Los nuevos poetas quieren renovar la poesía infantil... y esto es lo que les ha salido

Irene G Punto (con ayuda de Rayden, Benjamín Prado o Loreto Sesma) recoge  el testigo del legado de Gloria Fuertes en el libro 'Versos de Buenas Noches'. Hablamos con la poeta sobre rimas, locura, la utilidad de la poesía, Instagram o niños. 

La poeta Irene G Punto

La poeta Irene G Punto, del proyecto 'Versos de buenas noches'.

/ D. R.

"Un día nos juntamos once poetas con un deseo muy profundo / queríamos escribir poesía para todos los niños del mundo", nos saluda desde su prólogo el libro 'Versos de buenas noches' (Destino), un proyecto en el que representantes de la nueva poética (desde Benjamín Prado y Rayden, a Luna Miguel, Irene G Punto o Loreto Sesma) demuestran que no hay un único camino para construir poesía para niños.

En sus 120 páginas, hay trabalenguas de tomates destrabantes y bosques de tildes tramposas; versos cazafantasmas (alguno, con superpoderes); muchos abrazos, hambre que da calambre, contracciones de parto sobre donde surfear, lírica profunda, libre y paternal, rimas que hacen cosquillas...

Hablamos con Irene G Punto, una de sus autoras (junto con Patricia Benito, Defreds, Zahara, Miguel Gane, Iago de la Campa, Maria Leach y los ya citados) e ideóloga de este proyecto que llega para que ningún padre ni ningún hijo se vaya a la cama sin un verso.

El libro 'Versos de buenas noches'

La portada del libro de poesía infantil 'Versos de buenas noches'.

/ Destino

¿Qué ha tenido que ver la maternidad o paternidad de muchos de los autores para la creación de este libro?

La mayoría de los que participan en 'Versos de buenas noches' han sido mamás o papás en el último tiempo, o tienen hermanos pequeños o sobrinos. En general, todo el mundo tenía una personita que le servía de inspiración.

¿Y en tu caso?

En mi caso, el proyecto condensaba las muchas ganas que tenía de hacer poesía infantil desde hace tiempo. Cuando me quedé embarazada supe que había llegado el momento y hablé con mi editora. La idea del libro partió de aquella conversación en la que le comenté la necesidad que había de crear una nueva poesía infantil que sirviera de relevo de aquella de Gloria Fuertes que había leído yo de pequeña. Me dijo que siguiera adelante y que eligiera con quién hacer el proyecto.

Hay nombres muy potentes entre los autores

En general me dieron bastante libertad aunque siempre te piden que haya cabezas de cartel, que tienen muchos seguidores.

Para un poeta, escribir poesía infantil ¿supone bajar el listón o subirlo?

Es más subirlo porque para escribir y que te entiendan tienes que despojarte de metáforas muy complicadas que, sin embargo, en adultos funcionan bien y hacen pensar. Es muy difícil escribir buena poesía infantil sin que se quede en algo ñoño o sin nada detrás. Incluso a Benjamín Prado, que es tal vez el poeta más consolidado y con una carrera más dilatada del proyecto, le costó muchísimo escribir su parte, desnudar su estilo.

¿Y cómo fue para el resto?

En general, fue un reto para todos. Uno se tiene que quitar todas sus manías, sus requiebros y vueltas para volver a la sencillez y veces esa sencillez es lo que más cuesta.Yo era la que más manejaba el idioma de la poesía infantil pero son muchos quienes tuvieron su momento de "no puedo, no sé por qué te he dicho que sí". Te hablo de gente que ha escrito novelas, ensayos, discos y que, de repente, esto les provocó un bloqueo.

Y tras hacer ese ejercicio, ¿se mantiene el estilo del autor? ¿Podrías adivinar el nombre de cada uno sin mirarlo?

De la mayoría, sí. Se mantiene un poco el estilo inicial de cada uno y, además, hay poetas que han tirado de temas que también trabajan en su poesía de adultos. Por ejemplo, Rayden, que ahora está reivindicando el tema de la mujer y del ‘no es no’ en su canción ‘Caza de pañuelos’, se acerca al tema de la mujer en el poema de ‘Los pantalones de mamá’. Hay temáticas que están en las cabezas de los autores y aquí los trabajan en diferentes idiomas.

Otros poetas hablan en el libro de las gafas de su hermana, las matemáticas, los abuelos, las profesiones… ¿Lo cotidiano es la inspiración de la poesía actual?

Lo que se ha intentado es que haya diversidad, el libro tiene once micropoemarios y cada uno, con su esencia. Yo ya sabía que el libro tenía ventas garantizadas ya que iba a estar muy cuidado, los autores son muy potentes, salía en Navidad… pero no quería que se quedase solo en el impacto de las firmas y en el continente, que era perfecto, sino en que tuviera longevidad en las estanterías. Me preocupé de que el contenido estuviera a la altura y que todos trabajaran piezas que tuvieran poso. Había que hacer algo como 'La mosca Perica', que es una pieza graciosa, bonita, pero también poemas que le creasen al niño una pequeña reflexión.

En el poema '¿Cómo he nacido, mamá?' explicas a tu hijo que ha nacido de tu vientre, y no de la cigüeña ni en París. ¿A los niños hay que contarles poemas, pero no cuentos?

