Sigues soltera? No culpes (solo) a Internet

El verano es una mala estación para estar soltero. Es una de las épocas del año en que más planes hacemos y a veces se hace muy evidente que a tu alrededor todo el mundo hace incluye a su pareja y tú sigues siendo la soltera a la que colocan en la cama supletoria de cualquier Airbnb.

Soltera
Soltera / Ian Dooley para Unsplash

Por esta época nos da por hacer balance y si llevamos un año de sequía es muy fácil recordar que el verano pasado también estábamos en las mismas. Por eso esta vez te proponemos aparcar las emociones para pensar en modo cartesiano en las causas de nuestra soltería (aunque recuerda, estar soltera tiene más beneficios de los que tú piensas).

Las cosas han cambiado tanto en este ámbito que no hay universidad de este mundo que no esté estudiando cómo Internet y las app de citas online han modificado algo tan viejo como es el modo en que nos emparejamos. Y así como Airbnb y Uber han eliminado a los intermediarios y han cambiado el negocio del turismo y el transporte, las apps como Tinder han barrido de un plumazo con la vieja costumbre de que siempre acabábamos saliendo con el amigo de un amigo o con algún conocido de la familia. Ahora tenemos una vasta red de desconocidos a nuestra disposición, al menos teóricamente. El arsenal es inmenso, la competencia también, y el caso es que seguimos sin encontrar pareja. Un verano más.

Los gurús del asunto dicen que nos hemos puesto muy exigentes y que padecemos un síndrome propio del neocapitalismo y el consumismo: la paradoja de la elección. Un síndrome que nos hace creer que siempre hay algo mejor de lo que tenemos. La facilidad y la disponibilidad para encontrar una nueva opción no nos deja decidirnos por ninguna y preferimos seguir probando. Nosotros o ellos. Siempre hay alguien que se está marchando. Buscando la mejor opción posible perdemos la oportunidad de valorar lo que tenemos delante.

La paradoja de la elección es un fenómeno psicológico suficientemente bien descrito y documentado en experimentos frente a lineales de supermercados con 17 marcas de cereales o con 25 marcas de yogurt. Las conclusiones de esos estudios coinciden en que la gente consume más cuando solo tiene cinco opciones para elegir, pero además disfruta más de su selección. En cambio si la oferta es demasiado amplia el desconcierto es tal que muchas veces se pasa de largo, o si se ha elegido algo la satisfacción nunca es plana porque la duda de haberse dejado algo mejor siempre es mucho más fuerte.

En resumen, que en el mundo de la búsqueda de pareja se replica la misma situación que en el supermercado: aunque teóricamente la variedad de opciones se puede considerar algo positivo, también hace que nuestras elecciones sean mucho más difíciles. O que ni siquiera lleguemos a elegir nada del todo y pasemos de largo. O que pasen de nosotros.

En el libro La paradoja de la elección el psicólogo, Barry Schwartz (aquí puedes oír su charla TED sobre el tema) describe este modo de pensar como una maximización. Y los que lo practican son los maximisadores.

Los maximisadores tratan a las relaciones como si fueran prendas de ropa. Hay que probarse muchas piezas hasta encontrar la que te quede perfecta, cómoda y encaje con tu estilo. Para un maximisador, el amor perfecto siempre está ahí fuera. Aunque no haya nada que le haga sentir insatisfecho o a disgusto con la relación que tiene está convencido de que algo se está perdiendo y que para evitarlo debe mantener las antenas alertas.

Lo opuesto a un maximisador sería, según el experto, un satisfecho, alguien con la rara habilidad (en los tiempos que corren) de apreciar lo bueno cuando lo tiene delante de sus ojos sin obsesionarse con lo que se está perdiendo por elegir eso que quiere. Es alguien capaz de ignorar la tentación de un mercado infinito y de desoir el consejo de que siempre hay más peces en el mar o de que la hierba es siempre más fresca en la acera de enfrente.

Según esta teoría, un satisfecho tendría muchas más posibilidades de dejar la soltería que un maximisador que esté siempre buscando la opción mejor.

Los expertos advierten de que en el universo de la búsqueda de pareja en Internet la escasez es una circunstancia olvidada. El algoritmo siempre tiene más opciones de las que un humano puede procesar. Se trata entonces (en el caso de que quieras dejar la soltería) de escapar de la trampa de la maximización. Es decir, si conoces a alguien que crees que puede ser bueno para ti, prueba y dale una oportunidad. Concéntrate y deja de mirar otras opciones. Al menos si lo descartas tendrás buenas razones y algo habrás aprendido para elegir la siguiente opción. Uno a uno mejor que de dos en dos, y mucho mejor que de tres en tres.

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