Carmen Romero Dorr: "Un libro te puede salvar la vida"

Hablamos con la autora de 'El último regalo de Paulina Hoffmann', un libro que se remonta a un pasado de mujeres fuertes y heroicas, pero que también nos pone frente al espejo. Y esto es lo que ve.

La novelista y editora Carmen Romero Dorr

La autora de 'El último regalo de Paulina Hoffmann', Carmen Romero Dorr.

/ Nines Mínguez

Para hablar de su primera novela, 'El último regalo de Paulina Hoffman', Carmen Romero Dorr (Madrid, 1981) alterna el sentimiento (comenzó a escribir el día que murió su abuela, aquella mujer que, de adolescente, había sobrevivido a bombardeos en un sótano en Berlín) con el discurso riguroso de quien está acostumbrada a calibrar estructuras narrativas, diseccionar despropósitos semánticos y extirpar pasajes improductivos (su otra profesión es la de editora).

Entre medias, un deseo y una reivindicación: el de dar visibilidad a historias femeninas poderosas, algunas de ellas heroicas, que no han tenido un hueco en los libros de Historia (y que en su novela, se entremezclan con otras que se desarrollan en el tiempo actual proporcionándonos un espejo de nuestra realidad y nuestros males y bienes modernos).

'El último regalo de Paulina Hoffmann'

La portada de 'El último regalo de Paulina Hoffmann'.

/ Planeta

Las protagonistas son Paulina y Alicia, abuela y nieta, con sus pasiones, sus contradicciones y su fortaleza. ¿Más datos? Atrapa.

Hablamos con su autora, Carmen Romero Dorr, sobre corazón, tripas, feminismo, Literatura, drama, luces y sombras.

Para presentar 'El último regalo de Paulina Hoffman', tu editorial eligió esta frase: "Un grito y un susurro". ¿Acertó?

Es una frase de mi editora y me parece genial. Mi intención era hacer un reflejo de unas décadas cruciales de la historia de Europa y de España (la novela viaja a finales de los años 30 y recorre los 40 y 50 para luego saltar a la década actual). No quería contar solo una gran historia, sino las historias pequeñas de unas mujeres que tuvieron que luchar en un tiempo muy difícil y seguir con su vida. En ese sentido, el grito y el susurro son dos metáforas que lo reflejan muy bien.

En la novela hay drama, pero también bálsamo.

Es intencionado. Hay episodios especialmente duros durante la II Guerra Mundial pero no quería que fuera una novela triste. El mensaje es un canto de amor a la vida y para conseguir esto tenía que entrelazar lo dramático y lo tierno, ir reflejando las luces y las sombras.

La abuela de Carmen Romero Dorr

La bisabuela, la abuela y el tío abuelo de Carmen Romero Dorr en Berlín, en 1940 (izda.). A la derecha, un retrato de su abuela, la mujer que inspiró el libro. 

/ Editoria Planeta

Y entre luces y sombras, ¿qué lectura prevalece?

Si hay que definir a Paulina Hoffman con una palabra es superviviente: a lo largo del tiempo va perdiendo todo lo que tiene, se va derrumbando todo lo que hay a su alrededor, pero consigue mantenerse en pie y mantener una fuerza que le da, primero, el amor que ha recibido de sus padres y luego el amor hacia sus propios hijos. Existe esa lectura de que si hay amor, tenemos la fuerza suficiente para ir superando situaciones duras.

Curiosamente, es de ella de donde salen las frase más optimistas mientras su nieta, Alicia, que vive en la época actual una vida acomodada, profiere las más demoledoras ("La vida no es más que un juego absurdo que siempre termina igual: con un montón de huesos en el fondo de una tumba"). ¿Es un reflejo del mal contemporáneo, esa constante insatisfacción?

Una estampa de la posguerra en Málaga

La abuela de Carmen Romero Dorr en la España de la posguerra, en Málaga, uno de los escenarios en los que se desarrolla la novela. 

/ Planeta

Es verdad que la generación de Paulina (los niños de los años 30) vivieron cosas más duras que las que vivimos nosotras. Si tu problema es que tienes que dar de comer a tus hijos, otros problemas pasan a segundo plano. En cualquier caso, la idea era plantear un contraste entre los dos personajes y la enseñanza que Paulina quiere transmitir a su nieta: "Sigue luchando, levanta la cabeza, el mundo no se acaba y la fuerza la tienes dentro".

Cuando se lee, se diría que hay mucho de ti en la novela. ¿Qué hay de autobiográfico?

