Luna y The Lovelies se dan cita en ELK CITY

Luna y The Lovelies se dan cita en ELK CITY
Luna y The Lovelies se dan cita en ELK CITY

Su álbum New Believers les hace merecedores de tanto éxito como culto despertaron sus primeros dos discos. Además de esto, los nuevos enrolados en el proyecto a partir de esta última grabación les acredita definitivamente como una banda muy a tener en cuenta, pues se trata nada menos que de Sean Eden (ex-Luna) y la bajista Barbara Endes (ex-Lovelies).

El trabajo como frontwoman de LoBue y el batería/productor Ketchem no se limitan a lo esencial, sino que redundan en los adornos más preciosistas de la voz e incorporan sonidos sorprendentes, que contrapesan la formación instrumental básica. Ellos dos contribuyen decisivamente a que los mejores momentos de Elk City contengan a la par lánguidas cadencias Folk-pop y pasajes amurallados por la guitarra, con un almibarado sonido shoegazer.

New Believers alcanza una riqueza sonora nunca lograda en sus discos anteriores y un efecto casi insuperable, como en el caso de Silver Lawyers, donde se adivina en las guitarras la sombra de Televisión, opuesta completamente a You Got Me, con la su reminiscencia del piano que sonaría en cualquier saloon del Far West; destacan también los desvíos inesperados de Bitter Tea, que a su vez contrasta con el órgano oscuro y la débil caja de ritmos de My Type of Criminal, que por su parte podría compararse con los momentos más calmados de Cowboy Junkies o Yo La Tengo.

Los textos no se quedan atrás en lirismo y variedad, pasando de los confines deprimentes de un asilo en White Walls (“White walls won’t tell me I’m no good / White walls, they never talk back to me.”), a un ambiente totalmente opuesto en Totally Free, un momento lisérgico del disco que podrían firmar con orgullo los popes de la psycodelia, donde por cierto están los mejores coros del disco y un texto seductoramente confuso.

Al menos a primera vista, la voz de Reneé LoBue es la atracción estelar de Elk City. Ella hace que su voz pueda sonar templada, pero pasa sin rubor al puro grito cuando sabe que va a provocar el máximo efecto y, haga lo que haga, destila confianza en cada estrofa; su forma de utilizar la voz puede considerarse un remanente del alt-rock de la pasada década, pensando en voces femeninas de bandas como Belly o Magnapop… Pero en un conjunto sustancialmente distinto de esos ejemplos, pues a pesar de que Elk City busca siempre una presencia efectista de la guitarra, a la vez nunca deja que la voz pierda el mando y resuelva cada situación, sea dentro de la mayor de las tormentas sonoras o, por contra, en medio de la especulación más ambientalista y cercana al dream-pop.

Las “contradicciones” acaban siendo el secreto de Elk City, que consiguen un sonido inusual, absolutamente particular, que atrapa sin remedio a todo aquel que los escucha con suficiente atención. Siendo como son gente baqueteada en esto de la música, su energía y la ambición con que afrontan todo lo que hacen nos hace entender por qué a su álbum le cuadra tan bien el título de “Nuevos creyentes”. Convirtámonos todos y hagámoslo ya.

Síguele la pista

  • Lo último