'Schmigadoon!', la serie musical, colorista y feliz que va a arrasar este verano

Musicales: ¿mágicos o cursis? Los creadores de la franquicia Gru tienen la respuesta (¡ambas cosas!) y la convierten en una serie que navega entre la pasión y la parodia. Entre los nombres más destacados del reparto, Dove Cameron, Alan Cumming y Jane Krakowski.

 

Cecily Strong y Keegan-Michael Key en la serie musical Schmigadoon, en Apple TV

En Schmigadoon! Melissa y Josh (Cecily Strong y Keegan-Michael Key) son una pareja en crisis que llega a un pueblo que vive según las reglas del musical. 

/ Apple TV

Si eres de las que, al arrancar cualquier coreografía de West Side Story, Annie o (pongámonos actuales) La La Land, gritan: “¿Pero cómo es posible que todos se sepan la canción? ¡Si no se conocen de nada!”, Schmigadoon! (recién estrenada en Apple TV) no es tu serie. En cambio, si tu sueño confesado o secreto es unirte a los bailarines en alegre comunión, disfrutarás como una enana. A medio camino entre el amor y la parodia a los musicales, con un poco de The Good Place en el cóctel, esta serie musical creada por Ken Daurio y Cinco Paul, responsables de la franquicia Gru, mi villano preferido, arranca cuando Melissa y Josh (Cecily Strong y Keegan-Michael Key), haciendo senderismo desde el retiro para parejas en el que intentan salvar su relación, llegan a Schmigadoon, un pueblo mágico anclado en un pasado color pastel. En Schmigadoon es imposible no arrancarse a cantar y a bailar los sentimientos propios y ajenos en espectaculares canciones coreografiadas. El problema: nadie puede salir de allí hasta haber encontrado el amor verdadero, y Melissa y Josh, para su doble espanto (por la privación de libertad y por lo que eso dice de su estatus parejil) están atrapados.

Tras el shock inicial de encontrarse en una cárcel vintage con el filtro de color saturadísimo y una alegría inexorable, a Melissa y a Josh no les queda otra que adaptarse. Ella arranca con mejor pie: los musicales le encantan y en Schmigadoon puede cumplir el sueño básico de los fans del género: al unirse a cualquier número callejero, conoce instintivamente la canción y los pasos de baile y se convierte en parte del espectáculo sin esfuerzo aparente. Josh lo tiene más complicado: su educación heteropatriarcal nunca ha incluido bailes grupales ni el acto de desnudar su alma en clave de sol. Naturalmente, hay una relación directa entre ambas actitudes y sus conceptos de las relaciones de pareja: ella quiere el pack romántico premium, con amor verdadero, boda de ensueño, detalles sentimentales, medias naranjas y almas gemelas; y él se conforma con una relación apañadita y da por hecho que habrá baches en el camino por ambas partes porque nadie es perfecto. Pero en Schmigadoon descubrirán (lo quieran o no) que una buena coreografía es a veces la mejor terapia.

Alan Cumming, en una escena de la serie musical Schmigadoon!, en emisión en Apple TV

Alan Cumming encarna al alcalde Menlove en la serie musical Schmigadoon!, en Apple TV

/ Apple TV

Schmigadoon! es la serie perfecta para disfrutar durante el verano: colorista, original, divertida, con un punto inquietante y, por supuesto, llena de música. En el reparto destacan el siempre histriónico y siempre bienvenido Alan Cumming (The Good Wife, Instinct), la veterana y jovencísima a la vez Dove Cameron (Los descendientes) y la todoterreno Jane Krakowski (Rockefeller Plaza, Unbreakable Kimmy Schmidt); los habitantes del pueblo son un canto a los tópicos del musical pasado por el twist escéptico del siglo XXI: grandes damas manipuladoras, alegres alcaldes que tienen pendiente salir del armario, adorables maestras de escuela, malotes rurales y rígidos doctores de ceja alzada. Además, por supuesto, abundan los homenajes a los clásicos del género: Siete novias para sietehermanos, Sonrisas y Lágrimas (atentos a la didáctica charla sobre la reproducción humana que da Melissa entre “Do es trato de varón” y “Re, selvático animal”), Oklahoma!, Brigadoon... Sí, es una serie kitsch; sí, es irónica; sí, es paródica; sí, es artificiosa. Y ¿sabéis qué? El resultado es un cóctel arcoíris que se ve con una sonrisa feliz.

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