Claro. Además, este poema fue parido justo después de que yo pariera y como el parto es una experiencia tan heavy y te trastoca tanto tu voz y tu interior, me parecía que tenía que escribírselo a mi hijo, Eloy, pero también a muchos papás y mamás que quieren explicar a sus hijos la realidad con su lenguaje, diciendo que vienes de mí, a empujoncitos y con una colaboración de él y mía, siendo equipo. Y que no te cuenten otra cosa.

¿Para qué es útil la poesía?

Si me pusieran de ministra de Cultura, pondría la poesía obligatoria para pequeños y mayores, y en todas las asignaturas y todas las carreras del mundo. Creo que la poesía aporta una sensibilidad y una mirada tan bonita que es aplicable a cualquiera cosa: ya seas médico, abogado o escritor. Te hace mejor persona y, por tanto, mejor profesional. Es la apertura de la mirada, la empatía, valores tan olvidados como ponerse en el lugar del otro. También es la capacidad de manejar un lenguaje más allá del básico, jugar con las palabras: la metáfora pone muy activa la cabeza. Y junto con la asignatura de Creatividad, debería estar a la misma altura que las Matemáticas y que Lengua.

¿Sabías que los logopedas la utilizan como herramienta para niños con trastornos en el lenguaje?

El juego de palabras, como en el poema 'Tomate toma té' es un trabalenguas y serviría para eso, para que se destrabe la lengua y, también, para ver los diferentes universos que tiene una palabra con o sin tilde, cómo suena diferente… Son pequeños ejercicios, sudokus para la cabeza, agilidades mentales.

Hablas de relevo de la poesía de Gloria Fuertes. Entre Gloria y vosotros, ¿qué hay? ¿la nada?

Hay muchos autores pero no ha habido otra figura como la de Gloria Fuertes, que dedicó gran parte de su historia como escritora a los niños (aunque no toda, yo soy súper amante de Gloria Fuertes y tiene una poesía para adultos exquisita). Fue la primera poeta que salió en la tele y esto le dio una dimensión grandísima, que nadie ha vuelto a tener. Pero en mi caso sí querría un relevo generacional. Es decir, los poemas de Gloria son fantásticos pero ahora se pueden abordar otros temas que no se podían abordar en ese momento, que es en lo que quiero trabajar.

¿Por ejemplo?

Es empezar a meter el dedito un poco más. Ya hay temas sobre la mesa que se pueden empezar a elevar a poesía, como las emociones, como que el niño tenga dos papás o qué sienten en el cuerpo que tienen. O el bullying. Para que el niño tenga otros referentes.

¿A ti te leían poemas de pequeña?

Sí, yo soy hija de una generación que me leyó y por eso leo. Y me leían a Gloria Fuertes. Tengo guardados todos mis libros de Gloria Fuertes y eso hizo que a los 9 años escribiera mi primer poema. Se lo di a mi madre y a partir de ahí, empecé a escribir porque era un lenguaje que estaba en casa y me era familiar. Al final la poesía tiene que ver mucho con una necesidad de escribir pero tiene una base de haber leído y haberte nutrido, aunque también hay gente que ha empezado tarde como poeta porque le ha venido como un chispazo que le ha reconvertido.

Si ser escritor hoy en día es una valentía, ¿qué es ser poeta?

Una osadía, una locura. Y, más aún, vivir de ello. Aunque en los últimos años ha habido un boom poético y los jóvenes han comenzado a leer poesía. Al principio, cuando ocurrió, las editoriales se volvieron locas, no sabían qué estaba pasando y empezaron a contratarnos a todos. Y todos teníamos 22 años y, de repente, estábamos publicando en Planeta, Aguilar y las grandes editoriales. Lo que era antes locura que hubiera hecho que tus padres te pidieran que recondujeras tu vida, comienza a ser una cosa no solo de prestigio, sino que da dinero.

¿A qué achacas ese boom? ¿Nuevas sensibilidades? ¿Las redes?

Coincidió un grupo de gente que hacía lo mismo: bajar a la tierra la poesía utilizando unos determinados temas y otro lenguaje, y hemos conectado con el público. Estaban Marwan, Loreto Sesma, Rayden, Sara Buho... y los que han empezado ahora a destacar como Patricia Benito, Miguel Gane... Las redes sociales han sido importantísimas, son un medio de comunicación masivo con las que hemos podido conectar con el mundo. Con ellas, la poesía ha salido beneficiada.

¿Instagram es la red más poética?

Está siendo el mayor escaparate, el más fuerte. En mi Instagram yo soy mi jefa, mi redactora y mi becaria y permite sacar al mundo lo que quieres que vean de ti, que en mi caso es mi trabajo. Es un instrumento para fidelizar a la gente. Cuando haces un evento o sacas libro, tienes una cercanía que antes era difícil tener. Y el mundo ‘storie’ te acerca muchísimo, es como un mundo de minirealities.

'Versos de buenas noches' de Destino (15,95 euros) fue número 5 de ventas en Amazon en literatura infantil y juvenil, y número 1 en libros de poesía para niños durante 2 semanas. Contiene ilustraciones de María Cabañas, Lady Desidia, María Hesse y Elena Pancorbo.

Irene G Punto (Madrid, 1980) es Licenciada en Periodismo y Máster en Comunicación Integral. Ha trabajado como redactora en diferentes revistas. Actualmente compagina su faceta de periodista y escritora con la de profesora de Escritura Creativa.

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