¿Qué significa el último capítulo de 'Podría destruirte'?

Compleja, feminista, honesta y brutal, el episodio doce remata con nota la serie de Michaela Coel.

Podría destruirte
Podría destruirte / Cortesía HBO

Es LA serie que hay que ver este año. Un deslumbrante ejercicio de catarsis por parte de su creadora, guionista y protagonista, Michaela Coen. Motivada por su propia experiencia traumática ha escrito una serie inteligente y llena de aristas, que bien podría convertirse en un clásico en la era #metoo. Los doce capítulos de media hora cada uno ya están todos disponibles en la plataforma HBO.

Michaela Coel (Londres, 1987) despuntó en su país con la serie “Chewing Gum”, basada en su obra de teatro “Chewing Gum Dreams”, sobre una joven que quiere perder la virginidad a toda costa. Cuando estaba escribiendo uno de los guiones de la segunda temporada, Michaela salió una noche a tomar algo con un amigo para darse un respiro. Lo siguiente que recuerda es estar delante del ordenador, sin saber cómo. La extrañeza por su móvil roto dio paso a una serie de flashes confusos en los que está siendo violada en el baño de un bar. Un hombre le había metido droga en su bebida para poder abusar de ella sin resistencia.

Así arranca el primer capítulo de “Podría destruirte”, en el que su alter ego Arabella (interpretada por la propia Michaela) es una escritora millennial descubierta en twitter y algo bloqueada en el trabajo de su segundo libro. El resto es muy similar al relato de esa noche fatídica. Siempre acompañada de sus inseparables amigos Terry (Weruche Opia) y Kwame (Paapa Essiedu), en cada capítulo se aborda el proceso de lo que supone sufrir un trauma semejante, junto con una importante reflexión sobre el consentimiento, entre otras muchas cuestiones.

Podría destruirte

Arabella, desconcertada tras una noche en la que apenas recuerda nada.

/ Cortesía HBO

A partir de aquí hay spoilers

Arabella es una joven alegre y alocada que no desea que el trauma la defina a partir de ahora. Se repite a sí misma en bucle que hay cosas mucho peores en la vida. Además, es una mujer que acostumbra a esconder las cosas que no le gustan. Lo hace literalmente, debajo de la cama. Sin embargo, ¿se puede aparcar algo así o es mejor hacerle frente? Es una pregunta de respuesta obvia, pero no es la única que plantea la serie: ¿es una violación si se quita el condón sin avisarte? ¿y si accedes a una relación sexual con un desconocido pero te obliga a tener la segunda? ¿si haces un trío con dos hombres, de manera espontánea, pero luego te percatas de que te han hecho una encerrona y ellos ya lo tenían todo planeado? ¿cómo verías que tu madre consienta que tu padre viva con su amante? El consentimiento es la clave.

Otros temas que surgen en “Podría destruirte” son las mujeres que mienten con respecto a su abuso, la exposición de un problema así en las redes sociales, el papel de los amigos o los hombres que culpabilizan a la mujer violada. «Si hubieras tenido cuidado, no te hubieran violado», le escupe a Arabella su amante italiano (que, irónicamente, es un camello).

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Arabella con sus inseparables amigos Terry y Kwame.

/ Cortesía HBO

El último capítulo: “Ego Death”

El episodio doce de “Podría destruirte” es al principio desconcertante, pero si lo piensas, acaba siendo redondo. Tras volver cada noche al Ego Death, el bar donde la drogaron, con el objetivo de recordar lo que pasó, Arabella lo consigue al final del capítulo once. Ve con nitidez la cara de su violador y de su cómplice. ¿Qué hacer ahora?

“Ego Death” retoma el final del capítulo anterior. Arabella, tras recuperar la memoria, reconoce a su violador en la barra del mismo bar. ¿Qué hacer? El capítulo baraja tres posibilidades iniciales:

La primera parte es la vengativa, la emocional, la rabiosa que es la que inmediatamente surge una vez conoces a tu violador. ¿Qué te gustaría hacer en un impulso irracional, si no se interpusiera la voz de la conciencia? Cargártelo. Arabella, con la ayuda de Terry y Theo cual trío de justicieras, drogan a David (en ese capítulo dice llamarse Patrick, dando un nombre falso). Le dan su propia “medicina”. Cuando cae redondo en la calle Arabella se ceba con él, sacándole el pene y dándole una paliza probablemente mortal. El mensaje: un trauma así puede sacar lo peor de ti y convertirte en una persona tan mezquina como tu violador.

La segunda situación es la justicia convencional: dejarlo en manos de la policía. Pero cuando Arabella está a punto de llamarles, su amiga Terry le hace ver que no tiene pruebas y que así no conseguirá nada. Planean un acercamiento para que David intente violarla otra vez y así la policía pueda pillarle con las manos en la masa y juzgarle en consecuencia. Sin embargo, cuando intenta violarla y se da cuenta de que Arabella no está drogada, el violador se sincera ante Arabella y ella, en un alarde de empatía, se lo lleva a casa para escucharle hasta que llega la autoridad para llevárselo.

La tercera opción es la más surrealista: la empatía radical con tu verdugo y la disolución de géneros. Arabella invita a una copa a David y se lo lleva a casa para tener sexo con él y... penetrarle. En declaraciones a Vulture, Michaela Coel explicaba que se trata de una metáfora en la que Arabella conecta con su trauma en lugar de huir de él. «A Arabella le empodera el atreverse a empatizar con David», concluye.

Podría destruirte

Arabella empoderada.

/ Cortesía HBO

Estas tres opciones son evidentemente fantasiosas y acaban con Arabella tratando de dilucidar el final de su libro, cuya estructura cuelga en post-its en las paredes de su habitación. Es decir, está tratando de darle vueltas a cómo podría poner punto final a su libro, basado también en su experiencia con la violación.

Lo que de verdad sucede

La cuarta parte del capítulo es, claro, lo que pasa en realidad. Arabella decide no volver al Ego Death para buscar a su violador y se queda tranquilamente en casa con su compañero de piso. Es lo que hizo Michaela Coel y lo que hace Arabella: pasar página tras un tiempo de catarsis plasmado en una serie, la primera, y en un libro, la segunda. «Tenía que dejarlo ir y darme cuenta de que todavía estaba viva si lo dejaba ir, no era necesario que el trauma me definiera», comenta la autora a Vulture. «Sentía que otras cosas no podían llegar porque las estaba bloqueando mi dolor, mi trauma, mi incapacidad de sentarme con él y dejarlo ser, dejarlo vivir, dejarlo ir en paz. Quizás no es tanto sobre dejarlo ir; es simplemente permitir a tu trauma sentarse ahí. Da miedo dejarlo ir».

Efectivamente, en el final del capítulo vemos a una Arabella nueva, madura, en paz consigo misma. El punto final de la serie es la presentación de su libro, cuyo título es un nuevo guiño de la autora. “22 de enero” es la fecha en la que Michaela Coel fue violada. Era el título inicial de la serie antes de cambiarlo por el más críptico “Podría destruirte” (la autora no explica qué quiere decir, lo deja al parecer de cada cual). Y es el título del libro que presenta Arabella. Su catarsis.

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