacío y oscuridad", narra en una misiva. En otra descubre que en su juventud tuvo visiones y que habló con Cristo Crucificado.

"Ven, sé mi luz" reproduce 40 de estas cartas-confesión, escritas en un periodo que abarca 66 años, reflejo de toda la profundidad y el drama que vivó interiormente la Madre Teresa. Estas páginas añaden una riqueza insospechada a la herencia espiritual que dejó con su muerte a los 87 años de edad. "Profundidades de santidad previamente desconocidas y que pueden muy bien llevarlas a que figure entre los grandes místicos de la Iglesia", según afirma en el prólogo el Padre Brian, miembro de la orden creada por Santa Teresa, las Misioneras de la Caridad, y postulador de su causa de Canonización, iniciada en 2005.

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