“Las nuevas mujeres debemos buscar nuevas masculinidades como pareja”

La escritora Silvia Pérez Trejo disecciona los daños del mito del amor romántico y los daños colaterales que suponen en su novela ‘Academia de mujeres’.

Amor frustrado

Cuando el amor se convierte en frustración.

/ istock

Con el Día de los Enamorados en ciernes, quizá convenga preguntarnos si estamos enfocando bien nuestra relación amorosa. Y tal vez, si lo piensas, descubras que estás cayendo en clichés, esos estereotipos que vemos desde niños en novelas, canciones y películas y que, en lugar de hacerte feliz, conducen a la frustración. Algo así le ocurrió a la escritora y periodista argentina Silvia Pérez Trejo que, cuando se puso a escribir su novela ‘Academia de mujeres’ (Imagine Ediciones, 2018), una mezcla ficción autobiográfica, con ensayo, reportaje periodístico y hasta guía de viajes, se dio cuenta de cómo había influido en su devenir la educación sentimental que había recibido. En la suya, su madre -y la sociedad- había grabado a fuego el mito del amor romántico donde la mayor parte de las responsabilidad de que la historia dure y la familia se mantenga unida corre a cargo de la mujer y su sacrificio.

No es la única a la que le ha pasado algo similar. Incluso si te consideras feminista y guay, muchas veces acabas dándote cuenta de que estás representando un rol: el de la perfecta novia de película, que ni es tan perfecta, ni da tantas satisfacciones como parece en la ficción. La realidad no suele acabar con un happy ending, sino contigo harta de esperar que él cumpla esas expectativas ideales. Mejor bajar al mundo real porque lo cierto es que ellos no adivinan tus pensamientos, ni montan caballos blancos, ni siquiera, muchas veces, te abren la puerta más preocupados con mirar su móvil. Sin embargo, ¿es eso realmente lo más importante? ¿Quieres un arquetipo de película o un alguien con quien vivir un amor entre iguales? Quizá deberías de fijarte en lo que de verdad importa y que señala Silvia Pérez Trejo en la entrevista: que se preocupe por ti, que construya contigo con ejemplos claros y prosaicos como trabajar tanto en el mantenimiento y cuidado de la casa como tu. Que te impulse, te deje tu espacio y no pretenda controlarte, sino ayudar a que te empoderes. Porque, como dice la autora, “de igual manera que nos hemos convertido en las ‘nuevas mujeres’, debemos buscar esos hombres de las ‘nuevas masculinidades’”.

Tu último libro en España, ‘Academia de mujeres', es una mezcla de ensayo y ficción sobre la búsqueda de la identidad. ¿Qué papel juega el amor en esa búsqueda?

Efectivamente, ‘Academia de Mujeres’ es una narración en la que la protagonista, una mujer de 50 años y a raíz de la muerte trágica de su madre, decide emprender un camino de retorno en su memoria y de las dificultades que se encontró a lo largo de su vida –y que con mucho esfuerzo consiguió superar– por el solo hecho de haber nacido mujer, para poder cumplir sus sueños y sus objetivos profesionales. En esta novela mi alter ego soy yo misma, y en esta revisión de todo mi periplo vital y geográfico, me di cuenta que el papel que había jugado el mito del amor romántico desde mi adolescencia, un engaño sutil, pero eficaz, de control a las mujeres que nos coloca al servicio de los hombres. Las madres de mi generación, por lo general, nos enseñaron que lo prioritario en nuestras vidas era casarnos, tener hijos, y el control. Que había que hacer todos los sacrificios necesarios, hasta renunciar a nuestros objetivos personales, para mantener esa familia unida y toda la responsabilidad recaía en nosotras. Durante muchísimo tiempo le hemos hecho la tarea fácil a los hombres, hemos cargado sobre nuestras espaldas hasta la extenuación las tareas domésticas y hemos asumido, inconscientemente, incluso la responsabilidad paterna. Hasta le hemos quitado el trabajo de la seducción amorosa.

