¿Qué tipo de madre eres?

Madre no hay más que una. Hasta ahí, bien. Pero puede tener muchas caras: autoritaria, permisiva, “colegui”, posesiva… Lo que seguro que es común a todas ellas que cada una se las apaña como puede y lo hace lo mejor posible en ese tsunami de inseguridades, dudas y culpabilidad que es la maternidad.

La complicidad madre e hija retratada para Michael Kors
La complicidad madre e hija retratada para Michael Kors / D.R.

No hay un método de manual para ser la mejor madre del mundo (¡ojala!), pero si te identificas muy claramente con alguna de las categorías que establecen los expertos, puede ser el momento de reflexionar. Como decía Aristóteles: en el punto medio está la virtud.

1. Madre controladora (también conocida como GPS o madre helicóptero). Su manera de manifestar su amor es mediante la sobreprotección. Cree que debe controlarlo todo para asegurar el bienestar de sus hijos. Tienen la necesidad imperiosa de saber lo que hacen, lo que piensan y lo que quieren para que no les pase nada. Intentan solucionarlo todo y se anticipan a las decisiones. Clave: es importante aprender a confiar en las capacidades de sus niños y dejarles espacio para que puedan desarrollar su autonomía y entrenar sus propios recursos.

2. Madre acaparadora. Un nivel más allá de la superprotección está aquella madre que tiene dificultades para asumir que los niños crezcan y sean cada vez más independientes. Consciente o inconscientemente retrasa su autonomía (les dan de comer, les visten y les ayuda a bañarse o a atarse las zapatillas aunque tengan edad de sobra para hacerlo solos), buscando la manera de que la necesiten y sean dependientes de ella. Eso puede durar toda la vida. Clave. Cuando enseñamos a un niño a valerse por sí solo le transmitimos un mensaje de seguridad (¡Tú puedes!). Si le sobreprotegemos, el mensaje es el contrario: de inseguridad ante sus propias capacidades.

3. Madre perfeccionista. Es la que persiguiendo lo mejor para ellos, trata de exprimir al máximo las virtudes de sus hijos, exigiéndoles que lo hagan todo bien, sin tolerar errores. Pero si se les pide demasiado, el empeño puede llevar al fracaso o a la decepción. Clave: es bueno enseñar al niño a sacar lo mejor de sí mismo, pero insistiendo en el proceso de aprendizaje y no en el resultado. Hay que hallar el equilibrio entre la exigencia y el bienestar.

4. Madre cómplice. Quiere ser la mejor amiga de sus hijos, compañera de aventuras, confidente de todos sus secretos…. Para ello relega su papel de figura de autoridad y prefiere situarse en un nivel de igual a igual con sus hijos. Clave: establecer una buena comunicación es crucial, pero hay que servir de modelo y ejercer la autoridad de la madre, la guía, los límites.

5. Madre competidora. La que, en este mundo obsesionado con la eterna juventud, quiere sentirse joven, moderna, activa y a gusto al lado de sus hijos y sus amigos. En el caso de las niñas, la madre puede llegar incluso a “envidiarlas” lo que puede convertirse en una competición o, directamente en un enfrentamiento. Clave: encontrar el propio espacio permitiendo a tus hijos el suyo. Asumir la edad puede no ser fácil, pero hay que hacerlo sí o sí para disfrutar de lo bueno e cada etapa de la vida y dejar que nuestros hijos han lo mismo.

6. Madre permisiva. Es cariñosa y tiene buena comunicación con los hijos, pero su umbral de exigencia y control es bajo y se resiste a imponer disciplina y asignarles responsabilidades. “Son cosas de niños” es su frase favorita para tolerar cualquier comportamiento. Clave: los niños necesitan normas, límites y rutinas para sentirse seguros.

Tags _

Síguele la pista

  • Lo último