St. Vincent en Mad Cool 2022: reina del apoteosis psicodélico y la electrónica emocional

La artista logró atraer todas las miradas y los oídos en la segunda jornada del festival. El público supo corresponderla con atención, en silencio y sin sacar el móvil en reiteradas ocasiones.

St. Vincent durante su actuación en Mad Cool Festival
St. Vincent durante su actuación en Mad Cool Festival / Mad Cool Festival

Si buscáramos la definición de 'versatilidad' en un diccionario físico, de esos que ya no se utilizan pero que gusta conservar, probablemente nos encontraríamos con una imagen de Annie Clark. Para los más aventajados, esta artista multidisciplinar conocida como St. Vincent es una de las artistas más polivalentes y completas de las que dispone actualmente la cada vez más repetitiva industria musical. Existen infinidad de géneros, estamos de acuerdo con ello, pero no sucede lo mismo con los creadores que buscan hacer de su inspiración creaciones dispares y, a su vez, complementarias.

Porque si queremos conocer, de un breve vistazo, la genialidad de esta mujer nos sobran canciones para comprobar que ni copia ni repite. Ganadora de tres Premios Grammy entre 2015 y 2022, la belleza de su obra se distribuye de manera regular en sus siete álbumes de estudio (uno de ellos, en colaboración con David Byrne). El más reciente, 'Daddy's Home', producido por Jack Antonoff (prometido de Margaret Qualley) ofrece una revisión de los sonidos psicodélicos de principios de los setenta y quiebra por completo la línea electrónica que venía presentando en sus predecesores, 'St.Vincent' y 'Masseduction'.

En la segunda jornada del Mad Cool Festival 2022, St. Vincent logró armar un espectáculo equilibrado, en el que se aúnan canciones de riffs histéricos con temas pausados y personalísimos. Así lo ha demostrado desde su arranque, con 'Digital Witness', título con el que desde el principio convenció a todos los presentes de que lo mejor del festival, alrededor de la una de la madrugada, estaba teniendo lugar en el escenario Region Of Madrid. Ya avisamos en el arranque del festival que esta era una de las artistas que no podías perderte y, desde luego, nuestras expectativas se han cumplido.

La puesta en escena de la artista también es radicalmente diferente a la que venía presentando en otros espectáculos. La artista, ataviada con un vestuario al más puro estilo 'sixties', llevó un conjunto formado por chaqueta y shorts negros, a juego con un 'bralette' y una camisa de seda. A su alrededor, un equipo de músicos precedido por tres coristas que mantenían una coreografía sensual y sencilla en cada una de las canciones, que se fueron sucediendo y adquiriendo la estética sonora del último álbum de la cantante.

De ese modo, temas como 'Los Ageless', 'Birth In Reverse' o 'New York' pasaron a formar parte del público como himnos reconvertidos con estética glam, sin perder su punto electrónico. El mensaje reivindicativo, por cierto, vino de la mano de 'Cheerleader', una de sus canciones más conocidas y con la que viene a decir que no es el juguete ni el entretenimiento de nadie, con la que la estadounidense quiso subrayar que las mujeres deberían tener sus derechos humanos intactos.

Además de rescatar esta canción, sorprendió que escogiera para su 'show' otra perteneciente a uno de sus primeros discos, 'Your Lips Are Red', un encuentro caótico de guitarrazos y golpes a las teclas del piano con el que incendió literalmente el escenario. Era la St. Vincent que todos estábamos esperando, potente, glamurosa, carnal y muy agradecida a los madrileños por prestarle sus oídos esa noche. Un público que supo corresponder con atención, en silencio y sin sacar el móvil en reiteradas ocasiones; algo, lamentablemente, poco habitual en este tipo de eventos. Nos supo a poco y nos dejó con ganas de mucho más, con tan solo una hora de actuación en directo.

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