¿Por eso en tu novela realizas una disección de la búsqueda del amor?

Sí, el papel de la búsqueda del amor es importante, precisamente para desmontar todos esos mitos que llevamos desde la adolescencia, analizar su patología, reírnos de ellos y de tanta desilusión, quitarnos del lugar de la queja y pasar a la acción. Deconstruir el amor romántico y cambiarlo por relaciones más sanas y placenteras basadas en los conceptos esenciales del feminismo. Para comprobar estas suposiciones teóricas, puse mi vida misma como objeto de estudio. Y puedo asegurar que los resultados fueron sorprendentes y positivos. Cuando una mujer entiende estas referencias y las hace suyas cada día, su relación con el amor cambia absolutamente y puede superar tantas frustraciones amorosas.

¿Nos hacen daño los mitos del amor a la hora de amar y de ser una misma?

Ese ‘amor’ como se entiende en forma generalizada, convencional y antigua, nos resultó perjudicial. Por eso entendí que nos hace falta inventarnos una nueva forma de amor. Ahora yo hablo de vínculos emocionales sanos, no de amor, en los que las mujeres podamos sentirnos plenas, reconocidas en igualdad de oportunidades.

En el fondo, la mayoría de los seres humanos buscamos alguien a quien amar y que nos ame. La clave es el cómo, ¿no?

Se trata de buscar ese compañero de aventuras necesario que te impulse, te empodere y no desee controlarte. Sobre todo, es imprescindible priorizar nuestros proyectos personales como mujeres. No depender emocionalmente de los hombres –mucho más perjudicial que la dependencia económica– como hasta hace poco tiempo nos enseñaban. Por eso creo que es fundamental que la mujeres trabajemos nuestra autoestima, tan mancillada por tantos estereotipos sociales, para ser nosotras mismas y ser consecuentes con los riesgos. Todo esto tiene un coste, la violencia de género, el que muchos hombres no se atrevan o nos tengan miedo porque reclamamos nuestro goce sexual y nuestros espacios. Tal vez menos de la mitad de la población masculina se atreva con mujeres así. Pero existen y hay de que dar con ellos. De igual manera que nos hemos convertido en las ‘nuevas mujeres’, debemos buscar esos hombres de las ‘nuevas masculinidades’.

¿Qué debemos buscar en el amor y por qué?

Las mujeres, por nuestra salud mental y para mejorar nuestra posición de igualdad, debemos ser más prácticas en el amor. Mi preocupación es por mi género. El hombre es el mimado de la Humanidad, mientras nosotras debemos sortear miles de obstáculos para llegar a nuestras metas. Ellos van por la vida con un ego inmenso en un coche de Fórmula 1 por circuitos especiales, mientras nosotras vamos en un pequeño coche por carreteras secundarias. Por eso mismo tenemos que actuar como si tuviéramos el bisturí de un cirujano en nuestras manos. Cortar inmediatamente y de raíz con todas aquellas relaciones tóxicas, absorbentes y controladoras. Aprender a detectarlas. Aprender a despegarte de ellas sin el más mínimo remordimiento. No nacemos con un gen masoquista que nos impulsa a enamorarnos de los cretinos. La razón es muy sencilla, es debido a nuestra mala educación emocional.

¿Cómo es el amor de verdad, sin mitos?

El amor verdadero, único posible es el que otorga felicidad y plenitud, es que nos valoremos y nos amemos a nosotras mismas sobre todas las cosas y sobre todos los demás, incluidos padres e hijos. Luego de cumplir con esta premisa, el resto vendrá solo. Estoy convencida de que es necesario reinterpretar el amor en estos tiempos modernos, construirnos una nueva identidad psicológica y emocional. Nos han hecho creer a pie juntillas que sin pareja y sin hijos no somos nada ni nadie. Pero no es verdad.

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