La novela es ficción y realidad. Lo que es real es el punto de partida del libro: mi abuela nació en el Berlín nazi y llegó a Madrid en la España de la posguerra. También es real el álbum de fotos que ella tenía de su infancia y adolescencia y que, como Paulina con su nieta, me enseñó hasta que yo tuve edad para entender lo que significaban algunas de las imágenes. A raíz de su muerte (en la novela, Paulina también acaba de morir), y viendo sus fotos, pensé que ahí había una novela. A partir de ahí, es ficción.

La familia de Carmen Romero Dorr

La bisabuela y la abuela de la novelista, en Madrid. 

/ Planeta

¿Se siente pudor al exhibir en una novela una parte de la vida de uno mismo?

Para que una historia funcione, tiene que tener verdad y para eso tienes que vencer la vergüenza.

La novela también habla de contradicciones y sentimiento de culpabilidad. ¿Hoy en día es imposible ser mujer y no sentirlas?

En general es imposible estar vivo sin sufrirlas y las mujeres tenemos, además, un sentimiento de culpabilidad muy femenino tanto por lo que hacemos como por lo que dejamos de hacer. Somos muy de castigarnos. Todavía vivimos en una sociedad donde tenemos que ser perfectas: buenísimas profesionales, madres de diez que están todos los días en la puerta del colegio, hay que estar impecable… Esa perfección es imposible de cumplir. Si nos liberamos de ese sentimiento de que tenemos que ser perfectas en todo, dejaremos de culpabilizarnos.

'El último regalo de Paulina Hoffmann' es una novela de mujeres. ¿Puede ser esto un obstáculo para que llegue al público masculino?

No tiene por qué, eso significaría que a los hombres no les interesan las historias de las mujeres. Esta novela es 'literatura femenina' y estoy encantada de que se me etiquete como tal, no creo que sea una etiqueta peyorativa o reductora. Para mí, una novela femenina es donde los protagonistas son mujeres de carne y hueso, y no estereotipos. Durante muchos años ha habido novelistas que han escrito novelas en las que las mujeres eran secundarias o estereotipos (la madre, la amante…). Para mí el máximo de la literatura femenina es 'Madame Bovary' y está escrita por un hombre.

Trabajas como editora. ¿Cómo se vive ahora desde el otro lado?

Es esquizofrénico porque ves desde otra perspectiva cosas que has vivido un montón de veces. Muchos de los que trabajamos en el mundo de los libros tenemos la idea de escribir un día pero yo no había encontrado la idea. La idea me encontró a mí. Al ponerte frente al papel, todo lo que sabes como editora se te olvida. Eso sí, te vale para después.

¿Por ejemplo?

Te ayuda a saber si la estructura está bien o está mal, si te ha quedado superlargo o hay que dar más espacio a una parte del libro. Sabes que una historia funciona mejor si la sorpresa está repartida por todo el libro, no puedes reservar todo para el final. Yo escribí la novela y luego la dejé reposar un tiempo. Cuando te distancias, puedes hacer este ejercicio.

La novela engancha, es muy ágil, ¿otro truco de editora?

Eso es porque a mí me gustan ese tipo de libros. Tengo un gusto muy variado, a veces leo cosas más literarias, pero me gustan las historias que enganchan y en las que te metes de cabeza y te olvidas del mundo que te rodea.

¿Cuáles son tus títulos favoritos?

Dentro del libro hay un homenaje a los libros, porque creo de verdad, como le ocurre a Paulina, que en un libro te puede salvar la vida: el libro adecuado en el momento adecuado te puede abrir los ojos. A lo largo de la trama aparece John Irving, uno de mis autores favoritos. Luego está Alejandro Dumas, Borís Pasternak y su 'Doctor Zhivago', las novelas de Agatha Christie… no tienen nada que ver con el libro que he escrito pero todos están dentro de mi cabeza.

Dices que un libro puede salvarte la vida. ¿Lo dices por experiencia propia?

Absolutamente. Un verano leí 'Cien años de soledad'. Yo tenía unos 16 años y eran esos veraneos que aún los tienes que pasar con tus padres pero tú ya quieres ser independiente y solo pensaba en volver a Madrid con mis amigos. Ese libro me quitó ese negativismo adolescente y en lugar de querer irme de ahí como fuera, me permitió disfrutar y querer quedarme allí leyendo ese libro.

¿Qué planes tienes para el futuro?

Me encantaría escribir otro libro pero no he encontrado la historia, o la historia no me ha encontrado a mí. Este ha salido de muy dentro.

'El último regalo de Paulina Hoffman' está publicado por la Editoria Planeta.

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